THE NIGHT SHIFT [trad] || s.cb + l.f [changlix]

❥fifty one: hopefully sky

Ver a Felix pasearse por la sala de entrevistas de un lado a otro, y entrelazando ocasionalmente los dedos por sus desordenados mechones de cabello era agotador. Changbin se sintió cansado solo de presenciarlo, a pesar de que él mismo estaba acostado en el pequeño sofá que estaba colocado dentro de la habitación. El pecoso había estado repitiendo los mismos movimientos una y otra vez durante al menos media hora, el pelinegro sospechaba que estaba siendo generoso dandole ese marco de tiempo, pero Felix había estado caminando erráticamente por la habitación durante bastante tiempo unos treinta minutos, más o menos.

"Felix", el mayor pronunció su nombre con una voz firme pero gentil mientras se recomodaba en su asiento, enderezando la espalda en el proceso, "caminar así no va a ayudar en nada.
Solo estás estresándote y gastando energía".

Changbin estaba absolutamente, y sin ninguna sombra de duda, en lo correcto con todo aquello. Obviamente, el australiano sabía que lo que estaba haciendo no iba a arreglar nada, y ciertamente no iba a cambiar el resultado de la situación. Pero, al mismo tiempo, caminar esos pasos y rezar para que todo esté bien era lo único que evitó que lo empujaran al límite. Corría el riesgo de volcarse sobre el lado negativo, casi cruzando esa delgada línea entre la cordura y la locura,y su rapidez no necesariamente ayudaba mucho, pero lo hacía sentir como si todavía estuviera en contacto con el mundo.

Los movimientos de sus piernas le hicieron saber que estaba realmente vivo y sintió la necesidad de seguir moviéndose con miedo de que si dejaba que los latidos de su corazón se estabilizaran una vez más, podría convertirse en una línea plana. Una preocupación bastante irracional de su parte, pero dentro de ese período de tiempo, Felix no podía centrarse lo suficiente como para ser realista.

El rubio se conocía a sí mismo, aunque no del todo, y sabía muy bien que si se dejaba absorber dentro de su propia mente sin ningún tipo de movimiento, sus pensamientos lo alcanzarían y lo haría aún más miserable de lo que ya era.

Fue un intento de quemar su energía nerviosa paseando por la habitación, revolcándose en la ansiedad y dejando que sus pensamientos lo llevaran a un lugar profundo y oscuro, o intentar ignorar todo lo que sucedía a su alrededor, llenando sus vacíos y arrojando la culpa teniendo sexo. Simplemente no había intermedios para Felix. Y eso podía ser tanto una bendición encantadora como una maldición horrible.

Sentir todo tan profundamente era horrible.

"Simplemente no lo entiendo", expresó el más joven. "No entiendo cómo todo terminó así, Changbin".

Con toda honestidad, el más bajo tampoco lo sabía. Francamente, no tenía una sola pista. Su vida había cambiado tan drásticamente como la de Felix desde que los dos se cruzaron, y ahora ninguno de los dos estaba completamente seguro de dónde se encontraban en su relación, dónde se encontraban en su situación actual o dónde se encontraban dentro de sus vidas en general.

Los dos estaban perdidos, sin tener idea de qué camino tomar o hacia dónde dirigirse ahora, por lo que solo se tenían el uno al otro para hablar y confiar. Mientras, se sintieron agradecidos de que Doyun y Yujin vinieran a ayudarlos, pero ninguno de los dos confiaba particularmente en ninguno de ellos. Al menos, no en la forma en que pondrían su fe en Jumin, o entre ellos. En cuanto a los agentes que se habían hecho cargo de su caso; aunque estaban agradecidos por la ayuda, y por la protección-, simplemente no llevó a ninguno de ellos a sentir ningún tipo de conexión con ninguno de los oficiales.

A fin de cuentas, la lealtad de Felix siempre estaría con Changbin y Jumin, y las lealtad de Changbin siempre estarían con Jumin y Felix. Ese era el resultado final: no se necesitaba ni se hacer preguntas.

"Ven aquí, Felix", le pidió el pelinegro, abriendo los brazos para que el australiano pudiera tomar su lugar dentro de ellos.

El más alto necesitaba desesperadamente esa comodidad, por lo que no dudó en hacer lo que el más bajo le pedía. Felix no estaba acostumbrado al toque de la mayoría de las personas, pero cuando se trataba de Changbin, no podía sentirse más natural. Hubo una calidez que lo invadió cuando se sentó él, una sensación de plenitud que resonaba en los pedazos dispersos de su corazón y su mente. Felix tomó la decisión de encontrar algo hermoso dentro de esos restos.