Capítulo XIX

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Tomaré un taxi para que me lleve rumbo al hospital en donde están Óscar y Francis, cuando Horacio se entere de que están con vida enviará a alguien a terminar el trabajo. Estoy seguro de que no me será fácil llegar a ellos porque los hombres que dejó Ángela deben ser los mejores. Nos demoramos al menos unos 20 minutos en llegar, traté de pasar lo más desapercibido posible, entré por el hall habitual de la gente que va de visitas, observé un rato y pude ver donde se encontraban las escaleras que dirigían al personal, llegó y busco en los casilleros alguno que este abierto y tenga ropa de mi talla.

Después de vestirme busco en administración donde puedo encontrarlos; están en una sala UCI en el quinto piso. Subo y pasó desapercibido entre toda la gente vestida de forma similar entro; hay seis camas y están todas ocupadas tomo los antecedentes del paciente de la primera cama y los dejo así sucesivamente hasta llegar a los que buscaba.

Me impresiona verlo, tiene la nariz fracturada, los ojos muy inflamados además está lleno de tubos saliendo por todo su cuerpo.

Los hombres de Horacio también están en el hospital para terminar el trabajo, un par de ellos se dirigen hacia el subterráneo para provocar un corte masivo de luz, mientras que otro equipo ya está en el piso esperando la señal para atacar a Óscar y Francis. El plan es que cuando la luz se apague suenen las alarmas de todas las máquinas y de forma automática se enciendan los generadores, Jonathan percibe que esto no es casual así que toma su pistola y le quita el seguro, todo esto sin moverse del lado de Oscar. Se agacha junto a la camilla, mientras vienen las enfermeras a supervisar que todo esté funcionando como corresponde.

A lo lejos se escucha a una de las enfermeras discutir con alguien luego un golpe seco y la cabeza de la enfermera golpea el piso, se sienten los pasos acercarse a la cama y cuando están a punto de manipular las máquinas golpeo con una de mis piernas las del hombre logrando que este cayera de bruces. Al verse en el suelo gira la cabeza para ver quién lo había golpeado y se encuentra con mi pistola apuntándole directo entre los ojos. - ¡Ni siquiera pienses en moverte! - Le digo casi susurrando, pero en forma ruda. Obviamente hace caso omiso y comienza a levantarse, rápidamente lo golpeo con la cacha de la pistola en la cabeza, con la frente sangrando aun así se levanta y pretende darme pelea. Suelto mi arma para poder tomarlo desde el cuello y trato de hacerle una llave, pero el tipo es un mastodonte de aquellos y me golpea con su codo entre las costillas.

- ¡Así que tu debes ser Pine! - se voltea y me golpea en la cara, caigo sobre la cama rápido me doy vuelta y levanto mi pierna con todas mis fuerzas. Mi zapato queda encajado en su mandíbula, por fin cae al suelo inconsciente. Estoy cansado, pero debo moverlo, lo arrastro y lo dejo debajo de la cama de al lado, después veré que hago con él; ahora debo esperar a sus compañeros, porque este trabajo no lo podría estar haciendo solo.

Esta vez buscaré algo más rápido, miro las medicaciones de todos los pacientes y encuentro un tranquilizante que puede ayudarme, se lo inyecto al tipo que tengo bajo la cama y vuelvo a cargar la jeringa para colocarme detrás de la puerta y esperar a que vengan a intentar de asesinar a Óscar.

Ya mi respiración se está normalizando, llevo al menos un par de minutos esperando a que alguien sospechoso entre, pero nada, de repente la puerta comienza a abrirse demasiado suavemente, estoy listo con la jeringa puedo ver que son dos mujeres y por lo que entiendo Horacio no tiene féminas en su equipo. Ellas avanzan hacia la última cama yo las sigo pasando por debajo de las camillas sigilosamente. - ¡Apúrate que no tenemos mucho tiempo antes de que se den cuenta que estamos aquí! - ¿Es Ángela? ¡Eso quiere decir que quien está con ella es Elisa!

- Oscar, hermanito soy yo Elisa. ¡Te prometo que tú y Francis estarán bien, solo déjanos acabar con Horacio y yo misma le haré pagar por lo que te hizo! - veo que lo besa en la frente, ambas se miran y comienzan a retirarse de la sala. ¿Qué hago, me aparezco ante ellas o sigo aquí escondido? Se me aprieta el corazón y el estómago, pero por su seguridad y la mía debo quedarme aquí.

Estúpidamente bajo la guardia y el tipo que tenía escondido despertó y a trastabillones llega a mi lado, me vuelvo para golpearlo nuevamente, pero siento que me atacan desde la retaguardia. El primero me quita la jeringa y la inyecta en mi cuello, lamentablemente caigo rendido.

Mr. Pine (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora