THE NIGHT SHIFT [trad] || s.cb + l.f [changlix]

❥forty: droppin'

Las preocupaciones y dudas de Felix fueron completamente borradas por la sensación de tener las yemas de los dedos de Changbin deslizándose sobre su piel junto al agua caliente que bajaba de la ducha por encima de los dos. El más joven sabía que podía permitirse ser vulnerable, y que podía permitirse sentirse libre en presencia del mayor. Podía desnudar su alma sabiendo que Changbin sería la última persona en la faz del planeta en juzgarlo por ello. El más bajo también sentía exactamente lo mismo. Se había dado cuenta de que el pecoso era la única persona en el mundo con el que podía estar dispuesto a hacer cualquier cosa. Quería compartir muchas más primeras veces con el australiano...

Después de todo, las primeras veces son a menudo los momentos más memorables en la vida de uno, por lo que el mayor concluyó que mientras más primeras veces tuviera junto a Felix, sin duda quedaría más grabado en sus recuerdos para siempre. Quería recordarlo todo; cada momento que pasaban juntos, cada sonrisa, cada risa, cada toque, cada besos.

Changbin realmente esperaba que todos esos momentos pudieran durar para siempre de alguna manera. Esperaba no tener la edad suficiente para olvidarlos, y por un momento o dos, se preguntó si la muerte sería más fácil que perder de vista los afortunados momentos que había tenido la suerte de pasar junto al pequeño rubio.

Changbin esperaba que nunca tuviera que vivir algo así, y se había dado cuenta de que Felix realmente se había convertifo en la flor más hermosa que había florecido en su vida. El pecoso era un arpa dorada con cuerdas peligrosamente tensas, que solo permitía que su música resonara para aquellos a quienes permitía tocar dichas cuerdas. Había pasado tanto tiempo desde que el australiano permitió que alguien le impusiera las manos, pero rápidamente se dio cuenta de que permitir que Changbin lo hiciera era realmente una de las mejores decisiones que había tomado.

El rubio había llegado a la conclusión de que el mayor era una llama, ardiendo intensamente desde que era un niño, y esa llama era lo único que protegía a Lee Felix del mundo peligrosamente frío que los rodeaba a ambos.

Se dio la vuelta para mirar al mayor, y ninguno de los dos dudó en apretar los labios. Sus cuerpos se movieron suavemente juntos gracias a su piel mojada, y Changbin se volvió mucho más seguro; - sintiendo la suficiente confianza como para pellizcar el labio del más alto y luego apoyarlo contra la pared de la ducha.

El beso solo se rompió cuando el rubio inhaló bruscamente. El pelinegro había colocado su rodilla derecha entre los muslos de Felix, pero en el proceso, había rozado contra la longitud del pecoso, enviando una onda de placer por todo su cuerpo.

"¿Te gusta?" Los labios del mayor se curvaron hacia arriba en una sonrisa sensual.

El australiano solo asintió con la cabeza en respuesta, sus ojos llenos de deseo y los labios ligeramente abiertos. Alzando la mano hacia arriba, Felix empujó los mechones negros del mayor hacia atrás, y luego tomó a Changbin por sorpresa cuando apretó los dedos alrededor de dichos mechones, agarrando un puñado de su cabello. El más joven juntó sus labios una vez más, y el segundo beso parecía ser mucho más necesitado que el anterior.

Para no pedir verbalmente entrada a la boca del más alto, Changbin deslizó su lengua por el labio inferior del rubio. El pecoso era más que consciente de lo que estaba pidiendo esa acción, y él obedeció, abriendo la boca para que la lengua del pelinegro pudiera entrar.

El mayor ladeó la cabeza hacia un lado, acercando aún más sus cuerpos. Ese movimiento hizo que el australiano apretara más el cabello del mayor, lo que, a su vez, provocó un suave gemido que retumbó en la garganta de Changbin. Al darse cuenta de eso, Felix tiró de los mechones negros una vez más, solo que esta vez fue más dura.