Reflexiones De Una Batalla

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Si la personalidad de una persona está constituida por la experiencia de una serie ininterrumpida de actos desafortunados, ¿puede decirse que había algo maligno en torno a ella?. Un exquisito toque rozó mi hombro, pero no me dignifique a voltear mi rostro, mi reacción solo mantenía el cuerpo inerte de Katya sobre mi regazo, había perdido la particular destreza que jamás he hallado en otra persona, y eso no deja a una mujer en una pieza.

-Tu hiciste esto. - acuse con corta energía al hombre que había descendido y se posaba junto a mí con poca culpa.

-Fue un accidente, lo juro Kara. - volteo a tratar de excusarse con la heroína.

-Por favor no digas nada Kal-El. - la heroína secaba sus ojos llenos de lágrimas.

-No entiendo porque estas llorando, nisiquiera era una persona, en todo caso solo era un vestigio de ti, salido del Harun-El. - cruzó sus brazos notablemente ofendido por las molestas acusaciones.

Resultó que al poco tiempo, el cuerpo estático de Katya se convirtió sólo en un turbio polvo flotando a la estela del viento; al final no tendría ni un cuerpo que llenar de abortivas tristezas, así suelen ser las alegrías del género humano, cubiertas al instante por la estela de pérdida.

-¿No era una persona?. - sonreí mirando mis manos vacías. - Pues tu tampoco lo serás más.

Fortuitamente mi cuerpo se cubrió con la armadura del nuevo lexotraje que había construido, no pensé que llegaría a  usarlo, era más como un seguro, pero se ajustaba perfectamente a mi inquebrantable venganza que ahora vertia sobre los hombros de un solo hombre.

Este traje no tenía los errores que habían hecho debil al de Lex, estaba hecho por completo de nanotecnologia, en maravilloso verde y negro que podía resistir cualquier ataque regenerandose en pocos segundos. Levante entonces mi cuerpo del suelo, prometiendome revelarme contra la sombra absurda de un hombre que ya estaba muerto.

-Lena, por favor no hagas esto. - la dueña de mi corazón trato de disuadirme de mi decisión. - Eres mejor que una simple venganza.

-No lo soy. - mire a Kara con ojos llenos de lágrimas. - ella era mi amiga, era importante para mí, y merecía más.

Di el impulso necesario a mi cuerpo, para que saliera impulsado contra el pecho de superman, el hombre probablemente incrédulo, trató de detener mi golpe, pero solo obtuvo un viaje lejos de esa azotea. Salí inmediatamente despedida tras él, aterrizando sobre su cuerpo, hundiendolo un poco más en la tierra.

Su respuesta fue un aliento helado que congeló gran parte de la armadura, haciendo que al golpearla con su puño se rompiera en mil pedazos. No le di importancia pues a los pocos segundos los nanorobots reconstruyeron la pieza, permitiendo que continuará con los golpes salvaje a su rostro.

Golpes furiosos e inútiles, pues su piel era tan dura que apenas se enrojecia con el contacto del metal. En algún momento logró sostener mis manos golpeando nuevamente solo que en esta ocasión salí volando más lejos que mi asombro.

Al instante, usando su velocidad, comenzó a rodear mi cuerpo, encerrandome en un bucle sin oxígeno, por supuesto algo que no esperaba era enfrentarme a él con ese traje, y la reserva de aire no iba a durar mucho. Traté de respirar calmadamente, pero nuestra pelea había llevado mi corazón a una velocidad impropia, que me hacía ponerme de rodillas tomando bocanadas que no llenaban mis pulmones.

Su figura era tan veloz que apenas veía una mancha rojiza, seguir avanzando, estaba segura que sería derrotada, hasta que Kara golpeó a superman de tal manera que salió inmediatamente de la escena, posandose segundos después a mi lado, ayudándome a levantar.

El Error De Eros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora