❥thirty two: butterflies

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"Inclina la cabeza un poco hacia aquí", pidió Changbin mientras señalaba a la derecha con la mano. Felix hizo lo que se le indicó.

"Sabes lo que estás haciendo, ¿no?" preguntó el más joven con cautela.

"En realidad no", admitió el pelinegro, riendo un poco, "pero está saliendo bien. Las marcas están cubiertas, y este color coincide muy bien con el tono de tu piel."

"Es sólo que no quiero salir a la calle con la piel de mi cuello cinco tonos más oscura que la piel de mi cara. No quiero darle a nadie una razón para mirarnos hoy" respondió el rubio.

"No creo que alguien nos mire. La galería de arte se encuentra a una hora y media de aquí, así que dudo que alguien me reconozca. Pero, en caso de que lo hagan, ¿realmente importa? No es que sepan nada de ninguno de nosotros", razonó Changbin.

"No estoy preocupado por eso", aseguró Felix, "Es solo que... Parece que siempre hay ojos sobre nosotros por aquí. Siempre parece que tenemos que vigilar todos nuestros movimientos y tener cuidado constantemente. Pero, no quiero tener que hacer eso hoy. Solo quiero que tengamos un buen día; sin preocupaciones, solo nosotros dos pasando el tiempo juntos".

El mayor sonrió gentilmente.

"Eso es exactamente lo que yo quiero", respondió Changbin. "No me gusta la situación en la que estamos, obviamente a ninguno los dos nos gusta, pero tenemos que hacer lo que podamos con esto. Es por eso que nos vamos de la casa hoy. Podemos salir, pasar el tiempo a solas juntos... No tendremos que fingir ser algo que no somos".

El más joven suspiró lentamente.

"Solo desearía que las cosas pudieran ser así todo el tiempo. Estoy cansado de tener que jugar siempre", dijo el pecoso sin rodeos.

Sus palabras no podrían haber sido más ciertas que eso. Felix estaba más que cansado de jugar juegos, porque jugar a tales cosas lo llevaba a extrañar mucho su infancia. Tal vez fue el lapso del rubio en la adolescencia lo que lo llevó a cansarse tanto de las travesuras de niños pequeños tan rápido, pero no importa cuál sea la causa de su exasperación con todo esto, no podía negar que hacer esas actividades prácticamente estaban drenando su cuerpo.

El australiano estaba cansado de esconder partes de sí mismo, porque las cosas se habían vuelto tan difíciles que ahora estaba perdiendo de vista quién era él mismo realmente. Estaba constantemente buscándose a sí mismo, y aún no había descubierto ni una pista de quién sería esa persona o si aprendería a estar orgulloso de él. De la misma manera, el rubio también estaba más que cansado de jugar una y otra vez al mismo juego. Estaba persiguiendo la libertad, pero el problema era que Changbin había venido a unirse a tal juego de alguna manera también, y Felix se quedó corriendo en círculos mientras intentaba descubrir cuál sería la mejor opción que seguir después.

El pecoso estaba casi seguro de que alguien estaba manipulando el juego, pero no podía asegurar tal cosa, así que aprendió a morderse la lengua y jugar con ello. Aunque estaba claro que solo porque siguiera las reglas no significaba que ganaría el juego, e incluso si se atrevía a hacer trampa, no se sabía si el acto en sí mismo llevaría a algún tipo de victoria. Y, en el caso de que lograra ganar, ¿qué haría eso realmente por él? ¿Valdría la pena realizar todo el camino hasta llegar al arco iris?

Pero el australiano se había cansado de jugar al ajedrez. De hecho, había llegado a odiar ese estúpido juego con cada fibra de su ser. No había una sola celda dentro de su cuerpo que no despreciara ese estúpido juego, y no quería nada más que poder prender fuego al tablero y a los cuadros hasta verlo arder. Porque Lee Felix estaba harto de ser un peón. Estaba cansado de dejar que su entorno dictara cada último movimiento que él hacía. Estaba cansado de permitir que fuerzas externas lo controlaran, porque nunca había aceptado jugar a ese juego, en primer lugar.

THE NIGHT SHIFT [trad] || s.cb + l.f [changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora