19. Nights In White Satin

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Aquel día de febrero estuvo lloviendo a cantares. Los gritos de la mujer posiblemente eran escuchados por toda la clinica mientras se aferraba a la indumentaría que traía su marido.

La sangre se desperdigaba desde sus partes bajas, mientras la cabeza de un nuevo ser se aproximada desde el ducto de sangre. Los gritos seguían siendo escuchados, la lluvia trataba de ocultarlos lo mejor que podía.

Entonces fue recibida por el médico. La agarró sutilmente de la cabeza y observó que tenía los ojos bien abiertos sin llorar, llevandolos de un lado a otro. Los pequeños iris mieles de la niña fueron de derecha a izquierda sin parecer tener en cuenta que acababa de nacer.

El médico la miró perplejo, sorprendido de que la pequeña niña se mostrara de esta manera todavía llena de sangre de su madre. La bebé lo observababa atentamente, causandole cierto pavor.

Ella no lloró, pero sabían que estaba viva, lo más viva que podía. Que moviera de un lado a otro sus ojos daba dato de ello, que sintiera los golpecitos que le daban las enfermeras para hacer que llorara también lo hacía. Pero ella no lloraría.

Sus padres la llamaron Mara, incluso sabiendo que dicho nombre traía la amagura atada en su significado, decidieron que era lo que ella había mostrado desde no querer llorar en su nacimiento.

Sus familiares se quedaron ilusionados por sus cabellos de oro, por sus ojos como el néctar de las abejas. Desde muy joven la alabaron por la belleza que tenía; deseando que ella quisiera desgarrarsela desde sus años más tempranos.

—Lindo el pelo mono.

—Que esa carita jamás se le vaya a la niña.

—Así la niñita puede conseguir todo lo que quiera.

Este tipo de comentarios eran los que escuchaba a menudo cuando sus padres visitaban a otra gente. Pero ella lo odiaba, posiblemente ahí fue cuando comenzó todo.

Los años fueron pasando, siguió siendo alabada por su hermosura, por sus cabellos, por sus ojos y el rostro que conectaba a su pequeño cuerpo. Sin embargo, demostró también tener una gran mente, aprendió a leer a temprana edad y para los siete años ya era capaz de recitar varios párrafos sin llegar a la traba entre ellos o perderse; para las ciencias demostró ser buena y para las humanidades aún más.

Se convirtió en la favorita de sus maestros sin mucho esfuerzo, hacía lo que necesitaba hacer.

Entonces sucedió el incidente. Mara veía un futuro ya maravilloso donde se proyectaba como una adulta responsable a sus once años. La política le era de mucho interés y tenía seguridad en sí misma, una cualidad que poco se encuentra en los jovenes.

Sus padres la sacaron de la escuela para educarla en casa. Le evitaron la enseñanza de las matemáticas y las ciencias sociales, y estas fueron reemplazadas con la cocina y el arte de los quehaceres domésticos.

—¿Por qué tengo que hacer esto? —Los cuestionó un día —. Esto no me interesa para nada.

—Es pa' que sea una buena mujer, mija —le respondieron sus padres.

—¡No quiero!

—Mija, que se case es lo importante en la mujer, eso y tener sus hijos con su marido. Usted es pila, entienda eso.

Las puertas se comenzaron a cerrar desde ahí, todas las oportunidades de su futuro proyectado se fueron desmoronando poco a poco con el pasar de los meses. Su propia famlia la había empujado de las puertas mucho antes de entrar, no iban a dejar que siguiera por ese camino.

Serie Fanfic Girls Und Panzer #2: Los Dos SablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora