Los sueños pueden ser tan peligrosos como hermosos, nos brindan esperanza estando despiertos, y nos aterran cuando dormimos; son como canciones con recuerdos no autorizados, y noches que roban amores por puro placer. Sueño que estoy soñando, cuando me despierta el silbido de un último respiro, lento e inseguro, como la vida; me persigue sin que sepa que siempre lo supe, asumiendo que pensaba que nadie lo sabía. Sueño que estoy despierta en un mundo de soñadores, llorando hacia dentro y sonriendo hacia afuera, como si estuviera dispuesta, o como si quisiera vivir; las dilatadas pupilas de todos los ojos cerrados me piden casi a gritos que no los deje escapar, y que su custodia selle su futuro en el pasado de otros. Sueño que sueñan conmigo; que un corazón solitario anhela mi compañía, y que una invención disfrazada de recuerdo con mi forma lo acompaña. Sueño despierta con un mundo menos horrible, sintiendo la esperanza de que suceda, pero sin demasiadas ganas de hacerlo suceder; mi realidad es un sueño, pero no logro hacerlo sonar hermoso, o no me esfuerzo demasiado; así como no me esfuerzo por absolutamente nada más, y no parece ser importante. Despierto. Despierto dormida mientras sueño con vivir, y vivo soñando. Y no me importa más que lo demás.
*** *** *** ***
La primera persona dispuesta a pasarnos la útil información de su cerebro este día es Momo; y claro que sería mucho más fácil para todos si Momo no enseñara matemáticas, o si las matemáticas no fueran la materia más odiada por toda la población estudiantil del mundo. Pero como no todo es tan fácil, mis ejemplares compañeros de clase se dedican, más que a otra cosa, a ignorar el hecho de que las clases existen y matar el tiempo tan bien como se pueda. Y este momento no es la excepción.
—¿Les cuento algo sobre mí?
—No
—Yo no hablo pársel, yo hablo parce.
Por su mirada y su silencio, supuse que Andrew esperaba que riéramos. Cosa que por supuesto no hicimos.
—Eso fue estúpido —dijo Lena
—Pues disculpe que mi sentido del humor no esté a su nivel, alteza.
Lena lo golpeó suavemente en el hombro antes de volver a su ejercicio; ella era de hecho la única que lo estaba haciendo, ya que yo lo había terminado y todos los demás lo estaban ignorando. Un rato después, ella también abandonó toda esperanza y se unió a la conversación que tenía con Andrew.
—E=mc^2 —estaba diciendo—. Entiendo que E es energía, y que m es masa, pero ¿qué es c?
—Eh... ¿calor? —sugirió Andrew.
—La fórmula está en inglés —dijo Lena.
—Entonces cold.
—Cold no es calor —dije.
—Pero... se parece.
Para cuando Andrew entendió que eso no era suficiente argumento, Momo ya se había cansado de nuestra vagancia y había empezado a hablarnos del ejercicio que debíamos hacer.
—¿Ya resolvieron el problema de la pizza? —preguntó.
Durante un segundo, todos pensamos que se refería a algún inconveniente que el curso hubiera tenido con una pizza, hasta que muy amablemente nos lo aclaró.
—El cuarto ejercicio —dijo—. Es un problema, y es sobre una pizza.
Para todos, eso pareció tener más sentido, pero no fue como si alguien en realidad hubiera hecho el ejercicio, así que Momo pasó el resto de la hora de clase explicándonos cómo se hacía. Me hubiera encantado prestar atención, de verdad que sí, pero era algo difícil con Andrew a un lado intentando hacerme cosquillas, y con Lena al otro preguntando insistentemente por qué dibujaba corazones sobre un par de números. Así que para nada presté atención.
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Cuatro Paredes
Ficción GeneralTodos quieren una vida perfecta: un par de amigos verdaderos, sonrisas infinitas, aventuras sin propósitos, y alguien a quien amar... y cuando tienes todo eso, ¿te molestas en pedir que sea real? La siguiente es una obra de ficción basada en la vida...