14. Black Smoke Rising

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Saunders era todo lo que podía esperar de una escuela con aquella tipología. Un barco enorme, con grandes espacios y lo que parecía ser una ciudad que alcanzaba al propio pueblo de Yorktown —como sé eso es información clasificada—, pero los edificios no alcanzaban a ser tan altos como en la representación de New York en las películas o de la misma capital estadounidense.

La gente era amigable y animada, parecía que mi compañera estaba haciendo su trabajo como debía, pues Miho era tan querida incluso para sus rivales que mi propia presencia y todas las mentiras de Mara no superara el trabajo que había hecho ella.

Maho decidió quedarse, con nuestros números incrementados ya era tiempo de hacer en práctica los tanques, aunque, sinceramente, creería que Oarai sin Miho sería un completo desastre para el Estilo Nishizumi.

Fuera como fuese, faltaba poco para comenzar a colocarnos en plenas operaciones contra Nasténka.

Las chicas nos saludaban con buenos ademanes y grandes sonrisas, alguna que otra vez podía escucharlas susurrar algo acerca de Miho como niñas quisquillosas y, en muy raras pero muy raras ocasiones, les oía murmurar algo sobre mí, aunque no podía decir si eran cosas buenas o cosas malas.

Cuando llegamos a las puertas principales de la escuela ahí estaba la comandante de Saunders esperándonos. Era la primera vez que veía a Kay en persona, pero con solo ver esa sonrisa risueña que se le dibujaba en el rostro, al mismo tiempo que sus ojos azules se abrían de par en par al ver a Miho, me hizo dar de cuenta que era tan animada como Mikaela en sus mejores momentos. No me podía quejar de esto, si algo me agradaba de Sáenz era su alocado comportamiento.

Pese al aura de Kay, podía decir que era muy atractiva, cierta parte de mí pensó en ella como la primera vez que Percy Jackson describió a Annabeth Chase cuando recuperaba la consciencia: «una chica con una melena rubia ondulada de princesa», la comandante de Saunders bien alcanzaba a ser una copia de Annabeth, simplemente su piel no tenía el bronceado natural californiano y sus ojos no eran grises intensos.

Ella saludó a Miho con un fuerte abrazo, mientras sus otras dos acompañantes veían la acciones desde la distancia. La joven Nishizumi un poco sorprendida devolvió el gesto que ella le brindaba. Luego se apartaron y Kay dirigió su mirada hacia mí.

—¿Eres el antiguo vicecaptain de Kuromorimine? —Preguntó ella.

—Sí, lo soy —alargué la mano —. Liam Díaz, un gusto.

—No tienes rostro para alguien de Kuromorimine —al decir esto sonrió —. Puedo ver que todo eso es falso —tomó mi mano y haló para dar un abrazo de saludo.

Quisiera corregir una de mis palabras de antes. Kay era aun más animada de lo que podía llegar a ser Mikaela, además de buena persona.

***

La lluvia que caía sobre el buque de Kuromorimine era suave, sin embargo, abundante. El zeppelin se encontraba a la vista desde las ofinicas del equipo de Panzerfahren y la líder observaba su reflejo en las ventanas empapadas. Su encuentro con Erika le había dejado unas heridas leves en el rostro que necesitó unas simples banditas para ello, sin embargo la mordida que le había dejado en el animal en el brazo tuvo que tener sutura y, además de eso, vendaje extra.

Todavía no hallaba cabida de lo que había sucedido en aquel momento. Todo sucedió tan rápido que le fue imposible verlo con claridad. No obstante, bien sabía que alguien contactó con ella antes que llegara a su posición y parecía ser que esperaban su llegada. Pensó en demasiadas posiblidades, pero solo resultaban dos convincentes: los renegados de Anzio comandados por Akihiro Tonneguzzo o el mismo Liam.

Serie Fanfic Girls Und Panzer #2: Los Dos SablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora