TERCERA TEMPORADA!
El deseo de saber quien era ese hombre que lo atormentaba por las noches. Quien con solo besarlo hacia que sus ángeles huyeran de la habitación y solo quedarán los demonios. ¿Quién era él y por qué sentía miedo?
Esa sonrisa que ta...
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Sucios de sangre, los dos se miraron con el único placer que habitaba en sus cuerpos. Yoongi, jalaba el cuerpo de Henry por el suelo, encontró el cuchillo y cortó su cuello. Jimin, desató a Taehyung y corrió a coger el antídoto para inyectárselo a Jungkook. Taehyung, lo ayudó a desatarlo y le clavó el antídoto en el brazo.
—Jungkook, despierta... —Taehyung, le acarició el rostro. —Jungkook... —se mordió el labio inferior nervioso.
Yoongi, a espaldas de ellos miró a Jimin y se acercó a él. Lo jaló de la muñeca y lo pegó a su cuerpo. Acarició su cabeza con lentitud y depositó algunos besos en su frente.
—Juro que me volvería más loco de lo que estoy si tu hubiesen matado, Jimin... —asustado por aquellas palabras, el mencionado pasó saliva y se mordió el labio inferior.
—¡JUNGKOOK! —el grito de desesperación de Taehyung, hizo que los dos cortaran aquel abrazo. —Tenemos que llevarlo a un hospital... —dijo sin aliento y largas lágrimas bajando por sus mejillas.
Jimin, corrió hacia ellos y ayudó a levantar a Jungkook de la silla y arrastrarlo con Taehyung a las afueras de aquel lugar. Pero, Jimin al girarse, se dio cuenta que Yoongi ya no estaba ahí. Con Taehyung, sacaron a Jungkook de ese lugar. Jimin, antes de irse miró el lugar. Muertos y sangre por doquier. Linda escena, y con una sonrisa cínica se dio media vuelta para salir de aquel lugar. Jimin, estaba ocultando tanto...
Una hora más tarde, cables estaban en el cuerpo de Jungkook. Tenía inyectado suero, pero no abría los ojos. Su corazón latía poco y Taehyung estaba al punto de la desesperación. Jimin, por otro lado, se encontraba en la cafetería del hospital comprando algunas cosas para él y Taehyung. Yoongi, no respondía a sus llamadas y mucho menos sus mensajes. Estaba solo. No sabía nada de Minji y estaba preocupado.
Caminó por los pasillos del hospital encontrándose con una pelirroja que le hizo traer buenos recuerdos de su yo anterior. Una sonrisa perversa se asomó en sus labios y se acercó a ella con la intensión de asustarla, pero algo lo dejó sin palabras.
—¿Rosé? —habló Jimin.
La chica al escuchar aquella voz, pasó saliva y se llevó las dos manos a su estómago apretándolo junto a su corto vestido azul. Sus tatuajes resaltaban su piel pálida. Trató de controlar sus nervios antes de girarse y fingir una sonrisa. Jimin, fijó su mirada en la barriga que tenía Rosé. Jimin, arrugó el ceño.
—¿Qué necesitas? Se supone que tú y yo habíamos quedado en el acuerdo de no vernos más. Yo no te metía en la maldita cárcel.
—Calma, linda... —dijo Jimin mordiéndose el labio inferior.
¿Les dije que Jimin nos ocultaba cosas? Bueno...
—Eres mi lindo juguete, cariño. Así qué... —le acarició la barriga formando una sonrisa perversa. —Cuida bien de mi hijo, Rosé. —la mencionada empezó a sollozar. Jimin le levantó la mirada. —No me hagas matarte. Estás viva por mi hijo. —le acarició la mejilla y le limpio las lágrimas con su pulgar. —No quiero atarte... o ¿Quieres que te vuelva hacer aquello, linda? Como esa arma tocaba cada parte de ti, mientras te follaba... —Rosé cerró los ojos con fuerza y negó. —Calladita, eres más linda. No hables con nadie, linda. —levantó uno de sus cabellos y sonrió.
