Temo nunca había sido una persona a la que le gustaran las mañanas. En realidad, en él era muy raro verlo de buen humor si tenia que madrugar.
Con el paso del tiempo, se había acostumbrado a un horario matutino, pero en lo absoluto le gustaba, hasta que comenzó a compartir todas sus mañanas con el amor de su vida.
El despertar todos los días abrazado a su novio, observando esa cara de ángel relajada descansando le había dado un motivo para amar las mañanas.
Este día era uno de esos en los que tenia que dejar su cama temprano. Mañana tenía un importante curso en Monterrey al que los había invitado a Mateo y a el su profesora Elsa. Mientras que Temo estaba muy feliz por la noticia, Aristóteles no estaba del todo contento.
-¿CON SIMONSKIIIII QUINCE DÍAS? -era el grito que se había escuchado por todo el cuarto cuando Temo le conto sus planes a su novio.
Mateo y Aristóteles todavía no lograban limar asperezas después de tantos meses, aunque su relación había mejorado considerablemente, no pensaban el uno del otro como los mejores amigos. En contraste, después de dejar de lado todo el tema de Ubaldo y las rivalidades entre ellos, Temo y Mateo formaron una amistad y equipo de trabajo solido.
-Es para un curso Tahi -le recordó Temo -. ¿O que? ¿No confías en mi?
-No, no, no, claro que si amor –respondió rápidamente Ari -. Es solo que....es Mateo
-¿Y eso que?
-No lo sé, aun no confió en el -dijo Ari desviando la mirada hacia el suelo. Temo sonrió, apiadándose de su novio y su desconfianza, se acercó a él y le acaricio la mejilla.
-Solo será una semana amor. Luego volveré y seré todo para ti
-¿Todo? -pregunto Aristóteles mientras que con sus ojos recorría lentamente el cuerpo de Temo de arriba a abajo lo que debería de haber puesto nervioso, pero en realidad logro que la temperatura subiera en su cuerpo.
-Ya veremos Tahi. Depende de cómo te comportes -respondió Temo y con un pequeño beso dio por terminada la discusión. O eso pensó el ya que la noche previa a su viaje, Aristóteles se puso de un humor...necesitado, era la palabra mas adecuada de describirlo.
-Aristóteles, muévete, pesas -rogaba Temo que muy apenas podía respirar ya que Aristóteles se negaba a moverse de su posición actual sobre el cuerpo de su novio. Temo hubiera llegado a creer que se había dormido pero los pequeños besos y mordidas que el mayor estaba dejando sobre su cuello confirmaban que no estaba dormido, solo ignorándolo -. Se que me estas escuchando Córcega, no te hagas.
-No es cierto, estoy dormido -susurro Aristóteles mientras movía sus labios por la cara del menor.
-Okay sonámbulo, se acabó el juego. Es hora de dormir y no lo puedo hacer si estas aplastándome -Temo intentaba sonar firme e imponente pero era imposible que su voz no temblara por los besos y caricias de Ari.
-Otra vez -dijo Aristóteles entre besos delicados en la boca del menor. Temo abrió los ojos sorprendido. Acababan de tener dos horas de intenso sexo para despedirse de los cuerpos del otro. Y aunque resultaba impresionante, y un tanto adulador, que su novio aun estuviera ansioso por otro encuentro no podían. Ya era demasiado tarde como para gastar mas tiempo en sexo que en dormir. Si dormían en este momento apenas y alcanzarían 4 horas de sueño antes de que se tuvieran que despertar para el vuelo de Temo.
-Creo que tres veces son suficientes para que no me extrañes toda una semana ninfomano -concluyo Temo mientras jalaba con delicadeza los rizos de su amado, para verlo a los ojos -Ándale amor, vamos a dormir. Ambos lo necesitamos.
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Kiss You • Aristemo
RomanceUn beso puede significar mucho más que la simple acción de juntar los labios, puede darse en diferentes situaciones y decir lo que aveces las palabras no son capaces de expresar. "Voy a besarte toda la vida" Serie de One Shots sobre los tipos de bes...