A pesar de sus negativas, de repetirle mil veces que no tenía hambre, una hora después Ransom pidió dos hamburguesas completas con patatas y dos cervezas.
—No me gusta la cerveza —comentó por lo bajo.
—¿Y quién ha dicho que sea para ti? —bromeó con una sonrisa— ¿Qué quieres?
—Agua.
Volvió a hacerle un gesto con el brazo al camarero, informándole del cambio y se concentró completamente en Gisela de nuevo. En aquellas dos semanas, nunca la había visto tan mal, tan ensimismada, tan... perdida.
—¿Quieres saber por qué no me voy? ¿Por qué sigo en el pueblo? ¿Por qué trabajo en el hostal?
—Si te ves cómoda, sí —la invitó a hablar.
Gisela suspiró y jugueteó con la servilleta a su derecha. No estaba nerviosa porque creyera que Ransom fuera a juzgarla -no estaba en la posición para hacerlo, igualmente-, simplemente era algo que siempre le había costado contar. Casi nadie lo sabía.
—No soy tan buena persona como crees —comenzó, recibiendo una mirada confundida por parte de Ransom—. No maté a mi tía directamente, pero sí tuve bastante que ver.
Él acarició su mano por encima de la mesa, ofreciéndole todo el apoyo posible para que se desahogara.
—En esa época yo todavía estaba con Axel. No voy a decir que era joven y tonta porque solo tenía un año menos. Bueno, tonta sí era —se corrigió—. Era mi primer novio, nos conocimos en una de esas fiestas benéficas que hacen los ricos, el típico paripé para quedar bien. Estaba tan enamorada y le admiraba tanto —rió con amargura—. Me pidió dinero. Muchísimo dinero. Era imposible que lo tuviera a mano y dudaba mucho que mi tía me lo fuera a dejar, y mucho menos para prestárselo a él -nunca le cayó bien.
Y aquello a Ransom no le extrañaba en absoluto.
—Me dijo que si le quería de verdad, no iba a dejar que se metiera en líos ni permitiría que corriera riesgos. Imagínate, yo estaba preocupada. Y la idea de que le hicieran daño cuando yo podía evitarlo, era algo que me superaba. Así que lo hice. Hice un documento en el que me cedía a mí misma el derecho de hacer cualquier cosa en nombre de mi tía. Copié su número de DNI mientras dormía, imité su firma a la perfección e hice una transferencia de medio millón de euros.
¿Por qué un chaval joven como lo era aquel imbécil iba a necesitar tanto dinero? Quizás era ludópata, o drogadicto...
—A día de hoy sigo sin saber para qué quería el dinero —suspiró—. Parecía que todo había salido bien —retomó la historia—: no nos habían pillado y él tenía el dinero. El plan perfecto. Lo que yo no sabía era que mi tía abuela había pedido explícitamente que en caso de que se moviera mucha cantidad de dinero de su cuenta, se le avisara cuanto antes. Dos días nos duró la alegría, ya ves —se encogió de hombros—, y porque el banco había sufrido algún que otro fallo —suspiró—. Recuerdo estar jugando con Rocky en el salón cuando la llamaron y cómo me gritó, las cosas que me dijo, su mirada... —chistó y negó con la cabeza— Tal fue el disgusto, que sufrió un ataque al corazón. Estuvo en cuidados intensivos, pero no lo superó —respiró con pesadez—. Cuando murió, yo era la única persona que aparecía en su testamento. Estoy segura de que si hubiera sobrevivido, lo habría cambiado al completo.
—Así que todo fue a parar a ti —Gisela asintió.
—Quise renunciar a todo. Mi corazón era incapaz de aceptar nada de lo que ella me había dejado —respiró hondo al sentir el nudo formándose en su garganta—, pero mi cabeza no dejó que yo firmara la renuncia. Me quedé con todo a pesar de lo que había hecho —miró a la nada varios segundos—. Cuando se enteró de que era millonaria, Axel volvió a aparecer después de haberme dejado sola —rió con amargura—. Mi amor verdadero, por el que había robado y matado a mi tía.
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Hearts Out | RANSOM D. (Chris Evans)
RomanceJusto cuando más necesitamos que las cosas salgan bien, todo se tuerce. Lo que no sabemos es que quizás lo que realmente necesitamos es que nuestra vida se tuerza para descubrir cosas que ni siquiera nos imaginábamos. Lionsgate, eOne y Rian Johnson...