Llegó el viernes y ya desde que se levantó Nora dejó todo preparado para que al volver de trabajar solo tuviera que cambiarse de ropa, coger la maleta y marcharse. De camino a la estación fue a dejar a Nugget a casa de Aria y le dio la sensación de que este la miraba con cara de pena para que no se fuera, pero tenía que ir. Subió al taxi que había llamado y esta vez llegó a la estación esperando unos minutos a que llegara su tren mientras leía un libro que comenzó la semana pasada y se tomaba un café. El libro lo compró en una tienda de segunda mano, estaba en inglés pero la escritora era hindú y contaba una transformación en su interior en tres capítulos. Contaba cómo llegaba desde el dolor hasta amarse a sí misma. Nora pensó que quizás en algún momento podría llegar hasta el final, pero que ahora realmente no sabía ni cuál era su capítulo. Le interrumpió un altavoz anunciando la llegada de su tren. Le esperaban tres horas de trayecto en las que pensaba acabar su libro, no tenía ningún otro pasatiempo.
Cuando al fin llegó a la puerta de la que hasta hace poco había sido su casa le bastó con dar dos toques en la puerta para que esta se abriera y su madre la abrazara con todas sus fuerzas.
-Hija pero cuánto has crecido.
-Mamá, hace ya años que dejé de crecer.
-Bueno, pero calla, que me da la sensación de que has cambiado.
También se sumó al abrazo su padre quien básicamente la ahogó más.
-Papá, no me dejáis respirar.
-Perdón, es por la emoción.
-Y, ¿dónde está el otro niño?
-Que no me llames niño- dijo su hermano Alex apareciendo por detrás.
-Pero si es lo que eres, un niño- le dijo mientras lo abrazaba solo para molestarlo.
-Que no me digas niño.
-Bueno pues el niño se queda sin los regalos que le he traído.
-¿Sabes qué? creo que sigo siendo el niño de la casa.
-Ya me parecía.
Nora se acomodó en la que ahora era su antigua habitación en la que seguía todo lo que no se había llevado. Incluso un par de cajas que al final no consideró tan importante llevarse cuando se mudó.
-Hija pues al final va a ser verdad que no traías a nadie especial- dijo su madre mientras Nora entraba a la cocina por el pasillo.
-Mamá, cuando haya algo ya te lo contaré dijo uniéndose a pelar patatas con su hermano.
-Sabes que eso es mentira, siempre dices eso pero nunca me cuentas nada.
-Bueno esta vez sí que te contaré.
-Eso también lo dices siempre.- contestó haciéndose la enfadada, pero no podía enfadarse todavía con su hija si acababa de llegar.
Pasaron el resto del día juntos y a la mañana siguiente Nora se levantó y fue a desayunar con aquellos amigos que dejó en la ciudad. Casi no habían cambiado, todos tenían algo en común con su yo del pasado y las conversaciones fluyeron como si no se hubieran separado nunca.
-Bueno, bueno ya basta de hablar de mí, porque hay alguien aquí de quien no hemos hablado todavía- dijo Carlos.
Todas las miradas apuntaron a Nora, quien había sido partícipe de todas las conversaciones pero no había hablado de sí misma en ningún momento.
-¿Que? No me miréis así.- dijo sabiendo que iba a comenzar el interrogatorio
-Venga, cuéntanos. Algo tiene que haber.- dijo Martín
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The loving
RomanceUna historia sobre cómo una chica consigue reencontrarse con sigo misma tras conocer a alguien que le haga ver que el mundo también tiene una cara bonita. Historia actualizada cada semana.