Extra: Beso Tímido

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Después de lo que quedó bautizado como "la pelea del año López" la relación entre su cuñado Pepe y Aristóteles había mejorado considerablemente.

Los pocos días que quedaban de su estancia en Toluca, Pepe siguió pegado a Aristóteles, pero a diferencia de las ocasiones pasadas donde tenía siempre un ojo pendiente de que Ari no se "aprovechara" de su hermanito, ahora parecía que su interés por conocer al oaxaqueño era genuino.

No fue raro para Aristóteles que Pepe lo abordara cuando iba caminando por algún pasillo para contarle lo más nuevo en los carros que llegaban a su negocio. Aristóteles fingía interés porque realmente quería aprovechar esta oportunidad y reforzar su relación con su cuñado aunque su mente estuviera pensando en Chayanne bailando en lugar de escucharlo.

Pero, en realidad, más allá de sus pláticas de carros, Aristóteles disfrutaba la compañía de Pepe. Al igual que con la mayoría de la familia López, Pepe era una persona muy fácil con la cual hablar. A Ari le gustaba escuchar las alocadas historias que tenía siempre preparadas para cualquier situación y comenzaba a pensar en Pepe más allá de un cuñado, como un amigo.

Definitivamente Aristóteles podría considerar a Pepe su amigo si no fuera por un detalle: que era un entrometido que no entendía cuando dejar a Temo y Ari solos. Cada momento, por más mínimo que fuera, en el que Temo y Ari estaban solos, teniendo un encuentro romántico, Pepe López aparecía para arruinarlo y Ari ya no estaba seguro de que tanto era accidental o intencional.

Una tarde de lunes Ari y Temo estaban recostados en el césped del pasto de la residencia. Ocultándose del sol con la poca sombra que la fachada de la casa proporcionaba. Era un día casual, sin grandes planes más que el relajarse.

-¿Que prefieres: Usar siempre ropa sudada o lavarte los dientes con el cepillo de otra persona? –pregunto Temo, poniendo con delicadeza flores sobre el cabello de Ari.

-Fácil –respondió el rizado inmediatamente -. El cepillo de dientes.

Desconfiando, Temo se apartó de él y se recostó a la izquierda de Ari.

-Contestaste eso demasiado rápido. Tengo miedo.

Ari encogió sus hombros.

-He usado el tuyo todas estas vacaciones –explico Ari de forma casual.

-Asqueroso –le respondió Temo, recostando su cabeza sobre la manta. No parecía demasiado ofendido. Aristóteles estaba seguro de que el ya sabía eso.

-Así me amas –le respondió Ari, demasiado seguro de que lo que decía era verdad -. ¿Qué prefieres: Saber qué día morirás o saber de qué morirás?

-Mmm –respondió Temo, pensando su respuesta -. Odiaría saber cómo me muero, me volvería súper paranoico y saber que día pues por lo menos me da tiempo para lograr todas mis metas antes de la fecha...

-¿Pero no crees que si sabes a lo que te enfrentas lo puedes evitar? –pregunto Aristóteles, para ver si su novio cambiaba de respuesta.

-¿Y si la causa de tu muerte es un infarto? –refuto Temo -. ¿O un derrame? ¿Cómo te anticipas a eso?

Aristóteles tomo una fresa y pensó en los argumentos de su novio. Mientras masticaba, no pudo evitar hacer una mueca de dolor. Ya estaban desapareciendo pero las heridas en su cara causadas por la pelea en el estadio aun dolían.

-¿Te duele? –pregunto preocupado Temo, viendo a su novio. O eso suponía Ari, ya que era casi imposible saber hacia dónde miraba con esos lentes oscuros sobre su cara.

-Un poco. Ya casi nada –dijo Ari, haciéndose el fuerte. Temo tenía la tendencia de preocuparse demasiado por cosas pequeñas. No quería causarle algún malestar.

Kiss You • AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora