Gisela tuvo que sentarse cuando Axel le contó todo lo que había descubierto. Sí, había matado a alguien. Sentía que le faltaba el aire, veía pequeños puntos negros ante sus ojos. Estaba mareada y sentía náuseas. Ella era la que se acostaba con el miedo de que Ransom descubriera sus trapos sucios. No estaba orgullosa de haber estafado a su tía, y mucho menos por el tipejo que tenía enfrente; pero lo de Ransom iba mucho más allá.
—Vete —susurró con un hilo de voz.
—Gisela, podemos...
—He dicho que te —se levantó— ¡vayas!
Estaba siendo injusta con Axel, no podía culpar al mensajero por la carta que había en su buzón, esa horrible carta oscura que no se habría imaginado ni en un millón de años. Pero sabía por qué lo había investigado y por qué se lo había contado. Ransom era lo único que se entrometía entre él y la fina posibilidad de volver a la vida cómoda y asegurada que podía vivir junto a ella.
—No te creas que por esto eres mejor para mí —negó ligeramente con la cabeza—. Vete de mi casa y no vuelvas más —volvió a tirarse en el sillón, ocultando su rostro entre sus manos—. Si lo haces, pondré una orden de alejamiento en tu contra.
Axel, resignado, cogió su abrigo y se marchó. No sin antes volver a girarse hacia ella, agachándose levemente para casi quedar a su altura.
—Que sepas que si tienes todo esto es gracias a mí, zorra desagradecida.
Tras decir aquello, caminó apresuradamente hacia la puerta y, de un portazo, se marchó. No le importaba estar empapando el sillón de cuero, no le importaba lo fría que estaba su ropa.
De repente, parecía que todos los tipos en los que se fijaba debían llevar tatuado "Criminal", ocultándolo con miles de capas falsas para que aquello que era tan grave, fuera prácticamente imperceptible.
Pero, ¿de qué iba a hablar ella? Le robó quinientos mil euros a su tía para dárselos a aquel gorrón que acababa de salir por la puerta. Ella misma había sacado todo el dinero para que Axel lo usara para Dios sabe qué; ella misma había causado la muerte de su tía por el disgusto que había supuesto que se enterara de aquello. Tenía claro que si su tía Angelina hubiera sobrevivido al infarto, no estaría en aquella casa ni de broma -entonces sí estaría viviendo bajo un puente. Seguramente su tía abuela debía removerse en su tumba cada vez que Gisela entraba en su querida panadería o paseaba por aquella casa.
Había cometido un error por amor, porque Axel le había prometido que le devolvería el dinero, que ni siquiera iba a enterarse de aquella transferencia. Pero cuando llamaron a su tía preguntando por aquel gran movimiento de saldo... Gisela solo quiso matar a ese imbécil y ahogarse a sí misma por dejarse llevar, por no pensar. Aunque todo fue cuesta abajo, el infarto de su tía solo la ahogó aún más en la oscuridad. Los días que estuvo en cuidados intensivos solo rezó por que aquello saliera bien, por que su tía viviera y la echara de casa como se merecía. Pero murió.
Había heredado un dinero que no le pertenecía y había cobrado un seguro de vida que no se merecía. Y pensó en renunciar a todo aquello en su momento, en mostrarle a su tía que, a pesar de todo, ella no era una mala persona. No lo hizo.
Aceptó el dinero, la casa, la panadería, el coche... Y se calló. La necesidad que había pasado cuando se fue de casa hicieron eco en su memoria cuando cogió el bolígrafo ante el notario.
No había nadie más que pudiera quedarse con sus pertenencias, entonces ¿estaba haciendo algún mal tomándolo? Al menos no directamente, era la única heredera. Y nunca había robado a su tía por avaricia ni con maldad.
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Hearts Out | RANSOM D. (Chris Evans)
RomanceJusto cuando más necesitamos que las cosas salgan bien, todo se tuerce. Lo que no sabemos es que quizás lo que realmente necesitamos es que nuestra vida se tuerza para descubrir cosas que ni siquiera nos imaginábamos. Lionsgate, eOne y Rian Johnson...