26. Dirty Deeds Done Dirt Cheap

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Fue una suerte que no pudiese soñar nada esa noche debido al alcohol. Al despertar lo primero en dibujarse en mi vista fue la nieve que había en la entrada de la cueva iluminada por el poco sol que podía traspasar las nubes en el cielo.

Habíame acabado ya todo lo que el tarro tenía, por suerte la tormenta había pasado mientras descansabamos y eso era suficiente para ponernos en marcha nuevamente hacia Ann Arbor.

Revisé nuestro combustible, pues había dejado el motor encendido toda la noche para evitar que se congelara. No hubo problema con este, teníamos de sobra para llegar al avión.

Salí de la escotilla del conductor y subí hacia la parte tasera del tanque. Allí abrí la compuerta que daba con el motor, viendo si había algún inconveniente con este. Por suerte seguía ronroneado como si fuera un gato.

Me dirigí hacia la escotilla principal de la torreta. Al abrirla me encontré a mi compañera todavía en sueño; la agarré del hombro y la zarandeé hasta que por fin reaccionó.

—¿Qué... qué hora es? —Preguntó Oshida.

—Ni puta idea —respondí —. Sea como sea tenemos que movernos, si hay más gente detrás de nosotros los tipos que sobrevivieron deben haber avisado.

—Pero si los dejamos amarrados... —se limpio el mugre de los ojos al dar un bostezo.

—Tristemente poco confío en los nuevos amigos que se hizo Mara. Comeremos rápido y nos largaremos lo antes posible.

Con un último bostezo la chica se levanto de su asiento. Removió su manta y me hizo moverme hacia un lado para salir por la escotilla, luego tomó asiento sobre esta con una cara somnolienta.

—¿Cómo te fue anoche? —Preguntó.

—El tarro tenía lo suficiente para hacerme quedar ebrio y poder dormir con tranquilidad, aunque no siempre funciona —crucé mis piernas sobre el cuerpo del tanque —. Los bolsos.

—No entiendo muy bien... ¿es una especie de...? —Sacó las mochilas de los interiores.

—¿Trauma? —Las agarre —. No me pare tanta bola, eso no es lo importante ahora.

Oshida bajó su mirada hacia los interiores del tanque, como si tuviera su vista fija sobre la espada.

—¿Realmente crees que Ágioi y Maho Nishizumi llegaron a su destino?

—Lo sé, no tengo pruebas pero tampoco dudas.

—Eres demasiado confiado.

—¿Tu crees? Realmente estoy preocupado por ella, más que por Ágioi.

—¿No vinieron a rescatarlo?

—Son asuntos aparte, estoy seguro de que esta con ella, pero estoy seguro de que pondrá a Ágioi por encima de todo.

—No lo entiendo.

—No lo hagas, entonces.

***

Pasados unos minutos después de que terminamos de comer pusimos en marcha el tanque nuevamente. El BT-7 salió de la cueva a toda velocidad, dando un salto sobre la nieve y dejando su rastro sobre ella. Teníamos que llegar a la ruta que nos llevaría de vuelta a Ford Road alcanzar Ann Arbor.

—¡Necesito que te ocupes de la radio, Ricitos de Oro! ¡Intentaré mantenerme al máximo con esta cosa sin romperla! —Grité al mover unas palancas del tanque.

Serie Fanfic Girls Und Panzer #2: Los Dos SablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora