Beso Falso

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La poca luz de las 7 de la tarde entrando por su ventana le daba directamente a Temo en la cara, pero a él no le importaba demasiado el calor o irritación producida por los rayos, ya que su mente estaba distraída repasando las cosas que necesitaría para la noche.

"Pijama, palomitas, películas, caramelos...." Pensaba una y otra vez Temo, como si estuviera estudiando para un examen.

Apenas estaba pensando en que en cualquier momento todo comenzaría cuando el grito de su papá proviniendo desde la sala lo regreso a la realidad.

—TEMISTOCLEEEEESSS —se escuchó la voz tan particular de su padre fuera del cuarto-. ARISTOCLES ESTÁ AQUÍ (como casi todos los días...)

Ansioso, Temo se levantó de un salto de la cama y antes de salir al encuentro con Ari miro a su alrededor por última vez.

Su cuarto estaba pulcramente limpio después de la tarde que Temo había pasado barriendo, trapeando, recogiendo ropa del suelo y quitando el polvo de lugares donde estaba seguro Aristóteles ni se fijaría, pero que Temo pensaba era importante limpiar.

En la mesita de su escritorio estaban dos cajas de pizzas medianas y varios snacks que si su entrenador se enteraba de qué estaban comiendo los obligaría a él y Aristóteles a dar cinco vueltas corriendo a la cancha de la escuela. Pero lo bueno es que él nunca se enteraría. O eso esperaba.

Después de admirar la comida en el escritorio los ojos de Temo pararon en el espejo y no pudo evitar echarse un vistazo a sí mismo. Para vestir esta noche había optado por algo cómodo como una camiseta sencilla y unos pantalones holgados, después de todo era una pijamada y por mucho que quisiera se vería fuera de lugar que vistiera con la camiseta azul que Ari le había dicho que lo hacía ver lindo. Desde ese día Temo había usado esa playera en cuanta ocasión tuviera, pero hoy no parecía apropiada.

En el espejo además de ver su ropa también se concentró en la expresión de su cara y de su cuerpo. Tenía que admitir que se sentía un poco más nervioso de lo que le gustaría. Un nerviosismo parecido a cuando se vio en el espejo, comprobando que se veía bien, antes de ir a confesarle sus sentimientos a Ari en esa banca maldita que tanto odiaba. Temo estaba seguro de que su odio hacia ese mueble era tan fuerte que si se concentraba lo suficiente viendo a esa banca la quemaría con su rencor, aunque tal vez solo estaba exagerando.

Y es que el nerviosismo de Temo no estaba injustificado, al contrario, tenía más de una razón para sobre pensar todo. Hoy era una noche especial.

Desde que Temo había terminado con Diego las cosas se habían vuelto... Curiosas, o esa era la palabra que Temo pensaba que era más apropiada para nombrar toda esta situación. Y era curiosa porque desde hace tiempo la forma en la que Aristóteles lo veía no podía ser descrita con otra palabra más que "curiosa". Pero no solo se limitaban a las miradas, también las sonrisas, los abrazos, los roces entre manos, los coqueteos discretos eran curiosos y Temo moría de ganas de saber que significaban todas esas señales, esas miradas y esas sonrisas.

Ya se había equivocado una vez al interpretar toda la situación de manera errónea y se había prometido no volverlo hacer y olvidar su amor por Aristóteles, pero no había podido evitar sentir mariposas en el estómago cada vez que estaba junto a Ari, o cuando veía comer a Ari, o cuando lo veía sonreír o cuando lo veía estornudar o cuando....

—¡Temo baja ya! —insistió su padre y Temo salió de su burbuja, poniendo en marcha sus piernas para llegar a la puerta del departamento

No sabía que significaban todas esas señales, pero esta noche lo descubriría. Aunque le costara otra vez su corazón.

En un par de segundos Temo recorrió la distancia de su cuarto a la puerta de entrada y tomando valor, abrió la puerta. Frente a él estaba Aristóteles vistiendo su atuendo casual de una camiseta negra sencilla con estampados y unos pantalones de mezclilla. Iba vestido exactamente igual a como lo había visto Temo hace unas horas cuando bajo a comprar algo a la panadería, sin embargo eso no evito que la imagen de Ari le provocara mariposas en el estómago. (Más bien, en lugar de mariposas volando, la sensación en su estómago parecía un caos al estilo del metro de la Capital del país)

Kiss You • AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora