Capítulo 21: El poblado de las náyades.

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Pov Maya

Alajea se encargó de llevar nuestro medio de transporte, mientras que el resto nadábamos hacia nuestros rivales. Estábamos frente a las estatuas, pero el resto de la Guardia no había llegado todavía. 

Guardé mis gafas en el pequeño compartimento impermeable que llevaba la barca. A veces llevarlas resultaba ser todo un engorro. No las había perdido de puro milagro.

-¡Menuda pulida!- picó Shelly a Ezarel.

-No ha sido limpio, primero tiráis a Chrome y luego ese pez loco hace trampas. No vale.- se quejó el elfo. Mi amiga agarró su cabellera azul, la llevaba suelta, era la primera vez que lo veía así y estaba muy guapo. Imitó unas tijeras cortando su pelo y la tiró al agua, dispuesto a hacerle una ahogadilla.

Observé la escena mientras trataba de mantenerme a flote. Unos brazos me rodearon por la cadera, solté un grito. Me giré para observar a quien me estaba agarrando.

-¡Valkyon, me has asustado!- pataleé para que me dejase.

-Oh, no. Esta me la debes. Por aceptar ese estúpido reto.- me alzó con facilidad por encima de su cabeza.

-¡No, no! ¡No, por favor, para!- reí. Observé como Nevra trataba de agarrar a su hermana, que estaba muy preocupada en ayudar a su cachorrito. Saltaba a la vista que le gustaba, y mucho.

-¡Ka...!- no pude terminar la frase porque el obsidiano me lanzó por los aires.

Cerré los ojos antes de la caída y tomé aire. Dejé que el agua me arrastrase hacia abajo, mis piernas estaban cansadas de tratar de mantenerme a flote. Una sensación de paz se apoderó de mí. Cientos de puntitos blancos me rodearon, creando un espectáculo onírico. Se enredaban en mis manos, mis pies, como si de un cálido abrazo se tratase. Pronto se me agotó el aire, por lo que salí a respirar.

Abrí los ojos y me encontré con el rostro del vampiro frente a mí. 

-¡Boo!- exclamó enseñándome sus colmillos. Me eché a reír.

A lo lejos observé a nuestros amigos, aún seguían jugando. Valkyon trataba de agarrar a Allie, la cual era más rápida en el agua que él. 

No estábamos muy apartados del resto, ya que a pesar de mi miopía, era capaz de distinguirlos.

-Mira.- señaló el vampiro hacia el agua, estaba iluminada de un azul celeste intenso. Una corriente se formó a mis pies empujándome hacia Nevra. Ahogué un grito de sorpresa y coloqué mis manos sobre sus hombros para evitar hundirme, él me agarró con fuerza de la cintura.

-¿Me explicas lo que acaba de pasar?- pregunté con una sonrisa ladina.

-Son las náyades. Las ninfas de agua dulce, eso significa que estamos cerca de su poblado.- comentó.

-¡Maya! ¡Nevra!- gritó Karenn nadando hacia nosotros. Instintivamente, me separé del vampiro.

-¿Qué te pasa ahora? ¿Quieres otra ahogadilla?- preguntó.

-Cállate, imbécil. Los demás han llegado, es hora de irse.

Nadamos hacia la barca, el resto de nuestro grupo ya estaba montado en sus respectivas embarcaciones. Alajea ya había recuperado sus piernas y estaba completamente seca.

Subí a duras penas, la suave brisa chocó contra mi piel mojada haciéndome tiritar. Abrí el compartimento para recuperar mis gafas. Me las puse y vi a lo lejos las barcas de Huang-Hua y los demás. Nos alcanzaron rápidamente.

-Vaya, veo que más que carrera ha sido un chapuzón. Seguro habréis despertado a las náyades.- observé de reojo a Nevra, que miraba hacia el frente.

Two blue souls. [Lance y Nevra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora