💘 Capítulo 8💘

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Quede en shock, todos los cables de mi Mente parecían que habían hecho cortocircuito. Estaba paralizada, pasmada, neutralizada y todos los adjetivos que se pareciesen a todo lo que estaba experimentando en ese momento.

¿Qué hacía Adam aquí? ¿Me había perseguido otra vez? ¿Porque ambos estaban molestos? ¿Que era ese papel que marcos dudaba en tomar? ¿Ambos se conocían? Y si era así ¿De dónde?

Preguntas. Era todo lo que cruzaba por mi mente en ese momento, preguntas y más malditas preguntas.
Marcos se quedó allí parado de pie, mirando la puerta por dónde el chico se había ido. Suspiró mientras se restregaba la cara de ¿Preocupación?
Me acerqué hacia el con pasos decididos. Tenía que saber que rayos estaba pasando, y aún más que eso tenía que averiguar qué dice ese papel.

Pero ya suponía que no era nada bueno. Su cara los había delatado a ambos.

Cuando estuve frente de él, toda mi valentía se fue a la mierda. Por más que tratará no era capaz de formular una palabra. El me miraba perplejo y confundido. Aún su rostro mostraba la preocupación, y eso lo delataba aún más.

—Este yo...pues... ah...— el seguía mirando me serio, tal vez trataba de descifrar que quería decir.

—Melany ¿Qué diablos te pasa?— eso mismo me preguntó yo

Tenía miedo, miedo de que lo que dijera en aquel papel me involucrará en algo malo. No estaba dispuesta a correr el riesgo de meterme en asuntos que no debía. Es más ¿Que me importaba a mí que se conocieran? ¿Que me importaba que estaba pasando a su alrededor?.

— Melany te hice una pregunta— su voz me saco de mis pensamientos de vuelta a la realidad. y fue en ese momento que decidí dejarlo pasar.

—Ah bueno quería que vieras que tan fabuloso me quedó el vestido— fingí mi mejor cara de alegría, y di una media vuelta. Marcos se relajó y me regaló una de esas sonrisas tan alegres, que son capaces de contagiarte, y me miró de arriba abajo.

— Te queda espectacular — me siguió inspeccionando, como si percatándose de que no hubiera ningún detalle— claro se vería aún más glamoroso si no estuvieras mojada.

Voltee los ojos. Ahora que me daba de cuenta, marcos estaba más diferente, estaba más conversador, expresivo, espontáneo. Era como si fuera otra persona, y eso me pareció aún más raro. El día del bar, era todo lo opuesto, ni siquiera recuerdo haberlo visto sonreír. Lo escrute con la mirada, fijando todas las facciones de su rostro. Sus ojos color café, tenían esa chispa de preocupación que me estaba carcomiendo el alma. Sus labios estaban inclinados hacia arriba en una sonrisa que me pareció forzada, su cabello negro aún seguía pegado a los lados de su cara.

No tenía experiencia con los chicos. Pero marcos era lindo y muy cushi. Era de esos chicos tímidos, e inseguros que mayormente eran sacados de una novela de Wattpad.

—El sábado por la noche los chicos y yo vamos a una feria de juegos ¿Quieres ir? — dijo marcos sin expresión alguna en su rostro, esperando mi respuesta.

—Bueno me encantaría pero...— busque en mi mente una excusa rápida.

—No te inventes una excusa, si no quieres ir, di no y listo— suspire cansada y asentí.

— está bien iré— mire a mí alrededor y no vi a Rebecca por ninguna parte —¿Y Becca va ?

—Claro ella fue la de la idea— asentí y me dirigí a la puerta de antes, me quite el vestido negro, y me coloque la sudadera que la pelirroja me había tendido y en otra bolsas encontré unos shorts negros y me los puse.

(***)

—A mí me encanta la combinación de la canela y la naranja— arrugue el entrecejo por esa extraña combinación y lo mire ceñuda— ¿Qué?, Es una delicia.

—No voy a discutir eso contigo, porque no llegaríamos a ningún lado— le respondí a Marcos y este volteo los ojos.

Marcos y yo nos habíamos quedado desde temprano en la boutique de Rebecca, ayudándole con su trabajo, aunque fuéramos inexpertos ella apreciaba toda la ayuda posible y el gesto de amabilidad.

Y como ya eran aproximadamente las 5 de la tarde y no había clientela, nos dispusimos a conversar tranquilamente, pero esa "conversación tranquila" véase mi sarcasmo, se había convertido en un juego.

—En mi opinión el aroma a fresa y vainilla es mucho mejor, que la canela y naranja— mire a Rebecca quien arruga la nariz de una forma divertida. Lo que me hizo reír.

— Esa si es una buena combinación— le saque la lengua a marcos y este me saco el dedo corazón, ah lo que volví a reír.

Fuera de mi voluntad mi estómago rugió exigiendo algo de comida y como solo había comido unas frutas y tostadas, era obvio que tendría mucha hambre.

— ¿Y si ordenamos una pizza?—
Sugerí.

—Que sea doble queso— hablo marcos.

—En Mateo'spizza venden las mejores de la ciudad, pero no se pueden ordenar por llamada, hay que ir directamente hacia allí, y por lo que ustedes saben, no puedo salir de aquí hasta las 9 — Rebecca se levantó y se dirigió al mostrador, abrió la pequeña caja registradora y sacó unos cuantos billetes. Luego se dirigió hacia donde estábamos sentados en el frío suelo, y me entrego los billetes.

—No no no yo puedo pagar — la aludida me sonrió enérgica, y negó con la cabeza.

—Mi boutique. Mis reglas —suspiro—, puedes ir con él.

Marcos se negó rápidamente a ir conmigo, pero después de unos minutos discutiendo con Rebecca sobre el tema. Por fin se rindió y se dispuso a acompañar me a comprar la pizza.

La lluvia había cesado, en cambio al cielo aún seguía oscuro y gris. Se me antojaba un poco tenebroso. Pocas personas se podían ver en la calle y en ese momento me pregunte el porqué. Pero sin duda había cosas que nunca iba a poder entender.

Caminamos en un silencio sepulcral, no era incómodo más bien era agradable. Aunque me ansiaba ese silencio. Varias veces abrí la boca, pero la cerré al instante por no saber que decir.
Llevábamos varios minutos caminando ya que era un poco lejos, pero a mí me parecían años. El chico que tenía a mi lado, estaba tan sumergido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que lo observaba disimuladamente. Su cabello ya no se pegaba a los lados de su cara, ya estaba seco, y estaba despeinado salvajemente por el mismo, sus ojos cafés estaban concentrados en el frente, y sus lentes ya no los llevaba puestos, al contrario ahora los llevaba guindando de la camiseta blanca que llevaba y que se apegaba a su cuerpo.

Tal vez fue el peso de mi mirada que hizo que me atrapará observándolo. Y sonrió, no era una sonrisa pícara no juguetona. Era una sonrisa cualquiera, que podría significar mucho o podría significar nada.

En ese momento una idea surcó mi mente. Y ya que necesitaba entender la escena de hace unas horas atrás fue la mejor idea que se me había ocurrido, hasta ese momento y aprovecharía la oportunidad al máximo.

— ¿Quién era el chico con que estabas discutiendo cuando Becca y yo estábamos en el cuarto de servicio?— mordí mi labio inferior nerviosa esperando que respondiera a mí pregunta.

Cabía la posibilidad de que me contestará. Y también de que me mintiera. Y dada las circunstancias me convenía más preguntar de forma amistosa que averiguar por mis propios medios por qué nunca salía ilusa, sin que las consecuencias me cayeran como un balde de agua.

La sonrisa de Marcos se borró por completo y en ella se asomó una mueca de espanto. Como si temiera que algo había descubierto que lo delatara en algo. Dejó de caminar y se quedó plantado de pie mirándome.

Ya en mi mente estaban plasmada todas las posibles respuestas que me daría, pero nunca creí que una de ellas fuera la que me dio en ese momento...


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White Mask©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora