Cuestión de Desnudez.

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Cuando cruce el umbral de mi casa, tan aturdida de dicha, por el hermoso momento y el entrañable recuerdo, no era sorpresa que Kara me acompañará.

El viaje aunque empapado de dicha, había sido pesado para el cuerpo, así que nos quedamos dormidas al instante, al menos yo lo hice, por supuesto la heroína no necesitaba mucho descanso, así que el resto de la noche estuvo dando vistazos a las habitaciones, buscando alguna pista de lo que había estado haciendo.

Desperté cerca de las tres de la mañana, en una cama vacía, juro que pude contemplar mi ligera expresión de desagrado en el espejo de la habitación. Examine la posibilidad de que Kara se hubiera convertido nuevamente en supergirl, pero eso se disipó con los ruidos provenientes de la biblioteca.

El estimulante murmullo de su voz, me daba a entender que leía en voz alta, probablemente concentrada en alguna historia, me detuve detrás de la puerta, protegiendo mi presencia.

-¿Es así realmente como vives?. - escuche su voz a través de la puerta.

Entre y me encontré con la abrumadora escena de que Kara sostenía la capa de Katya en sus manos; tan pálida como la muerte, y con mi cabeza hundida como si cargará un peso, camine hasta estar frente a ella.

-Puede que esta forma de vida que he decidido tener vaya más allá de tu entendimiento, pero no es incorrecta.

-Dime la verdad, solo fuiste a Kaznia a buscarla no es así, a la Red Dougther.

-Fui por mi gusto, y por que ambas lo necesitábamos. Tienes tu pista, y yo tengo un leve recuerdo.

Levantó la mano, para contener mis palabras, y me miró con irrefrenable reproche, y, desapareciendo por unos instantes, regresó con su traje de supergirl.

-Ella te gusta por que se viste como supergirl, pero yo, soy supergirl y me desprecias, ¿que sentido tiene eso?. - gruño impaciente.

-Te estás comportando como una criatura irracional. - respondí al instante.

Y antes de que pudiera responderme, salí de la biblioteca, a la intensa mirada de la luz de la luna, a duras penas podía soportar esa situación, entendía los sentimientos de Kara, pero ella no parecía entender los míos.

Resultaba una cosa extraña, ese absoluto silencio, estallando una presencia fantasmal, había pasado notablemente por dos estados, uno de deseo hacia Kara a otro de total indiferencia a supergirl, y, asombrada como me encontraba, aproveche la ocasión para extender nuevamente el egoísta gozo de mi persona.

Regrese sobre mis pasos, bajo un inconcebible grado de intensidad, hasta que  bruscamente y absorta solo en mi, empuje con ambas manos a la figura firme de supergirl.

Me llamo la atención que mi esfuerzo no hizo menor efecto en ella, su cuerpo firme parecía estar hecho de dura roca, lo que inició una fluctuante y febril desesperanza, me había olvidado con quien estaba tratando, ella podía soportar sobre sus hombros el peso de un avión, ¿que efecto negativo podría tener la rabia de una tonta sobre esas capacidades?.

-Se lo que estas pensando. - dirigió sus pasos a una figura de bronce sobre una de las mesas. - tienes miedo de mi.

-¿Como no tenerlo?, si nada te impide salir en este momento y destruir ciudades enteras sin que nadie te detenga.

-Hay algo que me lo impide, mejor dicho alguien. ¿Piensas que es la primera vez que he tenido esta discusión contigo?.

La honorable expresión de Kara, oficio el acto más lejano a mi dominio, pues al desprender la figura de bronce del lugar donde reposaba, una especie de flamante placa apareció en la pared, con brillantes botones.

El Error De Eros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora