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Quizás era el maravilloso finde que tenía a espaldas y que no dejaba de repetirse en mi cabeza, o quizás era el hecho de que fuese un lunes y que no había dormido mucho. El caso es que no estaba de mal humor, pero me notaba cansada y nostálgica, y si las horas pasaron con rapidez, fue porque en mi mente había una película basada en hechos reales, repitiéndose continuamente, que llevaba nuestros nombres.

Lo más divertido del día y lo único que me sacó de aquella ensoñación, fue la visita de Aitana, que vino a contarnos cómo había sido su primer día en el mundo laboral y que parecía muy emocionada con todo. Supongo que se le olvidó que mis padres estarían trabajando, así que solo me encontró a mí en casa, y aprovechamos para merendar en la cocina y ponernos al día. Tampoco es que hubiera alguna forma sutil de echar a la chica del flequillo de casa, así que el protocolo normal era sacar comida y esperar a que ella misma decidiera que era hora de largarse.

—Y bueno... Ahora —enunció después de su pequeño monólogo sobre su nuevo puesto de trabajo. —Hablemos de vosotras —comentó levantando las cejas.

—¿Ya te lo ha largado todo Ana? —sonreí, entre avergonzada y divertida, porque la morena ya me había comentado que había hablado largo y tendido por teléfono con mi prima, el domingo cuando llegamos al pueblo. Aitana asintió efusivamente, apretando los labios en una sonrisa muy típica de ella. —¿Entonces qué quieres que te cuente? —le pregunté en un tono chulesco, aunque mi prima ya sabía que estaba bromeando.

—La boda —soltó Aitana. —Quiero fechas.

—¡Aitana! —cabeceé, removiendo mi taza de café con leche, uno que no debería de estar tomándome porque siendo ya las seis de la tarde, me haría más mal que bien. —Deja de ser tan exagerada. Estamos yendo poco a poco. Cásate tú con Nerea. Lleváis más tiempo.

—¡Anda qué dices! Primero vas tú —remarcó señalándome. —Además, "poco a poco", ¿de qué? Ana me dijo ayer que ya era oficial lo vuestro.

—Bueno, a ver... —esta niña tenía respuestas para todo. —Es oficial, sí, pero no para mis padres ni para el resto del mundo. Tampoco hay prisa para que se enteren.

—Pero algo sabrán, ¿no? —se interesó.

—Sí, claro, le tuve que decir a mi madre dónde y con quién estaba.

—Que me debes una, por cierto —me interrumpió Aitana. 

—¿Eh? —pregunté levantando las cejas, algo perdida.

—Esa casa es mía —respondió, encogiéndose de hombros. —Vuestra escapada romántica, la he patrocinado ya —soltó, cogiendo una galleta del tarro que ya habíamos cerrado hacía un ratito.

—¿Tuya de qué? Si la compraron tus padres.

—Pues eso, ¿te parece poco?

—¿Tu nombre aparece en los papeles? Pregunto —gesticulé, haciendo que la menor frunciera el ceño. —Ella, que se piensa que esto es como el Monopoly.

—Bueno va, sigue —insistió mi prima, cruzada de brazos.

—Nada, solo eso, que le conté a mi madre que estaba allí con Ana, el sábado mismo. Y la verdad es que, entre que ayer llegamos tarde y hoy hemos trabajado todos, no hemos podido indagar mucho en el tema, que digamos.

—Los tíos se lo tomarán bien. Ana les gusta.

—Sí —asentí, mirándome las uñas. —Supongo que sí.

—¿Lo dudas?

—No, o sea... Creo que les va a sorprender un poco. A mi madre no, porque ya se lo ve venir. Efrén también está al corriente de todo. Quizás mi padre sea quién menos se lo espere. Pero no, no creo que se lo tomen a mal.

Aún me tienes. QLBEPL2 🦋 || WARIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora