Francis Dewey había sido contratado para investigar la extraña desaparición de un hombre cuya identidad resultaba tan intrigante como la desaparición misma. En realidad, todo el caso estaba sospechosamente envuelto en un aura de insipiente misterio. Al igual que el mismo hombre que buscaba, desconocía la verdadera identidad de quién le había contratado, pero sabía que recibía una considerable suma de bitcoins siempre que generaba avances. Antes de aceptar el trabajo, había pensado que era una verdadera pérdida de tiempo.
El hombre al que buscaba, los registros forenses le habían dado por muerto. Pero su misterioso contacto aseguraba que él aún vivía y necesitaba encontrarlo. No entendía la desesperación con la que le instaba en hallarle, pero estaba plenamente decidido averiguar en definitiva el paradero de ese hombre.
Con anterioridad, había trabajado en muchos casos de desapariciones, la mayoría de ellos sobre de niños secuestrados o jóvenes rebeldes . Rara vez se trataba de un adulto desaparecido. Muchos de estos casos se consideraban huidas para desconectarse del agotador mundo consumista, con la deliberada intención de no ser encontrados. Pero, por lo que la evidencia sugería, este hombre quería desaparecer completamente de este mundo. Para siempre.
-Señorita Brooks-Replicó el detective Dewey a la mujer de pulcra bata blanca qué, con un aire de seguridad, exhibía una noble belleza. Su postura de espalda perfectamente recta y barbilla ligeramente levantada, le confería un aspecto de refinada elegancia. Era tan alta como él, de un metro ochenta y tres centímetros, con una estrecha cintura, anchas caderas y cabello castaño claro, poblado y ondulado. Un rostro agraciado maquillado con un antifaz negro a la moda. Pero, en la negrura del telón de fondo resaltaba un par de ojoscafé destellantes, dejando a la vista una peculiar mancha azul.
<<Estos transhumanistas cada vez se vuelven más excéntricos>> Pensó el detective.Andrómeda cambió la dirección de su mirada, esquivando intencionalmente las curiosas pupilas que la escudriñaba. A pesar de que esta rareza le había acompañado desde su nacimiento, nunca terminaba por acostumbrarse.
-Lo siento, no quise incomodarla-Se disculpó él, notando su indiscreción.
-Descuide-Repuso ella fingiendo una sonrisa cortés-Es heterocromía parcial-Explicó -La melanina en mi iris izquierdo no se expresó uniformemente por todo el ojo.
<<Así que es un error de fábrica>>, pensó con ironía <<Estos diseñadores no tienen todo calculado después de todo>>
-Señorita Brooks -Replicó volviendo su concentración plenamente al asunto que lo había conducido hasta ella -espero me disculpe la interrupción. Pero he traído a un hombre que quiere verla. Dice que hace mucho que quiere conocerla.Andrómeda suspiró fastidiada
<< ¡¿Por un inoportuno fanático me sacó de mis labores?!>>
-Lo siento detective, pero no puedo atenderlo-Se excusó-Temo que no tengo tiempo para distracciones.
-Le comprendo, pero quizá le interese-El detective trataba de persuadir, cortando el decidido paso de la doctora colocando su palma sobre el hombro-Se trata de su abuelo. Andrómeda sintió un nudo ahogando su garganta. ¿Su abuelo? La única familia que conocía era su padre, el genetista y diseñador Júpiter Brooks. No había nadie más en su vida que él. ¿Por qué después de tanto tiempo aquél presunto abuelo decidía presentarse? ¿Y de dónde habría venido?
-Disculpe, pero la única familia que tengo es mi padre.
-Pues creo que ahora se ha sumado alguien más -Dijo él reteniéndola. Persistiría hasta convencerla -Sé que es una sorpresa, pero su abuelo quiere conocerla.
Andrómeda calló, meditando por poco si pudiese ser verdad.
-Esto... ¿Esto es un juego? -Preguntó incrédula-¿Está seguro de que se trata de mi abuelo? Mi padre nunca habló de él.
El detective le dedicó una sonrisa. Estaba complacido por conseguir la curiosa atención de la doctora. -Seguramente su padre tenía sus motivos para no hablar de él; pero sólo él podrá decirnos si es realmente su abuelo-Haciendo una teatral pausa, el detective lanzó el anzuelo -¿Le gustaría conocerlo?
Andrómeda vaciló. No sabía qué esperar cuando la noticia le había tomado por completo desprevenida. Por supuesto, sentía profunda curiosidad por conocer más familia además de su padre. ¿Por qué él siempre era reacio al hablar de su pasado? Pero ahora, que se presentaba la oportunidad de su vida para desentrañar su historia, ya no se encontraba tan segura de querer hacerlo.

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Andrómeda
Science FictionA un día del centenario aniversario del mayor proyecto de eugenesia humana, Andrómeda Brooks, médica farmacogenetista del hospital George Washington, intenta hallar la causa de una extraña enfermedad que provoca que los más jóvenes lloren sangre has...