✧ love me again» BTS; taehyung ✧

u n o

Younha

Intenté no caerme de bruces contra el asfalto. La vida en Daegu es realmente complicada en diferentes aspectos, casi todo es campo, y peor si vives cerca de algún monte. Pero no es que me queje de mi vida, solo que a veces me gustaría vivir en otro lugar, un ejemplo: Seúl.

Abrí mi mochila para sacar mi tarjeta lo más rápido posible, odiaba escuchar como gruñía el chófer-cobrador, subí al autobús y solté un suspiro cuando la encontré.

Pasé la tarjeta por la ranura de la máquina que cobraba el pasaje, me quedé a un lado de la entrada, mirando si había un asiento en la parte trasera del autobús, ya que no me gustaba sentarme en los asientos delanteros.

El autobús volvió a parar.

—Si no tienes tarjeta, vas a tener que bajarte —gruñó el chófer.

El chico miraba a la nada, tenía el cabello castaño, y parecía que ocultaba algo.

Se veía... ¿raro?

Para ser honesta, no soy quién para decir si alguien parece raro o no.

—Bájate —indicó el chófer.

El chico suspiró resignado.

—Viene conmigo —dije, cuando ya estaba cerca a la máquina, sin pensarlo dos veces, pasé mi tarjeta por la ranura de la máquina, sonó un leve clic. El chico me miró entre sorprendido y molesto, tenía el mismo uniforme que yo, pero claro, él no llevaba la falda. Vi como abrió la boca, pero yo me giré antes de que diga algo.

«Chico extraño».

Taehyung

La chica parecía una mosca, con esas enormes gafas redondas. Pero tenía su lado bueno, si no hubiera sido por ella, hubiera tenido que regresar a la casa de mi abuela y buscar mi tarjeta para el autobús.

Intenté no ponerme más nervioso de lo que ya estaba, cuando el chofer me dijo que bajara, pensé en no ir al colegio. Al fin y al cabo, solo era el primer día de clases.

«¿Quién no se pierde el primer día de clases?».

Cuando la chica que parecía sacada de una de esas revistas que encontrabas en el metro, dijo que yo venía con ella, me sentí algo extraño. Bueno, más extraño de lo que ya me siento diariamente, diría yo.

No me negué, ya que realmente necesitaba que me pagaran el pasaje; cuando pasó su tarjeta por la ranura de la máquina, agradecí a los dioses por mandar a un alma bondadosa a ayudarme. Cuando me disponía agradécele a la chica, ella se dio la vuelta sin más.

Escuché algo que dijo el chofer; yo solo me digné a rodear los ojos y tomar asiento.

Giré levemente la cabeza para poder ver a la chica; nuestras miradas se cruzaron por unos segundos. Hasta que yo saludé ligeramente, ella solo desvío la mirada; con un poco de vergüenza volví a mirar hacia delante.

Cuando visualicé la entrada del colegio, me paré —disimuladamente— antes de entrar. Vi entrar a algunos estudiantes, y también veía como algunos corrían a lo lejos. Seguro que faltaba muy poco para que cerraran la entrada del colegio.

La chica del cabello color azabache también estaba con paso apresurado, ni siquiera se dio cuenta que yo estaba ahí, parado.

Fui detrás de ella, cual asesino en una película de miedo.

Vi cómo se paró en seco, cuando ya está estaba cerca a la entrada principal; bajó su mochila, y comenzó a buscar algo. Masculló algo entre dientes, y después posó la vista en una señora que se encontraba en la entrada del colegio. Algunos estudiantes estaban parados en un lado de la entrada principal, así que supuse que la señora en realidad era una profesora.