Capítulo XIII

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Relata Elisa

Continuamos casi toda la noche, dormíamos a ratos y seguíamos con nuestra salvaje sesión de sexo, creo que ningún día de las veces que habíamos estado juntos lo habíamos hecho así. Lo siento por Óscar y Francis tampoco deben de haber dormido mucho.

Ahora estoy tendida sobre mi estómago, mientras que Mr. Pine viene subiendo desde la punta de mis pies regalándome candentes besos por cada parte de mi cuerpo que pasa.

Apoyo mi cabeza a un costado de la almohada mientras él continúa subiendo: - ¡Dios Santo esto no tiene para cuando parar! - Se supone que debemos levantarnos para continuar nuestro camino, pero creo que vamos a tener que detenernos a descansar, comer algo, recobrar energías y luego seguir.

Se acerca a mi oído y con su ronca voz me dice: - ¿Estas lista para algo nuevo? -

- ¡Oh sip! - respondo.

Me sonríe y se levanta, toma un tubo de gel lubricante se coloca un condón y sobre el un poco de gel, desliza una almohada por debajo de mi vientre; ya sé lo que quiere y me gusta. Mi trasero queda expuesto para él, se recuesta sobre mí y con sus dedos cubiertos con gel empieza a dilatar mi segunda entrada. - ¡Después de todo este tiempo vamos a probar que tan apretada estás! - dice y empieza a entrar en mí.

- ¡Ahhh! - Duele, pero se está moviendo muy lento para que yo pueda acoplarme con su gran tamaño, lo que hace que sea muy satisfactorio.

Arrugo las sábanas que tengo debajo mío; en tanto que toma mis manos se acerca a mi oído y entre sus gemidos y sus movimientos siento que ya está por venirse.

- ¡Grrrrr, .... oh Elisa! -

- ¡EL... ELISA! - Cae rendido sobre mí. Antes de quedar de espaldas se quita el condón para luego abrazarme y besar mi espalda, me acomodo entre sus brazos e intentamos dormir un poco.

Narra Óscar

Estamos con Francis en la cocina de nuestra casa preparándonos para tomar el desayuno.

- ¡Francis, hoy no iré al restorán! Quiero quedarme un rato con Elisa. -

Francis se me acerca y me besa en la mejilla: -No creo que ella necesite que la cuides, con el guardaespaldas que tiene esta de lo mejor. -

- ¡Callate que tuve que dormir con audífonos puestos y no quiero recordarlo... aún la veo como mi hermanita y ese idiota...! - hago movimientos con las manos exagerando todo.

Francis toma mis manos para calmarme: -...Ese idiota es el hombre que ella eligió. Y ahora no está metido, ni tu padre, ni la política, ni nadie es ella y él. -

Estamos besándonos con Francis cuando comienza a sonar el teléfono sin muchas ganas lo reviso, es del restorán. - Chef, acabo de entrar al restorán y afuera hay un grupo de hombres que quieren hablar con usted comenta el joven Garzón que está al otro lado de la línea. -

- Ok, solamente di que estoy enfermo y que iré más tarde. Ni una sola palabra más. - cuelga y sale corriendo rumbo a la casa de huéspedes. Entra corriendo y hacerlo grita, para no interrumpir nada.

- ¡ELISA! Deben tomar sus cosas rápido los hombres de Horacio están en el restorán. -

Narra Jonathan

Escucho a Óscar gritar desde la puerta.

Dios mío estoy muerto y debemos continuar urgente.

- Amor, despierta debemos salir AHORA. Los hombres de Horacio llegaron al restorán de tu hermano. -

Elisa se levanta creo que aún sin abrir los ojos y comienza a vestirse, yo también lo hago. Estamos en silencio, haciendo todo lo más rápido posible, no sé si no hablamos por concentración o porque el cansancio es mayor que nosotros.

Elisa sale primero y se encuentra con Óscar y Francis, este último le pasa un fajo de billetes a Óscar quien me lo entrega a ella: - Ok, hermanita ten esto ¡espero sirva de algo! - Veo que la abraza y ella no puede contener el llanto. Francis toma el hombro de su pareja para apoyarlo ya que él también estaba llorando.

- ¡Es hora de marcharnos! - extiendo mi mano hacia Óscar y este me toma con fuerza para abrazarme y dejarme un recado: - ¡Cuídala con tu vida si es necesario! Es la única en la familia que vale la pena. - Asiento con la cabeza y luego me despido de Francis. Tomo las llaves del auto y subo nuestros bolsos. - ¡Elisa, es hora! - vuelven a abrazarse y ella sube al auto.

Relata Elisa

Tengo miedo, con los hombres de Horacio están cerca y el mismo Horacio, juro por Dios que no quiero volver a verlo. Además estoy segura de que si sus hombres me encuentran primero, me matarán antes de llevarme con él.

Relata Óscar

Llegamos con Francis al restorán. Afuera hay tres autos de lujo y muchos hombres con trajes negro.

- Típico del idiota de mi cuñado. ¡No sé si buscan a mi hermana o a un extraterrestre! - miro a Francis y bajamos. - ¡Buenos días señores! ¿les podemos ayudar en algo? -

Se me acerca uno mientras camino hacia la puerta del local: - ¿Es usted Óscar Lowes? -

- Dejé de serlo cuando nuestro querido Senador Lowes se enteró que yo era homosexual. ¡Pero si necesitan que vuelva a serlo solo háganlo saber! - Abro la puerta y dejo que Francis entre, no sin antes mirarme con algo de nerviosismo.

El hombre ahora está casi dejando su aliento sobre mi nuca: - ¿Entonces podemos hablar? -

-Qué necesita, porque le aviso de antemano que con la familia Lowes perdí relaciones hace mucho. -

- ¿Incluso con su hermana la Sra. Elisa Fitzgerald? -

Trato de abrir la puerta, pero el tipo me lo impide y veo que los demás comienzan a acercarse. - ¡Sobre todo con ella! ¡Desde que se casó con Horacio y entró al juego de la política cambió y se puso tan idiota como el resto de los Lowes! - .... suspiro y vuelvo a tratar de entrar, miro a Francis que me observa desde dentro.

- Bueno ¿entonces no le importará mucho lo que suceda con ella? -

- ¡En realidad no! Pero por favor me podrías permitir entrar a mi negocio. ¡Ya tenemos que abrir! -

- ¡Ok Mr. Lowes! pero solo le comentaré que si sabe algo de la Sra. Fitzgeral nos lo haga saber. -

Antes de entrar decidido pregunto: - ¿Y podría saber que hizo esta vez mi hermana? -

- Creemos que su hermana fue secuestrada por su guardaespaldas, pero insisto...¡si sabe algo de ella por favor llámame! - me entrega una tarjeta, hace un gesto a los demás hombres y todos suben a sus autos. Entro rápidamente guardando aún la compostura y cuando estoy atrás donde nadie puede verme, me quiebro por completo; miro a Francis quien me acaricia el hombro: - ¡No puedo dejarla ahora! Estoy seguro de que estos desgraciados quieren matarla. -

Mr. Pine (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora