||CAPÍTULO 7||

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Hay personas insistentes, casi asfixiantes.

Pero tú, tú eres como la sarna

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—Guao, Nick —observo en todas las direcciones sin disimulo—... esto es asombrosamente hermoso.

Concéntrate, Alex. Es una fiesta de mafiosos; no hay nada hermoso en eso.

—Lo es —admite—. Todos aquí limpian su trasero con dinero y, posiblemente duermen sobre lingotes de oro. —joder... y yo que duermo en un colchón de piedra y me limpio el trasero con papel común barato, ni siquiera de doble hoja—. En este momento estás rodeada de: Narcotraficantes, terroristas, espías del otro lado, rusos, traficantes de blancas. —hace una pausa— En resumen...

—Personas malas. —termino por él.

—Exacto. —nos aproximamos al salón principal— Trata de lucir como si estuvieras acostumbrada a este tipo de lujos.

Trago grueso.

—Claro —observo a mi alrededor con arrogancia, como si fuera una jodida perra Hilton—. Nada de aquí me sorprende. —miento con seriedad, y sin perder la postura, a lo cual Nick responde con una carcajada contenida.

—Mucho mejor. —me toma de la mano, y acaricia mi palma con su pulgar.

Debería usar maquillaje más a menudo.

La elegancia y exclusividad del lugar es sorprendente, en mi interior aún no puedo digerir las cosas. Me siento emocionada, pero también siento nauseas por lo que pueda pasar. Todo está dividido en diferentes salones con diferentes fines. En este momento estamos frente a un gran buffet repleto de toda la comida que puedas imaginar.

Quisiera comer algo de allí... al menos solo una trufita.

Y como si Nick pudiera leer mi mente:

—Yo no comería nada de allí si fuera tú. —advierte, soltando mi mano, para luego dirigirla a mi cintura y guiarme hacia el siguiente salón.

Este otro salón, era mucho más grande, se trataba del salón de baile, al menos eso creo. El lugar era gigante, y la decoración era impecable. Cascadas de diamante colgaban desde arriba, y muchas mesas se encontraban esparcidas por todas partes, dejando más que suficiente espacio como para que bailen más de mil personas.

Wow.

Hay una base con tres escalones iluminados con luces rojas donde están tocando música clásica, junto al acompañamiento vocal de una esbelta mujer de cabello negro con hermosa voz.

—¡Cinco minutos para la subasta! —anuncian en todo el lugar, haciendo que Nick tense su mandíbula.

—Vamos, es por allá. —indica, guiándome a una puerta de cristal ahumado donde sólo se ve el reflejo de ambos.

En la puerta se encuentra un hombre con cara de sicario despiadado, pero confío en que Nick se encargará de él.

—Lo siento, sin mujer. —dijo el hombre cuando estábamos a punto de ingresar a la sala de subastas.

Ok, me ofendió el muy puto.

Vamos, Nick, métele un palo por donde ya tu sabes, para que deje de ser tan ridículo.

—¿Con quién crees que estás hablando?—dice Nick, fingiendo un extraño acento, y apretando sus puños como Hulk. «Vaya, pero que buen actor» —. Si valoras tu vida de simple portero, será mejor que cuides tus palabras. —Nick abre sus fosas nasales con exageración, y lo amenaza con la mirada de la muerte.

Espía Adolescente©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora