Capítulo 13

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Tras un rato bajaron a comer. Nora había guardado el dinero en su maleta y había estado enseñándole a Avery la que era su antigua habitación y algunas de las cosas que aún tenía por ahí como viejas fotos, discos o su primera guitarra.

Se sentaron todos en la mesa y aún sin haberle dirigido la palabra a Avery, la madre de Nora comenzó a sacar los platos con ayuda de su hermano.

-Nora no nos ha comentado nada a lo que le tengas alergia, pero si hay algo que no puedas comer solamente avisa.-dijo Pedro dirigiéndose a Avery.

-No se preocupen, no hay nada muy importante.

-Es bueno saberlo.

-¿A qué te dedicas?- interrumpió Sara, la madre de Nora.

-Bueno, soy escritora aunque de vez en cuando trabajo en una cafetería.

-¿No tienes estudios?

-Eh... no.

-Y eso, ¿a que se debe?

-En mi familia no disponíamos de los recursos adecuados para ello.- Avery se dió cuenta de que iba a ser sometida a una especie de interrogatorio así que decidió que lo pasaría con claridad y educación.

-Y, ¿qué opinan tus padres de que seas... escritora?

-Mamá, ¿qué haces?- interrumpió Nora.

-Nada hija, solo intento sacar un tema de conversación.

-Mis padres... no opinan nada a respecto.

-¿Nada?

-Solo quieren que me gane la vida de la manera que me guste, nada más.

-Ya, y ¿ganas bastante?

-Lo suficiente.-Avery empezaba a sentir que algunas preguntas eran innecesarias.

-¿Ya conoces a Nugget?- preguntó Pedro para cambiar de tema.

-Si, es un perro precioso, nos llevamos bien.

-Y, ¿qué tal está? ¿mejor?

-Si, estos días he estado más atenta a él, pero parece que nada hubiera pasado- dijo Nora.

-Es un pedacito de pan, es muy bueno.-dijo Avery.

-A mí siempre me ha parecido un perro un poco raro. ¿No es hiperactivo o algo así?- interrumpió Sara.

-Mamá, lo has visto dos veces.

-Bueno pero me puede parecer un perro raro igual.

-Por supuesto señora veterinaria.

Pasó la comida entre conversaciones normales y algunas pequeñas e incómodas hasta que llegó la hora del postre y el interrogatorio volvió.

-¿Te puedo hacer una pregunta, Avery? -dijo Sara.

-Si, claro.

-¿Cómo te diste cuenta de que te gustan las mujeres?

-Joder...-dijo Nora en voz baja con la mirada clavada en su trozo de tarta.

-Bueno, digamos que un día simplemente lo supe.

-Y, ¿nunca has pensado que puedas estar equivocada?

-Bueno, no es mi mayor preocupación ahora mismo.

-Y. ¿no te preguntas cómo sería todo si en vez de con una mujer estuvieras con un hombre?

-Mamá, ¿puedes parar ya?-dijo Nora.

-Bueno, creo que sería exactamente lo mismo.

-Pero, ¿no te gustaría tener hijos?

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