Cuando el destino convoca, los monarcas deben obedecer parte 2

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Loki estaba solo frente a los Vetrformen, observando a los remolinos de luz agrupándose hacia el frente del cofre, presionándose contra el cristal como si pudieran sentir su presencia. Quizás si podían: todo lo que sabía de los Vetrformen provenía del folklore y de referencias vagas en pergaminos mágicos. Solo los Reyes del Invierno los habían manejado, y ninguno de ellos había estudiado acerca del seidr (magia).

Hasta ese momento.

"Soy Loki de Ríkikyn, de la Primera Casa de Invierno, nacido de Laufey, nacido de Brimir, nacido de Bergelmir, nacido de Þrúðgelmir, primogénito de Aurgelmir, Él que hizo lo que es", dijo, las palabras siendo arrebatadas por el viento codicioso azotando el espacio vacío. "Soy Loki, Maestro del Staðr, Guardián del Corazón de Invierno y Protector del Reino".

Extendió su mano justo por encima del cofre, y su palma empezó a hormiguear con el frío puro que irradiaba. "Soy el Rey Loki y soy Jötunheimr".

Puso su mano sobre el Cofre y esperando en latido aterrador, vio que no pasó nada, nada en absoluto, y el terror se apodero de él. Él no sería Rey si los Vetrformen lo rechazaban. Jamás sería un Rey y todo habría sido en vano.

De repente el invierno entro y todo se detuvo. Su sangre se congelo en sus venas y su corazón empezó a palpitar con fuerza; no podía respirar, no había aliento para respirar, no había nada, nada en absoluto, solo puro silencio, quietud y la terrible sensación de caer, solo, en un vertiginoso descenso a través de la nada, incapaz de gritar...

Y luego la vida exploto dentro de él, como el hielo, ardiendo como una estrella, devolviéndole el aliento y con la sangre corriendo a través de él, haciéndolo ceder y los Vetrformen gritando a través de él. La vida y él estaban en casa, ambos estaban en casa, con el poder fluyendo de él hacia el cofre y del cofre a través de él, multiplicándose y extendiéndose, uniéndose con los grandes y bajos latidos del Corazón de Invierno. Loki no hubiera podido soportarlo aunque lo intentara, aunque ni siquiera lo intento, lo dejo desgarrarlo, con el éxtasis recorriéndolo y dispersándose de él, vertiéndose en el altar y subiendo por los pilares del templo para lanzarse al cielo, soltando cintas de luz azul, verde y plateado, como fuego de brujas, luz ardiente corriendo por el cielo oscuro.

La larga noche había terminado y el verdadero verano había llegado a Jötunheimr por primera vez en mil años.

El hielo crujió cuando finalmente su largo sueño se detuvo, comenzando a agitarse, arrastrándose hacia la costa, con los grandes glaciares moviendo y se agrietándose como un guerrero cansado que se estiraba, crujiendo las articulaciones, buscando el mar. Los glaciares titánicos empezaron a marchar hacia adelante, avanzando sobre rocas trituradas, impulsados por el agua recién liberada. El agua de deshielo azul zafiro formo un lago en la superficie de las láminas de hielo, que se empezó a verter a través de las grietas y caer en cascada por las paredes de hielo devastado para llegar al océano, donde el cielo reluciendo, se oscureció por nubes de pájaros que cantaban, saliendo desde los acantilados para sumergirse en los nuevas aguas ricas, habiendo una horda de diminutas gaviotas que se dispersaban entre las olas que producían las grandes fauces de las ballenas, despertando a las focas que bailaban entre los icebergs recién nacidos.

En toda la tierra, las criaturas habían levantando la cabeza, respirando el aire y girando hacia el viento, buscando la fuente de la nueva recompensa que habían llegado a sentir desde el aire. El drífablōmi parecía más rico, más abundante, y los que se alimentaban de él lo tragaban con abandono, desde el enorme hjörth de las llanuras del norte hasta los pequeños lemmings que corrían por sus túneles de nieve. Había una nueva alegría en los cazadores, que luchaban y ladraban, descuidados y saciados por primera vez en décadas, y en todo el paisaje helado las cosas salvajes gritaban, aullaban, rugían y granaban, fusionándose en una nueva voz, en una canción, sobre la gloria de la tierra renovada y renacida.

(Wild Ambition Fortune's Ice Prefers)  LA AMBICIÓN PREFIERE EL HIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora