Gran Fiesta Miss Gatsby

708 78 8
                                    

Mi primera impresión al encontrarme en plena soledad, fue un grato alivio, pues la destacada figura ausente de Kara, advirtió una nueva comprensión del estado actual donde me encontraba con esa mujer.

Contemplar la cálida confianza de alguien de ese modo tan abrupto, me causó sombría querencia, era una de esas extrañas situaciones, en donde se esta en pleno conocimiento de que es un grave error, pero todo el ser se vierte precipitado a las tentaciones que se encuentran solo cuatro o cinco veces en la vida.

No era que no deseara su compañía, solo que en mi comprensible inexperiencia, no creí que el amor pudiera surgir así, bruscamente, de la nada, y acomodarse arraigadamente en un corazón solitario que ya estaba ocupado.

Durante unos momentos, recosté mis ánimos en el comedor, esperando súbitamente que una respuesta viniera a mi, y por un momento una exclamación ligeramente aguda alcanzó mis oídos.

"¿Kara?", murmure mientras me levantaba al balcón, donde nada se avisaba más que un interminable cielo azul, comprensivamente acudí a la idea de que solo fue un recuerdo mal puesto, que desconcentraba mis emociones, hasta el límite de contemplar a la heroína como algo más, que solo una mujer cuya mitad despreciaba.

Perdí entonces la serenidad, y arrastre mi frustración al aparato que hasta ahora había ignorado, estaba sintonizado en el canal de las noticias para mi fortuna, donde una cobertura total narraba las indignantes hazañas de Lex Luthor, contra una idénticamente lejana a supergirl.

La tristeza me invadió, cuándo la vi desplomarse, derrotada y profundamente perdía; convirtiendose en una víctima más de las ansias de mi hermano, no resistí, y baje en una sola y apresurada marcha las escaleras del edificio, probablemente me estaba vertiendo en una acción torpe y poco pensada, pero necesitaba ver si Katya se encontraba bien.

El hecho de que supiera diferenciar a las dos heroínas, inclusive a la distancia resultaba infinitamente sorprenderte, pero no le di razón a ese pensamiento mientas abordaba el BMW.

Violentamente descarriada, recorrí las calles en dirección al espectáculo que se estaba armando en torno a mi hermano, sin embargo no pude llegar, cientos de oficiales impedían el paso, afirmando que la seguridad de las personas era prioridad.

Por supuesto, es sensato decir tales cosas, cuando súbitamente los edificios y las calles son destrozadas sin remedio por la vigente figura de supergirl y su enemigo, luego apareció el cegado resplandor de incompetencia del DEO, apartando a los civiles mientras emprendían un arresto que solo saldría bien con la gracia de la heroína.

Alex me miró a su paso, con su incesante gruñido, advirtiendo que no había forma en que yo avanzará más lejos de ese lugar; que ilusa, al creer que una orden me alejaría de allí. Cruce la multitud de regreso, y corrí sin dilación a unos pocos metros lejos de los policías de Ciudad Nacional.

Era obsesionante, la cantidad de polvo y desconcierto que genera la batalla de dos fuerzas inmersas en contra posición; los vidrios de los edificios rompiéndose, el temblor del suelo y los ridículos escombros que caían, de lo más alto, a las oscuras avenidas de la ciudad.

Atestada estaban las calles, mientras me apresuraba a posar mi vista a las alturas, donde la heroína de la ciudad surcada los cielos victoriosa, los aplausos no tardaron, complaciente admiración a la figura que los había salvado.

En mi propia desaprobación no tuve opción más que avanzar en busca de Katya, ahogada en la ola de admiración de la gente, una pérdida grave de cordura, pues nisiquiera sabía dónde había aterrizado, pero posaba demasiada esperanza en una simple corazonada.

Súbitamente vino a mi cabeza la proporción torpe del mal que me estaba causando, al riesgo que me estaba exponiendo, instintivamente trate de regresar a una zona más acta para mi seguridad, pero cualquier divergencia de las reglas crece en un prometedor desastre, y una viga destruía por el conflicto se venía sobre mi sentido más curioso.

El Error De Eros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora