Ransom despertó aquella mañana abrazado a su pequeño cuerpo y con Rocky -como cada día desde que se quedaba con él- apoyado con la cabeza sobre sus pies. A pesar de estar abrazado a Gisela, como tantas mañanas antes, aquella la sentía ligeramente diferente al resto. Algo en su interior le hacía pensar que no iba a ser un buen día. Incluso que algo malo iba a suceder.
Gisela se removió entre sus brazos antes de abrir un poco los ojos. Le acarició la mejilla, adormilada. Sonriendo de manera bobalicona antes de volver a cerrar los ojos y estrujarse más contra él. Acurrucándola entre sus brazos, Ransom la observó. Observó con atención cada pequeño detalle. Aquel lunar bajo su ojo derecho, las casi imperceptibles pecas en su clavícula, sus largas pestañas... Estaba examinando cada centímetro de su rostro con atención, como si estuviera intentando tatuarla en su cabeza, como si algún día fuera a necesitar recordarla.
Su respiración se hizo pesada ante aquella extraña sensación. ¿Por qué su cuerpo actuaba como si fuera a tener que apartarse de ella? No hacía ni siquiera dos días que había tomado la decisión de quedarse y su cuerpo seguía sintiendo que todo se iba a acabar. Y no porque ellos quisieran, sino porque se verían obligados a separarse.
Pensar en esa remota posibilidad le estaba causando ansiedad. Enterró su nariz en su cuello cuando la abrazó, aspirando su aroma dulzón. Ella ya le había dicho que no tenía pensado marcharse a ningún lado si él no lo hacía. Y, si él no iba a irse, ¿por qué sentía aquel vacío en el pecho ante la posibilidad de que Gisela le dejara?
—No me quiero levantar —lloriqueó.
—No abras la panadería, entonces —le apartó un mechón de la cara.
—Qué mala influencia eres —soltó una risita.
Alzó la cabeza para poder mirarle a los ojos y le atrajo del cuello para atrapar sus labios entre los suyos. El beso, poco a poco, fue alargándose más de lo debido. Ni siquiera parecía importarles quedarse sin aire, mientras fuera por estar besándose.
Durante el beso, Gisela estiró el brazo hasta alcanzar su móvil y al ver la hora, se separó de golpe.
—Joder —masculló, sentándose de golpe a su lado.
—Justo lo que estaba pensando yo —bromeó.
—Lo siento —se levantó de la cama—. Me creía que eran las seis —comenzó a quitarse el gran jersey beige de lana—. No puedo cerrar tantos días seguidos la panadería.
Todavía tumbado en la cama, admiró la gran obra de arte que tenía frente a él y el delicioso espectáculo que era verla quitarse su jersey para volverse a poner la ropa del día anterior. La perdió de vista cuando se introdujo en el baño y, cuando volvió a salir, tenía el cabello un poco más arreglado.
Le dio un pequeño beso en la cabeza a Rocky, aunque al ver el ceño fruncido de Ransom, rió y se inclinó hacia él. Le dio un pequeño pico en los labios, aunque las grandes manos que ahora la sujetaban del cuello le daban a entender que solo era el comienzo de un beso largo y apasionado.
—Me tengo que ir —logró decir entre besos.
Ransom succionó su labio inferior y la dejó ir. Gisela volvió a enderezarse y encaminarse hacia la puerta, pero no mucho después la volvió a ver correr hacia la cama para darle el último beso.
—Nos vemos luego —presionó sus labios contra los suyos—. Adiós —besó su nariz—. Ahora de verdad —volvió a presionar sus labios.
Y, con una sonrisa de oreja a oreja, se marchó. Ransom sonrió embobado mientras miraba el techo. "Dios, ¿cómo la puedo querer tanto?" su propia cabeza le hizo una pregunta que no se esperaba. Aún con una amplia sonrisa, se preguntó qué iba a ser de su corazón en unos meses. Si después de casi tres semanas sentía aquello, ¿cómo iba a sentirse más adelante?
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Hearts Out | RANSOM D. (Chris Evans)
RomanceJusto cuando más necesitamos que las cosas salgan bien, todo se tuerce. Lo que no sabemos es que quizás lo que realmente necesitamos es que nuestra vida se tuerza para descubrir cosas que ni siquiera nos imaginábamos. Lionsgate, eOne y Rian Johnson...