12. This year

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This year, to save me from tears, I'll give it to someone special.

Cuando Yukhei despertó a la mañana siguiente, Jungwoo no estaba a su lado. Se levantó, con el pánico recorriendo sus venas. ¿A dónde había ido? No habrá huido como el año pasado... ¿O sí?

Se puso los pantalones de su pijama que habían quedado abandonados por ahí la noche anterior. Anoche... Yukhei recordaría la noche anterior toda su vida. Había volcado su alma y su corazón en ello, quería demostrarle a Jungwoo que no era el mismo, que había cambiado y no estaba dispuesto a dejarlo ir una vez más.

Salió de la habitación y se asomó por los tres baños de la enorme cabaña. Nada. Revisó las demás habitaciones. Nada. Y cuando llegó a la sala, todos estaban ahí, o en la cocina, pero de Jungwoo ni rastro.

Se acercó a Taeil, que estaba viendo televisión, sabía que esos dos se tenían mucha confianza y si había ido a algún lado, él sería el primero al que le diría.

—Hyung—le susurró sentándose a su lado.

Taeil volteó su rostro y le dio una sonrisa.

—Buenos días, Yukhei.

Ni siquiera se molestó en contestarle.

—¿No sabes dónde está Jungwoo?

Taeil lo miró con los ojos entrecerrados, su cuerpo tensándose de a poco, mientras se giraba en el sofá para enfrentarlo.

—¿Por qué habría de hacerlo? Debería de estar durmiendo en su habitación, ¿verdad?—Le levantó la barbilla con sus dedos, ni siquiera se había dado cuenta de que había bajado la cabeza—¿Verdad, Yukhei?

Cuando negó, Taeil se levantó del sofá enojado.

—¿Qué hiciste ahora?—Le gritó, sacando su teléfono del bolsillo, marcando y luego llevándoselo al oído.

Todos dejaron de hacer lo que sea que estuvieran haciendo en cuanto escucharon el grito. Los que estaban en la cocina, también se asomaron a ver que estaba sucediendo.

—Amorcito, ¿qué sucede?—El único lo suficientemente valiente para preguntar fue Johnny.

—¡Este idiota sucede! ¡Ve tú a saber que le hizo a Jungwoo, pero en esta cabaña no está!—Y con un gruñido de frustración, bajó el teléfono—. Y tampoco contesta mis llamadas.

—¿Eh? ¿Jungwoo-ge no está?—Y después de la obvia aclaratoria de Chenle, todos se levantaron y corrieron a diferentes lugares de la cabaña a inspeccionar.

Taeil se sentó en el alféizar de la ventana que daba a la calle. Seguro para ver si llegaba en algún momento.

—¿Qué le hiciste esta vez, Yukhei?—Jamás había escuchado tanto veneno salir de la voz de Taeil, se lo merecía—. Y no te guardes nada, me lo tienes que contar todo, o si no, no puedo ayudarte.

Que quisiera ayudarlo todavía era un milagro.

Le contó todo lo que sucedió la noche anterior. Su rutina nocturna de admirar a Jungwoo mientras dormía porque se veía adorable, el beso que no pudo aguantar más para darle (Taeil le dio un zape), como Jungwoo lo correspondió y después se separó y le dijo una sarta de improperios.

—Y entonces lo besé de nuevo... —Para ese punto, toda estaban reunidos frente a Taeil y él en la ventana, escuchando su metida de pata—. Pero... ¡Es que no podía no hacerlo! Se veía muy tierno con sus mejillitas llenas de lágrimas, que palabras tan feas no debían salir de sus labios. Así que lo besé y él me correspondió de nuevo y me haló hacia él y... Bueno...—Sus mejillas se habían tornado rojas, no sabía como proseguir.

—Wong Yukhei. Termina. La. Frase—Taeil estaba que echaba humo por las orejas. Si prestaba suficiente atención, juraba que podía escuchar sus dientes rechinar.

—Le hice el amor—susurró muy bajito.

Escuchó bufidos y jadeos de sorpresa detrás de él.

—¡¿Cómo pudiste?! ¡Cuando nos dijiste que querías conquistarlo de nuevo, pero de la buena manera, te dije como tenías que hacerlo! ¡¿Sí o no, Wong Yukhei?!

Asintió con la cabeza gacha.

—¡Acordamos no seguir interfiriendo entre ustedes para que pudieras hablar con él y a cambio te dijimos como debías tratarlo! ¡¿Sí o no, Huang Xuxi?!

Asintió de nuevo.

—¡¿Y qué fue lo que te dijimos, eh?!—Iba a contestar pero Taeil no lo dejó—. ¡Que debías dejar de ser tan coqueto! ¡Que dejaras de guiñarle el ojo y mirarlo como si fuera un pedazo de carne porque eso sólo lo asustaría! ¡Que tenías que tratarlo con cariño y delicadeza! ¡Que se diera cuenta de que tus sentimientos son genuinos y que no lo quieres sólo para un polvo!

Mientras más hablaba Taeil, más tonto se sentía.

—Y ante la primera oportunidad que ves, ¡te le lanzas como un león a un pedazo de carne!

—¡Pero no es mi culpa! ¡Yo quería detenerme pero él me dijo que ya tendría chance de arrepentirse por la mañana!

La sonrisa irónica que le dio Taeil congeló la sangre en sus venas.

—Y tú, como el buen samaritano que eres, no te negaste, ¿verdad? Fuiste incapaz de apartarte y decirle que se lo pensara dos veces. Que dulce de tu parte.

—¡Pero es que tú no entiendes!—No pudo evitar gritar, incluso desde anoche, lo único que hacían era regañarlo y cuestionar sus decisiones, como si no fuera un adulto responsable.

—Cuidado con tu tono—advirtió Jhonny con tono de hielo.

Por poco y se le olvida, Taeil era intocable ahora.

Suspiró, rendido y recostó su cabeza en el regazo del mayor.

—Lo lamento—susurró—. Es sólo que no saber donde está, me pone de los nervios.

Todos asintieron en acuerdo.

—Espera... ¿Ese no es él?—La cuestión de Jisung los hizo a todos correr y mirar por la ventana.

Más allá, una figura delgada caminaba hacia la cabaña, temblando pues lo único que tenía puesto era un suéter muy fino. Levantó la cabeza, y les otorgó una sonrisa, estando todavía como a veinte metros de distancia. Yukhei apenas y lo veía, culpa de la miopía.

Jungwoo sacó su teléfono del bolsillo del suéter y lo llevó a su oído.

—Osea que ignoró mis llamadas a propósito—susurró Taeil antes de que su teléfono sonara. En cuestión de segundos ya la llamada estaba en altavoz—. Hey, Snoopy, ¿dónde andabas?

—Por ahí—susurró vagamente. La dulce voz de Jungwoo fue suficiente para acelerar el corazón de Yukhei—. Hyung, ¿puedo hablar un momento contigo... A solas?

—Claro, claro, sólo deja que los encierre a todos y-

—¡No, no!—interrumpió—¿Podrías venir tú? Por favor.

—Por supuesto, sólo deja que me abrigue.

Jungwoo colgó y Taeil se levantó al tiro. Corrió hacia la entrada y se abrigo como un rollito.

—Voy a hablar con él, no intenten llamarme ni nada, igual llevo mi teléfono.

Todos lo habían seguido, escuchando sus instrucciones.

Antes de que Taeil tomara la perilla de la puerta, Yukhei lo detuvo.

—Espera—buscó su abrigo entre los montones que habían, también su bufanda y se los entregó—. Dáselos, debe estar congelándose.

Taeil los tomó y asintió, luego lo miró a los ojos.

—Espero que no hayas metido mucho la pata.

Y luego salió por la puerta.

Last Christmas (Luwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora