||CAPÍTULO 8||

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Complejo de heroína


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—¿Qué? —«todo menos eso, Nick, todo menos eso»— ¡No! —niego exaltada—. Nick, no puedo hacerlo. Nunca he cantado en público —trago grueso—. Me desangraré, será el fin del mundo o, qué sé yo. Siempre ocurre algo malo.

Nick maldice por lo bajo.

—Enana, lo lamento mucho, de verdad, pero esta es mi única oportunidad de sacar a Nali de aquí. —hace una pausa, para luego decir en un tono de voz más bajo—: Por favor, enana. Te necesito...

—Yo... —no puedo creer que voy a decir esto— Lo haré —mierda, no puedo creer lo que he dicho—. Por ti, por mi cuña... digo, tu hermana, y porque estoy harta de sentir miedo.

A la mierda con los miedos, a la mierda con todos estos hijos de perra. Yo, Alex Piterson, puedo hacerlo.

—¡¡Así se habla, enana!! Ve, y cántales una balada a esos mafiosos.

Yo puedo con esto, yo puedo con esto. Mentalmente me repito.

Retiro lo dicho. Hay mucha gente, no puedo con esto.

«Nick te necesita, Alex, hazlo por él»

Lo haré por Nick.

Trago grueso, y con mucho nerviosismo y unas tremendas ganas de vomitarle la cara a alguien, me acerco al hombre que está a un lado de la plataforma en la que se encuentra el talento en vivo. El hombre parece ser el que está a cargo, pues no deja de dar órdenes por doquier con cara de rancio. Espero no estar equivocada.

—Oiga, usted. —«Qué sutil eres, Alex trasero de tabla». El hombre voltea a verme. Me mira ceñudo. Seguramente piensa: «¿De dónde coño salió esta loca?»—. Quiero cantar —le suelto como la perra millonaria que NO soy.

Así es, Alex, demuéstrales quién es Meredith. Después de todo... si algo sale mal, o se me escapa un gallo, será Meredith la perjudicada, no Alex Piterson.

—Señora, —«Ok, este cara de marciano ya me cae mal. ¿Tengo cara de vieja?»— lo lamento, pero creo que eso no se pue...

Estoy harta de que me digan que no. Lo tomo de la corbata, y de un brusco jalón, lo acerco a mi.

—Si no me dejas montarme al puto escenario, mi esposo, e diablo negro, te cortará las pocas bolas que tienes —lo observo con la mirada de la muerte a través del antifaz—. ¿Entendido, lacayo?

Traga grueso.

—Si, señora...

Luego de unos segundos, el hombre vuelve, y con manos temblorosas me pregunta:

—¿Qué desea cantar, señora?

No necesitaba pensarlo, sabía exactamente qué canción quería cantar. En este momento sentía muchas cosas, y esa canción definía cada uno de mis confusos sentimientos.

—Shamless, de Camila Cabello —digo sin pensar.

—Bien. La pista estará en tan sólo unos segundos. Ya puede subir y ubicarse junto al micrófono.

«Respira, tú tienes el control de tus miedos»

Subo los escalones y me posiciono en el medio de la delicada y hermosa plataforma donde hace un momento estaba cantando la chica de hermosa voz. Los miedos comienzan a apoderarse de mi cuando todos esos mafiosos posan sus miradas en mi, incluyendo a Eaxer, quien me observa divertido, misterioso y a la vez sorprendido.

Espía Adolescente©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora