Nacer, crecer, tener una niñez, familia o amigos; nunca conocí nada cercano a eso. Todo para mí, nació con un destello púrpura golpeando mi cuerpo, haciéndome caer al suelo, precipitadamente, sin contemplación, sobre un terrible manto de nieve helada.
No se podría decir que quede inconsciente por el impacto, era más un estado de incomprensión de mi alrededor que hacía que todo se moviera con una nube oscura y en cámara lenta. Unos hombres me encontraron, en el bosque, sus palabras pudieron haber evocado mil cosas pero yo no las comprendía, ¿que podía perder?, no era nadie, solo un cascarón vacío que había nacido de la Kryptoniana más famosa de la tierra.
Me dieron ropa, me dieron agua y comida; pero estaba de igual forma a la merced de otros completamente distintos a mi; un estado de pesar, de extrañeza, pues desde el inicio deslumbre que no era como los demás, durante las noches, tenía pesadillas de una pelea, y despertaba a varios metros del suelo gritando sólo un nombre, "Alex".
Durante varios días, solo fui ignorada, temida, sobrevaluada y maltratada, hasta que finalmente él llegó a mi vida, era distinto, sus singulares atuendos de trajes y su cabeza rapada, arrojaban una impresión de integra serenidad, alerte al instante que era un hombre único, expectante y comprensivo.
Acarició mis manos y ya no me sentí sola, podía conversar con él durante horas, sentía que podía entenderme, más allá de las palabras, como un gran hermano mayor. Compartiendo sus libros, sus gustos y su desdén.
Odiaba los ideales del capitalismo representado por dos héroes en trajes rojos, que me parecían más que ridículos; así que dedique mi vida a su causa, entrene cada día hasta que mi nariz sangro, leí cada informe que él me dio y aprendí a imitar a esas personas que tanto despreciaba, todo a cambio de su íntima amistad.
Recuerdo que en la primera ocasión que sentí algo más a los sentimientos que Alex me había enseñado, fue al leer mi primer libro "El Gran Gatsby", imagine siendo una doncella de los años cincuenta envuelta en una fiesta como las de Jay Gatsby, bebiendo y disfrutando de la compañía de otras personas.
Por supuesto eso no le agrado a Alex, quien por primera vez posó una mirada de íntimo recelo frente a mi, señalando mi error como una debilidad, llevándome a una espiral de proezas físicas que me dieron la capacidad de ser más fuerte que mi enemiga, una mujer cuyo nombre era Kara Danvers.
En cierto modo, aunque mi comportamiento fuera el más satisfaciente hacia Alex, él nunca estuvo contento conmigo, siempre quiso más, demostrando distancia y abandono, creí que sólo lo había decepcionando pero la verdad era, que él no podía sentir aprecio por una herramienta de sus planes.
Llegué al extremo de condescendencia que el día en que me pidió sustituir a Kara Danvers no me negué, quería probar mi valor, y terminar con la misión que me habían asignado.
Esa misma tarde, salimos de ese lugar olvidado por Dios, al radiante centro del universo conocido como Ciudad Nacional. No lo creí posible, pero antes de tocar la tierra la preponderancia de mis deseos se habían agitado en expectativas, pero los hermosos edificios, solo eran el inicio de lo que se preparaba para mi, apenas tuviese la oportunidad conocería que tan malvada era toda esa gente.
La semejante exhibición que se poso ante mis ojos fue el inicio de mi dramática turbulencia, que desee con fervor tocar, pero nunca pude, debido a que durante los días trabajaba en los planes de Alex, sin prestar atención a mi interior, quizás después de obtener lo que él deseaba, alguien me preguntaría, ¿que deseaba yo?.
Por supuesto él nunca explico con claridad sus planes, pero guiada en tratar de satisfacerlo, decidí escapar una noche y visitar el apartamento de Kara Danvers, no me fue difícil llegar allí o entrar, había estudiado a la mujer que era idéntica a mi durante tanto tiempo que me había convertido en una sombra exacta de su figura, conociendo hasta sus más íntimos pasos.
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El Error De Eros.
FanfictionLuego de sufrir el más funesto de los accidentes, Lena Luthor, descubrirá el verdadero significado de la dualidad, guiada ciegamente por el error del amor, se verá en medio de dos mujeres, que competirán sin saberlo, por una causa perdida.