Serie Fanfic Girls Und Panzer #2: Los Dos Sables

1. The Long Years

Liam no había salido de su oficina en todo el día. Desde la puerta que daba al patio interior lograban verse los rayos del sol azotando a las matas y el agua del estanque con los peces dentro. Llevó sus ojos a las palabras escritas en el ordenador y se sintió sin complaciencia acerca de lo que había escrito. Comenzó a borrar cada una de las letras hasta el inicio. Estiró los brazos cuando terminó y luego volvió la mirada a la puerta que conectaba con la sala. Los diferentes sonidos de la casa y del pueblo inundaban el ambiente; se había acostumbrado en demasía a ellos que ya no le molestaban, la tranquilidad que transmitía Kumamoto siempre le pareció agrdable desde el primer momento en que estuvo dentro de esas paredes.

Desde ahí percibió el olor a metal y gasolina, el sonido de las orugas le parecieron normal y no se inmutó ante estas. Fue entonces que se detuvo, sabía que se había detenido, pues el motor ronroneaba en seco y no se escuchaba el forcejeo por quere mover la gran estructura de metal. En el mismo instante se le ocurrieron las primeras palabras: «Todo se sumió en oscuridad, el susurro de los árboles era impercibible, los sonidos de los animales habían muerto. Todo cesó de existir en ese momento», el corazón quedóse contento con lo escrito y siguió con la misma tecnica de escritura que había estado manejando durante los últimos años.

«El cohete —escribió Liam —había caido al mar de las estrellas y nada podía sacarlo de ahí, todo el mundo dentro se perdió que la razón misma dejó de existir. Lo mismo que ocurrió en la Tierra ocurría ahora en el espacio.» Pensó en su primer cohete, aquel Tiger I 214 con el cual luchó fervientemente en la batalla de Magdalena y fue con el mismo con que venció a BC Freedom en el torneo de hace varios años atrás. Pero, luego recordó el incidente, se llevó la mano al pecho, cerca al corazón la marca que había dejado la daga aún se encontraba ahí y el dolor le azotaba cuando podía. Luego bajó la mirada a las manos y observó la cicatriz que Erika le había propiciado meses antes del torneo, tres días antes que conociera a su maestra; ocho meses antes de que contrajera un matrimonio emocional con la heredera de la familia Nishizumi.

La puerta que conectaba con el pasillo se deslizó. La figura de una mujer joven de veintiséis años se dibujó en esta. Su vestimenta le recordó a su maestra, la camisa de colores celestes y los pantalones negros bombachos en los muslos que daban un toque formal si se utilizaba la prenda completa. La mujer le observó con sus ojos cocóas y tomó asiento frente a él al mismo tiempo que dos canes de mismos colores entraban en la habitación, el shiba inu se sentó justo al lado de su ama; por otra parte, la otra canina se dirigió hacia Liam buscando sus manos para mordelo. En cuanto lo halló, enterró sus colmillos en la mano derecha.

—¿Qué tal el camino hoy? —Preguntó él tratando de evitar los mordiscos de la perra.

—El Panzer II estuvo a punto de atascarse en el barro dos veces —respondió ella —. ¿Qué tal el nuevo libro?

—Acabo de iniciar el décimo capítulo. Llevo toda la mañana pensando en ello —admitió.

—Ya veo.

Liam se recostó en el suelo de la habitación. Los dos animales corrieron inmediatamente hacia él a lamerle el rostro; su acompañante se levantó y se recostó a su lado, al hacerlo los dos perros cesaron su ataque y buscaron el lugar donde echarse.

—Tienes una fecha de entrega -dijo ella.

—Incluso eso no me pueden quitar unos momentos con mi esposa —comentó él —. ¿Lo hacen, Maho?

La cabeza de la familia Nishizumi tomó las manos de su amado; las recorrió, lo había hecho muchas veces, sin embargo, para ella resultaba todavía especial hacerlo. Le recordaba aquel día bajo las estrellas, luego de la batalla contra Oarai en Magdalena, donde habló de sus sentimientos con él. Maho cerró los ojos y pensó en los momentos de felicidad que transcurrieron durante los últimos años, sonrió ligeramente al mismo tiempo que Liam le removió un mechón de cabello de la frente.