4. La Mala Hora

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Un cúmulo de gente se arremolinaba frente a la oficina del equipo de Sensha-do, al notarla supe que debía llegar ahí dentro costara lo que costara. Hice mi mejor esfuerzo para remover a las diferentes mujeres del camino; recibí durante el trayecto un golpe de codo y pisaron mis pies más veces de las que puedo enumerar. Cuando finalmente llegué a la puerta, solo tuve un par de segundos, pues habían muchas chicas tratando de entrar a la fuerza. Fue una cuestión de rapidez. Abrí e inmediatamente entré cerrando pese a los golpes y los empujes contra ella, puse el seguro y noté a la comandante Nishizumi con sus manos en el cabello.

Se había quitado el sombrero, tenía la casaca del equipo sobre el espaldar de la silla y observaba con estres hacia los papeles en el escritorio. Subió la mirada un momento, observóme durante unos segundos y vovió a ponerla en los archivos.

—Fuera es un caos —dije —, tenemos un montón de gentío justo en la puerta y están tratando de derribarla.

—No las culpo —respondió ella —. Con el estado de la escuela, tienen su derecho a protestar como lo hacen.

—Sí... lo entiendo —recordé lo que había visto durante la semana —. A duras penas hay comida, las medicinas escacean y no hay productos del día a día.

—Solo hemos podido recolectar comida para una semana, y eso con suerte... —alzó la mirada —. La deuda de esta semana son de cuatro millones de yenes, más lo de esta nos da un total de seis millones...

—Hay protestas por doquier, las sucursales se están declarando en huelga, no hay dinero para mandar por partes de los tanques que necesitan reparación. Esto, junto a la escaces de insumos, es lo peor. Ayer apenas pudimos comer bien, y ni tenemos banditas o alcohol para desinfectar las heridas...

—Entiendo cómo te sientes, estamos en una mala situación, pero no por eso debemos desanimarnos.

Miré hacia el suelo, ella tenía razón, en el momento en que decidieramos perder as esperanzas sería cuando definitivamente la escuela no podría recuperarse. Pensé en lo que sucedió antes; cuando BC Freedom se vió envuelta en lo mismo que nosotros estabamos pasando, era como si la historia se repitiera una vez más, aunque no sería como Ágioi quien logró estabilizarlo de alguna manera. Levanté la mirada y la llevé a la edición diaria del periódico escolar, el encabezado ya empezaba mal: «El Equipo de Sensha-do, destructores de la escuela»

—Serán malparidas —dije tomando las noticias —. ¿Cómo hijueputas se atreven a poner esta mierda?

—Es cierto que debemos el dinero —sentenció Maho.

—Sí, es cierto —confirmé y eché una hojeada rápida —. Inflan los números a su beneficio y toman ventaja de la situación presentada para acrecentar sus lectores y ventas. Son una hijueputas, se nota que son el club de periodismo, solo toman en cuenta las noticias que les van a funcionar y las sacan a la luz... que se hayan enterado que la deuda era nuestra ya es de admirar... parecen la Revista Semana. No más ni menos que el encabezado, gurrupletas asquerosas.

—El enojo no nos servirá en este momento —recomendó ella —. Es cierto que nuestra deuda tiene en un aprieto a nuestra academia y nuestra posición como la parte más famosa de Kuromorimine... —se levantó del asiento —, que el equipo de Panzerfahren este debiendo dinero es algo inaceptable. Ellos desconocen que estamos enviando el dinero, tenemos a los archivos de nuestra parte.

—Mientras tengamos la evidencia de que estamos haciendo nuestro trabajo no debería haber quejas con la directiva... —me dirigí a la ventana de la oficina, ahí miré hacia el exterior y noté a la gente con caras largas, cansada y furiosa —. Los alumnos son otra cosa, no son como el gabinete... estallarán en algún momento.

Serie Fanfic Girls Und Panzer #2: Los Dos SablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora