Todos, en algún momento de nuestras vidas, contemplamos silenciosamente a la persona que nos mira, con brillante sonrisa. La piel tersa de su rostro parecía atractivamente maltratada, y sus largos cabellos rubios tenían el aspecto de bailar sobre sus hombros, nada siniestro se advertía en torno de su figura aunque hubiese aterrizado como una hoja seca de otoño en mi balcón.Advertir inmediatamente, que no me agradaba estar en desventaja, supongo que había una explicación más que razonable para los acontecimientos que ahora enfrentaba, pero hasta ahora, se me hacian desconocidos.
-Buenas noches, mi amor. - Hablo la rubia frente a mi, abriendo sus brazos en un exagerado saludo.
Y con un gran esfuerzo logré contener mi incrédula risa, aquella frase estaba tan gastada, que no evocaba ninguna imagen en mi imaginación, excepto la de Kara tratando de derribar inocentemente los muros de mis recuerdos.
Entonces vino la incomodidad, que para mi fue un gran alivio; nada sería más funesto que lidiar con una extraña exageradamente amable que se hacia pasar por un ser querido que apenas, dos días atrás había salido a una misión en la Rusia del Este.
-Luces como Kara, bueno con ese ridículo traje luces como supergirl, pero no eres ella. - finalmente confronte a la figura.
No dijo ni una palabra, pero sus manos ahora temblorosas cayeron de la pretenciosa altura en la que estaban, decidí entonces regresar con la mayor ceremoniosidad a mi libro, recorrí con bastón en mano los pocos metros que me separaban de la comodidad de mi soledad y durante más de diez minutos no se oyó nada.
Una pausa que duró espantosamente, hasta que decidí, que nada tenía que ganar al interrogar a la alarmante copia de mi compañera, pero la cierta decencia física que se arraigaba a mis huesos, me hizo ofrecerle una taza de té.
Ella pareció dudar de la invitación, pero al llevar sus ojos al libro que sostenía en mis manos, abandono su postura y aceptó. Nos miramos concienzudamente con curiosas pupilas por un rato, notando cómo la tranquilidad constituía en sí misma un espacio entre las dos.
-¿Como te llamas?. - cedí finalmente ante la mayor duda que había representado mi falta de recuerdos hasta ahora.
-Soy la Red Daughter . - respondió casi al instante.
-No quiero saber tu nombre de bailarina, sino tu nombre real. - levante mi ceja con desdén para ella y tomé asiento nuevamente.
-Ese es mi nombre real, y no soy una bailarina.
Al oír esa frase aparentemente insustancial, sonreí, mientras ella me miraba con las cejas fruncidas, al tiempo que una enigmática expresión, que para mí resultaba definitivamente familiar, se formaba en su rostro.
-Lamento si te ofendí, no soy exactamente una fan de los super, admito que mi analogía no fue correcta. - rápidamente quise ofrecerle la forma más simple de cambiar ese tierno gesto, una disculpa.
Creo que a duras penas ella entendía lo que decía, poco a poco fui dándome cuenta de que los esperanzados y curiosos ojos de la mujer frente a mi, estaban tan desprovistos de recuerdos como los míos.
-No te preocupes, entiendo lo que es despertar sin saber cual es tu nombre. - la console atreviendome a rozar sus delicadas manos.
-¿Como es que sabes eso? - respondió alarmada pero sin apartar el toque de mi mano.
-La simpatía humana es algo impresionante. - respondí vagamente. - puede que no sepa muchas cosas, pero si se, reconocer unos ojos desprovisto de recuerdos.
-He leído sobre usted Señorita Luthor. - su voz cambió a una más ronca con un acento extraño muy marcado. - pero nada me preparo para algo como esto, ¿no tiene miedo de una extraña?.
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El Error De Eros.
FanficLuego de sufrir el más funesto de los accidentes, Lena Luthor, descubrirá el verdadero significado de la dualidad, guiada ciegamente por el error del amor, se verá en medio de dos mujeres, que competirán sin saberlo, por una causa perdida.