Capítulo 28; Celos.

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Después de aquella plática con ONU y México todo volvió a la normalidad, México prefería no tocar el tema, ni mucho menos recordarlo, fue fácil olvidarlo al día siguiente al hablar con aquel Ruso por llamada. Después de que la organización se fuera México se quedó un buen rato en aquella oficina pensando en todo, esos recuerdos, esas memorias, esa persona.

Pero eso no era lo peor en que podría estar pensando, las palabras de ONU, "No quisiera que algo se repitiera. Con ninguno de los dos."
Obviamente el segundo del que hablaba era Rusia, Oh maldita sea, ¿Por qué al mexicano se le tenía que olvidar que no era gay? Oh, por supuesto, porque lo trataba tan bien que podía confundir fácilmente amabilidad con amor.
Pero de repente su teléfono empezaba a vibrar, realmente no quería contestar, pensaba que sería Chile u otro de sus compañeros pero no fue así al ver el contacto, era aquel eslovaco, tomó aire y contestó. La voz de Rusia le tranquiliza a mucho, a pesar de ser demasiada gruesa le encantaba mucho, es como esa clase de gustos raros que tiene la gente y que cuando le preguntarás a alguien "que le gusta de otra persona" no esperarías que te respondiera que su voz.

Su plática no era nada del otro mundo, solo era Rusia contándole su experiencia apenas día y medio en casa del Alemán, era muy tranquilo y todo, México solo le contaba el viaje y las escalas que hizo en el trayecto.

¿En serio no pasó nada más interesante? —Preguntó el chico de ushanka hacía el otro lado de la línea.

—N-no... Nada interesante.

Su plática duró un buen rato a decir verdad, lo único que sabían es que era de madrugada cuando dejaron la conversación a un lado para seguir otro día.
México había anhelado tanto para aunque sea llegar a este momento, y nada ni nadie le iba a permitir que se echara para atrás.




Los días pasaron como dije antes con normalidad, después de un periodo no tan largo habían vuelto a tener una junta con la organización. Pero en esta pequeña parte no nos enfocaremos ni con el Ruso ni con el Mexicano.

Está vez nos iríamos a con el Venezolano.

¡Venezuela! Un país con una gran cultura, un chamo espectacular pero oh vaya, el chico como sufría.
Aún así eso no le quitaba sus esperanzas, el deseo de salir de todo aquello tan desagradable le mantenía aún de pie.
El tricolor con las ocho estrellas se estaba arreglando para ir a la junta, una sudadera con estampado militar, botas negras un poco desgastadas, unos pantalones vaqueros fotos de la rodilla y su boina militar roja, se la acomodo y vio a su espejo, sonrió de manera involuntaria. Presentia que hoy sería un buen día.

Simplemente algo en él le hacía mantener tan buenas esperanzas en un mundo tan podrido.

Todos los países iban llegando poco a poco, nuestro grupo de latinoamericanos ya estaba reunido esperando A que todos llegarán y que la ONU iniciará sesión.

—¿Y Venezuela? —Preguntó Perú a los demás, era el único que faltaba de su bolita.

—¡Acá! —Exclamó el chico que apenas iba llegando.

—¿Por qué la tardanza? —Le siguió preguntando el chileno.

—Pero como son carae' vergas, me puedo tardar todo lo que quiera carajo.

—Silencio todos, —ONU apareció en el gran mostrador así manteniendo orden en la sala —Doy por iniciada la sesión de hablar de hoy —Se escuchó como golpeaba con su mazo la mesa, dando así todos la orden que podían sentarse —Me alegra que nos podamos ver de nuevo, tal vez estas pequeñas reuniones de emergencia se les compliquen un poco a algunos por cada cosa que tienen que hacer en sus respectivos territorios, pero verán que después de todo esto y la gran fiesta de aniversario valdrá la pena.

«Esto no es Amor.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora