Beso Incomodo

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Caminando por los pasillos del hospital, Temo se preguntaba que tipo de deuda con el karma estaba pagando para que le estuviera pasando esto.

Era casi cómico, y un tanto impresionante para él, como había pasado de estar dando su primer beso en una cita romántica a estar en el hospital con su novio a punto de entrar a una cirugía por una herida en el tobillo causada porque casi los atropella una camioneta manejada por personas con máscaras de payaso. Increíble.

Pensándolo, ninguna persona que conociera la historia de Temo y Ari podía decir que la suerte había estado de lado de ninguno de los dos, en especial de Ari. Eso había quedado más que claro desde su primera cita, la cual fue interrumpida por su casi arresto por supuesto consumo de sustancias ilegales en vía pública. Afortunadamente nada grave  paso y solo quedo en un susto, aunque ambos se llevaron un regaño por parte de Polita y Papancho.

Era esa la razón por la que desde el momento en que Ari le propuso tener una cita especial en el bosque, Temo había pasado días preparado cuidadosamente cada detalle de lo que necesitarían para que todo saliera bien y la cita fuera un éxito. Incluso cuando sus planes casi se van a la basura por la presencia de la tropa, Temo logro ingeniárselas para que Axel y Linda se alejaran con los niños y les dieran su espacio a Ari y a él.

En opinión de Temo, la cita había sido maravillosa, habían comido y bailado, divirtiéndose, simplemente disfrutando la compañía del otro en momentos que serían guardados de manera especial en la memoria de ambos jóvenes. Aunque toda la cita había sido especial, el momento más especial ocurrió cuando ambos jóvenes cerraron sus ojos, y lentamente, como si fueran imanes, acercaron sus labios, el instinto y el hambre llevándolos a acabar con la distancia y finalmente besarse. En ese instante, el corazón de Temo y de Aristóteles se detuvo por un segundo, ráfagas de luces y emociones recorriendo sus cuerpos mientras tímidamente movían bocas. Desde ese momento, lo único que Temo podía sentir al cerrar los ojos eran los labios de Ari sobre los suyos.

Sin ninguna duda, Temo no hubiera tenido problemas en llamar este uno de los días más hermosos de su vida hasta que todo el capitulo de un cuento de hadas termino en una tragedia con el accidente de Aristóteles.

Y es por eso que ahora Temo se encontraba recorriendo los pasillos para llegar a la habitación donde estaba su novio. Regresaba de la cafetería con dos vasos de café, uno para el y el otro para su suegrita.

Cuando estaba a punto de entrar a la habitación, una Polita muy apurada casi choca con él en la puerta.

-¡Temo! ¡Que bien que te encuentro! Tengo que salir un momento por el Arqui que lo deje en la guardería. Te agradecería si le haces compañía aquí a mí Aris -decía Polita con su forma tan apresurada de hablar.

-Claro que si Polita, ve sin cuidado. Yo aquí le hago compañía a Aristóteles -respondió Temo, pasándole el café.

-Gracias, gracias, gracias Temo. Voy y vengo rapidísimo – dijo Polita y se fue caminando velozmente por el pasillo.

Temo volteo hacia la puerta y entro a la habitación. En medio del cuarto estaba Aristóteles recostado en la cama, despierto.

-Hola Tahi – saludo Temo sentándose en la silla cercana a la cama de Ari.

-Hola, ¿no me trajiste nada de la cafetería? -respondió Ari haciendo un puchero

-No te hagas, sabes que no puedes comer ni tomar nada Aristocles. Tienes una operación en unos momentos.

Ante el recordatorio de su próxima intervención Aristóteles hizo una mueca de desagrado y un brillo de angustia brillaba en sus ojos.

-Tahi -comenzó a decir Aristóteles. En su cara se podía ver que algo lo preocupaba.

-¿Qué pasa Ari?

-Es solo que...-Aristóteles vacilaba -. Tengo miedo...

Y Temo supo a que se refería: la operación. Axel les había dicho que las probabilidades de que la pierna de Ari no quedara en su total funcionamiento eran altas, lo cual era algo muy triste para Ari, el cual amaba bailar y era algo que lo caracterizaba desde que era pequeño. Seria una total desgracia para todos que alguien tan buen bailarín como Aristoteles fuera incapaz de hacerlo.

-Ari, comprendo tu miedo. Te entiendo, en serio, pero ya veras que todo saldrá bien. Hay que pensar positivamente -dijo Temo mientras tomaba la mano de Ari y la acercaba a su propia mejilla.

-¿Y que pasa si no?

-Si las cosas llegaran a salir mal, estoy seguro de que harías todo lo posible para salir adelante. Y las personas que te amamos estaremos a tu lado. Siempre.

Aristóteles lo miro a los ojos y llevo la mano que Temo había agarrado hasta sus labios, besándola.

Los hombros de Temo se tensaron visiblemente. Ya habían tenido su primer beso pero ahora se sentía bastante inseguro de cómo responder a muestras de afecto o como pedir más besos ¿Debería de acercarse él a Aristoteles? ¿Era el momento adecuado para hacer un movimiento como ese? "Ari está preocupado por su salud por supuesto que no es el momento de pensar en eso Temo" ¿Pero que tal si eso lo hace sentir mejor? "Eso te haría sentir mejor a ti no engañes"

-Temo – dijo Ari deteniendo la batalla que se estaba llevando a cabo en su mente

-¿Hm? -fue lo único que pudo responder Temo.

-Te preguntaba ¿sabes como me sentiría más seguro con la operación?

-¿Cómo?

-Si me das un beso -.respondió Aristóteles, desviando su mirada mientras pasaba su mano por su cabello repetidas veces, sus mejillas rojas.

Temo también desvió la mirada, sintiendo calor en sus mejillas. Si alguien entraba en la habitación en ese instante seria capaz de percibir la tensión entre ambos.

"¿Qué haces aun sentado tonto? ¡Te pidió un beso! ¡Ve y cómele la boca!" Temo pensó unos segundos después, saliendo de su trance. se levantó de su asiento hacia la cama.

Acercándose poco a poco agarro con su mano la barbilla de Aristóteles obligándolo a voltearlo a ver. Se miraron el uno al otro a los ojos y aunque aún se sentían incomodos por la situación, el ver el deseo en los ojos del otro les dio la valentía que necesitaban para acercarse poco a poco hasta que sintieron sus labios unirse.

Si el ambiente no era lo suficientemente incomodo, el angulo de sus cuerpos termino por ser la cereza del pastel en este desastre de beso. Sus labios estaban muy rígidos, apenas moviéndose de forma no coordinada. Ninguno de los dos tenia experiencia en como besar y se notaba.

El beso duro unos cuantos segundos hasta que los dos se separaron. Alejándose lentamente, se vieron a los ojos un momento hasta que unas pequeñas risas salieron de sus bocas rápidamente convirtiéndose en carcajadas que disiparon la incomodidad de la atmósfera dentro de la habitación.

-¿Somos terribles en esto verdad? -pregunto Aristóteles mientras se reían.

Temo asintió varias veces sin poder detener su risa.

-¿Lo bueno es que podemos practicar juntos no?

La cara de Aristóteles se torció en una sonrisa y Temo se acerco a darle otro beso. Era mejor empezar a practicar lo antes posible.

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Muchas gracias por leer, espero que te haya gustado el capítulo

¡Todo tipo de comentario, sugerencia u opinión sobre el capítulo o sobre cosas que quisieran ver en el futuro son siempre bienvenidas!

Kiss You • AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora