Capítulo nueve: Si Cronos y Gea no acabaron con ellos, juro que yo si

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Pensar que mi día iba a arruinarse de tal forma.

Si alguien me lo hubiese dicho no lo hubiera creído, era tan improbable. Pero aquí estoy y ahí está él, frente a mí. Como un espejismo.

Todo marchaba bien el día de hoy, demasiado bueno para ser duradero. ¿Por qué nada podía salir bien para mí?

Dejé a Liam en enfermería junto a los chicos y me dirigí a mi siguiente clase de orientación la cuál era biología. Todo se vino cuesta abajo en el momento que puse pie dentro del aula y me sente en una de las mesas de en medio, dispuesta a prestar atención o por lo menos intentarlo.

Todo iba tan jodidamente bien.

Pero entonces apareció él. 

Fue solo un segundo, el cual sentí eterno, que mis ojos se abrieron por completo y sentí como se me bajaba la presión. Mi corazón dejo de latir ese segundo en el que lo miré. No podía moverme, estaba completamente paralizada y mi cerebro estaba tan sorprendido que no podía hacerme reaccionar, mi mente estaba en blanco.

¿Cómo era posible? ¿Cómo...?

Mis ojos se pusieron nublosos de repente y gotas cayeron de mis cuencas. Un dolor atravesó mi pecho que pensé que me estaba dando alguna clase de ataque, porque mi cuerpo comenzó a sacudirse por los espasmos involuntarios.

No. No. No. 

No es él. No puede ser él. Me niego a que sea él.

—Nerea.

Incluso oír su voz fue un golpe al corazón e hizo que a mi llegaron esos recuerdos, aquellos recueros que por mucho tiempo escondí en un rincon de mi mente y en lo profundo de mi alma.

Oírlo de nuevo desencadeno en mi un cumulo de emociones apagadas. 

Cuando pude moverme lo único que hice fue sacudir la cabeza mientras cerraba los ojos con fuerza, negándome a aceptar que él se encontraba frente a mí con la misma incredulidad.

Abrí la boca en busca de aire, sentía que todo giraba a mi alrededor y las paredes se contraían. Me paré tratando de alejarme de él. No quería verlo, no quería que me tocara, no quería...

No quería pensar que él era real y luego desapareciera otra vez, no podría soportarlo.

Todo daba vuelta. Me sentí mareada y con nauseas. 

—Nea, tranquila —Lydia me tomó de los hombros preocupada.

—No es real, no es real —me oí a mí misma con pánico.

No podía ser real. ¿Era este acaso el castigo de los Dioses?

—Respira conmigo —Lydia me ordeno en tono suave.

Nerea Jackson en Teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora