Beso Asustado

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Aristóteles debía admitir que todo lo que le estaba pasando era su culpa. Por mucho que quisiera culpar a su novio, a Diego, a Carlota y hasta a la señora de los tacos de la esquina, no había otro culpable más que él por haber aceptado hacer algo tan estúpido.

Cuando su novio, muy entusiasmado, les propuso a él y a todos sus amigos que fueran a Six Flags a pasar un buen rato entre amigos, Aristóteles no fue lo suficientemente valiente para revelar una dolorosa y vergonzosa verdad: le tenia miedo a los juegos mecánicos.

Todo su trauma se remontaba a cuando tenia 7 años y una pequeña feria llego a la ciudad de Oaxaca causando uno de sus temores mas ocultos. Se había subido a una engañosamente inofensiva montaña rusa con la esperanza de pasar un buen rato, pero su asiento estaba en condiciones deplorables y el cinturón de seguridad casi se salía en medio del juego, por lo que todo el trayecto sintió que iba a morir y rezo mil padres nuestro hasta que el juego termino y al bajarse, salió corriendo con su mama, llorando desconsoladamente. Desde ese día no había podido subir a ningún juego demasiado extremo sin que un temor frio recorriera su espalda y su corazón se acelerara con un pánico que nublaba sus pensamientos.

Aristóteles intento, de forma discreta, hacer cambiar de parecer a su novio diciéndole mil excusas como el calor que iba a hacer ese día, que tenia mucho trabajo, que tal vez seria buen momento para ir de visita a Oaxaca para ver a toda la familia, etc. Sus razones estaban a punto de tener efecto en Temo cuando Diego se unió a la conversación diciendo "Ay Aristóteles a mi se me hace que tu tienes miedo" a lo que Aristóteles, obviamente, tuvo que contestar negándolo todo. Sin embargo, Diego contra ataco retándolo a subirse a la montaña rusa mas extrema del parque ya que no tenia miedo. Así era como Aristóteles se encontraba su tarde de sábado en Six Flags pretendiendo que no se estaba muriendo de miedo ante la inminente apuesta que tendría que cumplir.

-¿Estas bien tahi? -le pregunto Temo. Iban caminando por el parque agarrados de la mano mientras que sus amigos iban delante de ellos, hablando de los juegos a los que se subirían.

-¡Excelente! ¡Nunca me he sentido mas emocionado en mi vida! -contesto Aristóteles, había intentado mostrarse causal y genuino al decirlo pero hasta el se había dado cuenta de lo falso que sonaba.

Temo se le quedo viendo con una expresión preocupada. Estaba a punto de decir algo mas cuando Mateo grito "Rápido Aristetos o se van a perder"

Viendo el entorno lleno de potenciales amenazas mecánicas, el reto de Ari comenzaba: Tendría que encontrar alguna forma de librarse de subirse a los juegos sin que se dieran cuenta.

Los dos jóvenes junto a Mateo, Diego, Thiago y Carlota, se encontraban en la fila de una de las mayores atracciones del parque: un juego de gran altura que hacia que las personas se elevaran varios metros. Con solo verlo, la sangre abandono el cuerpo de Aristóteles. No había forma que el se fuera a subir a ese juego.

Ya se encontraban en la fila del juego cuando la solución llego a Aristóteles sin siquiera buscarla

-ARIIIISTOOOTEEELESS CORCEEEGA -grito una chillona voz haciendo que el grupo de amigos y mas personas en la fila voltearan a ver que pasaba.

Corriendo con rapidez se acercaba un grupo de chicas y chicos hasta donde estaban los jóvenes.

Aristóteles pronto se encontró en medio de una serie de abrazos y gritos a su alrededor. Sin poder identificar a cada una de las personas que lo rodeaban, Ari simplemente se limitaba a saludar y posar para fotos. Lo que lo saco de su trance fue una señora quejándose del alboroto y, ya que los jóvenes se habían colado en la fila, mas gente esperando su turno de subir al juego la acompañaron en su queja exigiendo que se fueran a otro lado. Ahí una idea cruzo la mente de Aristóteles.

Kiss You • AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora