En Busqueda Del Amor Perdido

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Durante doce días, admire el alba y el atardecer a través del cristal del balcón, una costumbre y un gusto que había adquirido para mantener un control del tiempo que conscientemente e invertido en la búsqueda de supergirl. Una esperanzadora búsqueda cuyo resultado arrojó gradualmente una ausencia que suponía que la heroína ya no se encontraba en este planeta.

Era de esperarse, aunque mis acciones se habían vertido a una búsqueda solemne, obsesionada con un recuerdo, de súbita excitación; todo se había aminorado a la conclusión de que la heroína no iba a regresar, sin embargo una llamada me bastó para saber que no era así.

Con gran esfuerzo calme mi desmedida risa, intentando entender la dirección que Cat Grant indicaba, solo hacia unos minutos que una peculiar mujer de anteojos y cabello recogido compraba viveres en un supermercado en París, la fotografía que se adjuntaba no daba a la duda de que era Kara. Colgué rápidamente después de agradecer a la reina de los medios, por regresar la esperanza a mis ojos.

Sin perder tiempo, utilice el reloj de trasmateria que había perfeccionado a partir de los diarios de Lex, un admirable dispositivo que me permitió recorrer la mitad del mundo en unos segundos, dejandome en la posición adecuada para ver a Kara de espaldas frente a la cajera. Su complexión seguía igual de firme,  rígida, aunque podía ver como su piel estaba ligeramente quemada por el frío.

Estire mi mano hacia su hombro, sin notar la terrible impresión que daba sólo acercarme a ella de esa manera tan abrupta, pero no pude llegar más allá, fui presa de la circunstancia más común de empatia, dejando caer mi brazo nuevamente.

-Hola Kara. - titubie torpemente con una voz casi apagada.

Al verla darse vuelta, aprecie el grave error que hubiera cometido al tocarla, pues en sus perfectos zafiros sólo se reflejo un disgusto y una sorpresa al encontrase aludida por mi presencia.

-Lena, ¿que haces aquí?. - fue todo lo que respondio mientras tomaba su bolsa y trataba de salir de allí.

-Vine a pedirte disculpas Kara. - la seguí con paso distante, evitando que llegara a un lugar donde pudiera salir despedida sin que ningún ojo humano la pudiera ver.

-Agradezco el gesto Lena, pero no es necesario, entiendo lo que hiciste, solo quisiera estar un tiempo a solas. - Su voz era más que intranquila.

Su rostro parecía estar demasiado llevado a la molestia como para mostrar la comprensión de la que hablaba. Aunque sus palabras tan poderosas como sus manos aturdieron mi interior, haciendo que me quedara en silencio e inmóvil por unos segundos, hasta que una jugada desesperada cruzó el umbral de mis ideas.

Lleve las manos al bolsillo, buscando con esperanza el dispositivo móvil que también guardaba mi carta sorpresa, y solo segundos antes de que Kara se dispusiera a desaparecer, el sonido de una canción de Nsync lleno el silencio entre las dos. Puede que esa haya sido una acción desesperada, pero logro convertir a la mujer más fuerte del mundo en una dama estremecida.

-¿Recuerdas nuestra canción?. - preguntó incrédula.

-Recuerdo muchas cosas mi amor, no sólo quiero pedirte una disculpa, sino la oportunidad de compensarte por lo que te hice. - traté de acercarme a ella.

Alrededor de la heroína cesó por completo la duda, convirtiendo su mirada de fría distancia en una calma húmeda, a través de la cuál flotaba una infinita emoción parecida a el amor, estremeciendose al oír el avance de la balada pop y contemplando de vez en cuando mis llorosas pupilas.

Vi ante mis ojos una serie de acontecimientos pasados, alarmantes e invisibles entrelazados a esa canción, "Yo te voy a amar", en su tono más simplista dignificaba una querencia infantil de dos mujeres, estaba segura que podía acercarme a ella para dar el último empujón en la dirección correcta, pero al instante oí el triste estruendo de la figura de supergirl alejándose, dejando atrás nuevamente mi corazón roto.

El Error De Eros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora