Capítulo 43; Negación y aceptación.

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El eslavo seguía ahí en el piso pero poco a poco parecía estar despertando de aquel golpe que lo había dejado inconsciente, a su misma vez, sentía como su abdomen estaba siendo picado y unas voces hacían eco a su alrededor.

—Bueno, parece ser que este weon se murió.

—Que pésimo doctor eres Chile, ¿Que acaso no lo ves respirando o que boludo?

Al abrir un poco sus ojos Rusia noto al grupo de latinos a su alrededor, Chile seguía picando al mayor con la vara de un árbol, cosa que lo molesto e hizo reincorporarse segundos después.

—¡Puedes parar! —Bramó mientras tomaba la vara.

—¡Conchesumadre! —El chileno se hizo para atrás mientras veía al ruso y hacia una cruz con sus dedos, Argentina solo lo miraba mal.

—¿Qué están haciendo aquí? —Preguntó el chico de ushanka mientras se ponía de pie.

—¿Es en serio? La pregunta deberíamos hacerla nosotros —Se cruzó de brazos el argento mirando con escepticismo al más alto.

—A veces se te olvida que somos medio hermanos de México, ¿No? —Comentó Perú.

—México... —Rusia reaccionó algo preocupado —¡México! ¿Dónde está?

—Bueno y a vos por qué te importa tanto ahora, sí hace una semana te lo querías cagar a trompadas.

—¿Qué no es obvio? —le respondió Chile — Salió de su escondite porque busca venganza.

—¿Qué? ¡No!

—Rusia, chamo, entiendo que seamos compañeros de casi la vida, pero no puedo permitirme que vengas hasta acá para armar tremendo quilombo —Habló Venezuela algo preocupado.

—¡No están entendiendo nada! —Les detuvo mientras respiraba hondo —Solo necesito saber dónde está. En serio, me urge hablar con él.

—Bueno, igual el pibe no quiere saber nada de nadie, ni siquiera de ti, creo.

—¡No me mientas! ¡Lo ví hablando con Estados Unidos! —Vocifero molesto mientras las lágrimas amenazaban con volver a salir.

Argentina lo miro de pies a cabeza, no dejaría que alguien le hablara en esa forma.

—Arregla toda tu mierda de adentro y te aseguro que México querrá hablar contigo.

Eso era, la gota que había colmado el vaso, Rusia trato de tomar al argentino por su manera tan arrogante de tratarlo, pero los demás latinos lo detuvieron.

—¡Basta, Rusia!, —Exclamó Venezuela mientras lo tomaba de un brazo —¿Quieres que México de nuevo se decepcione al enterarse de que golpeaste a uno de sus amigos?

Rusia fijo su vista en el latino de ocho estrellas, sus palabras empezaban a tener peso. Tenía razón, estaba haciendo todo mal; venir de nuevo ebrio para que así tal vez México le diera compasión y aceptará sin chistar. Dejó de hacer fuerza para librarse de los cuerpos que lo rodeaban al tratar de detenerlo, se calmó un poco mientras se volvía a sentar en el suelo, harto sin saber que era lo mejor por hacer.

—¿Qué puedo hacer? —Se dijo a si mismo mientras arrancaba con suma delicadeza una pequeña flor y jugaba con sus pétalos.

Los cuatro latinos lo veían sin decir nada, intercambiaban miradas y parecía ser que el silencio lo decía todo al mismo tiempo.

—¿Están seguros que ni siquiera quiere verme? —Alzó una ceja mientras veía a los sudamericanos.

—Bueno... Hemos hablado con él y tal. Dice que está bien pero todos sabemos que no es así —Chile tomó la palabra —Vimos a USA entrar, pero creímos que no hablaría con él, si lo que dices es cierto entonces no sé que está pasando.

«Esto no es Amor.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora