Capítulo 13

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  31 de diciembre. Fin de año. Al fin iba a poder decir que 2018 se había terminado y que había salido bastante airoso -dentro de lo que cabía. Tachó el día en el calendario con un rotulador rojo, como había visto hacer a Elena, Carolina y Alberto hasta entonces.

—No tendrías que haberlo hecho —oyó una voz a sus espaldas.

Era una voz femenina, neutra y tranquila, con un tono algo divertido. Se dio media vuelta, encontrándose a una chica con cabello rubio liso a la altura de los hombros, ojos verdes y labios finos con un color rojizo. Era una chica atractiva, desde luego. Y no habría perdido oportunidad meses atrás. Pero ahora no. Esa chica no era Gisela. Frunció el ceño y extendió la mano.

—¡Dos besos, hombre! —exclamó la mujer con alegría.

Rodeó el mostrador y le plantó dos besos en las mejillas, haciendo el típico sonido fingido -que tampoco entendía por qué la mayoría de la gente hacía.

—Soy Tamara, la novia de Alberto —se presentó.

Entonces la miró incrédulo. ¿Una chica como esta, con un elemento como aquel? Entonces no había motivos para que el hecho de que sucediera algo entre Gisela y él fuera tan imposible.

<<Basta>> se regañó.

—Tú eres Hugh, ¿verdad?

—Ransom —corrigió.

—Nos iban a presentar en Navidad, pero pareció que esa noche te tragó la tierra —volvió a asentir.

Y más que la tierra, una preciosa chica se encargó de que no pasara mucho tiempo en la fiesta.

—¿A qué te referías con lo del calendario? —lo señaló, aún con el bolígrafo rojo en mano.

—Es una manía de Carolina —hizo un gesto de despreocupación—. Cree que es mejor tachar el día treinta y uno de diciembre, y el uno de enero juntos. No me preguntes por qué.

Ransom volvió a asentir y se giró para mirar el calendario. Un pitido chirriante hizo que se volviera a girar. Tamara le sonrió mientras desbloqueaba el teléfono y se disculpaba antes de alejarse, escaleras arriba.

Suspiró y, antes de poder ser completamente consciente de aquello, ya estaba caminando hacia la cocina. Cuando abrió, se encontró a Gisela caminando de un lado a otro, vigilando las diferentes ollas y la plancha.

—Hombre —le saludó con una amplia sonrisa—. Tienes mejor aspecto. Y veo que ya tienes ropa limpia.

Le devolvió la sonrisa, extendió los brazos y dio una vuelta completa. Con gesto de aceptación, Gisela sonrió.

—Gracias por lavarla —dijo con sinceridad, rascándose la nuca.

Encogió los hombros y prosiguió a sacar los filetes de la parrilla -de esa manera, cuando los pidieran, solo tendría que dorarlos un poco.

—Ya me han contado que vas a estar de reuniones hasta arriba.

—Sí —introdujo sus manos en los bolsillos de sus desgastados vaqueros—. Aunque no tengo ni idea de con quién debería hablar.

—De acuerdo —volvió a mirarle—. Me has convencido. Te acompañaré.

Ransom soltó una profunda carcajada. Y Gisela no sabía si era la inmensa atracción que sentía hacia él o el orgullo que sentía ante su gran cambio, pero desde luego tenía claro que esa risa necesitaba oírla siempre, cada día, a todas horas.

Arremangándose el jersey blanco de punto, rodeó la isla y se lavó las manos, dispuesto a ayudarla y acatar sus órdenes.

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Hearts Out | RANSOM D. (Chris Evans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora