Estuvo así una semana en la que solo salía para tomar un poco de aire con Nugget y para comprar lo necesario para sobrevivir. Leyó los libros que se compró en un día cada uno y como no tenía nada nuevo para leer atacó de nuevo los libros de su estantería leyendo casi un libro por día.
Estaba acabando el séptimo cuando llamaron a su puerta y al levantarse para abrir se encontró a Aria echa una furia.
-¿Se puede saber dónde has estado? Te he llamado 23 veces y no has cogido el teléfono ni una. Pensé que te habían secuestrado o que te había dado una crisis y habías huido del país de repente joder.
-He estado aquí.
-¿Aquí?-miró hacia el salón y vio una pila de libros al lado del sillón.- Joder, ¿te costaba mucho coger el teléfono?
-Lo he tenido apagado, ni me había dado cuenta.
-Bueno, pues empieza a darte cuenta, por que hay gente que a veces quiere saber cómo estás. Entiendo que a veces te aísles, pero por lo menos da una señal de vida.
-Vale, perdón.
Aria suspiró, no podía juzgarla, la conocía y sabía que esto solía pasar pero aún así se había estado preocupando. Al principio había querido darle espacio pero le preocupó que llevara una semana sin dar ninguna señal así que solo le quedaba comprobar en su apartamento.
-Será mejor que enciendas el teléfono, Avery también estaba bastante preocupada, te ha estado llamando.-dijo abrazándola más tranquila.-Y te recuerdo que mañana vuelves a trabajar.
-Gracias.- le dijo mientras la veía irse por el pasillo hacia el ascensor.
Hizo caso a lo que Aria había dicho y revisó los mensajes que tenía.
Avery le había propuesto verse hace unos días y al no recibir respuesta la llamó un par de veces.
Le mandó un mensaje diciéndole que estaba bien, que no se preocupase y al instante tenía una llamada entrante de su parte.
-Hola
-Hey, perdona por estar tan... ausente.
-Ya, me había preocupado un poco, pero bueno.
-Tranquila, he estado en casa la mayor parte del tiempo.
-¿Todo bien?
-Más o menos, si.
-Bueno, habrás visto que te había dicho de quedar un día.
-Si, esta semana vuelvo a trabajar así que si te parece una tarde te llamo y hacemos algo juntas.
-Claro, cuando quieras.-dijo mostrando un poco más de entusiasmo en su tono de voz.
-Vale, te llamaré. Chao.
-Adiós.
Al día siguiente volvió a su rutina y su semana fue como la anterior la mayoría de los días a diferencia de que esta vez sí respondía llamadas para confirmar que seguía viva hasta el jueves.
Esa mañana iba en el metro camino al trabajo leyendo una nueva historia que encontró en una tiendecita de segunda manos un par de días atrás. La historia trataba sobre dos enamorados y estaba basada en una conocida leyenda japonesa. Iba tan centrada en su lectura que no se dio cuenta cuando dos hombres en el mismo vagón comenzaron una pequeña discusión. Aquella discusión fue a más, tanto que uno de los hombres empujó a otro y este cayó encima de Nora. Esta se tropezó, cayó al suelo y su libro se deslizó hasta debajo de unos asientos. Se había dado un fuerte golpe en la cabeza contra el suelo pero nadie parecía haberse dado cuenta. Todo el mundo seguía pendiente de la pelea que estaba habiendo y algunos simplemente trataban de separar a los dos hombres pero nadie se había fijado en ella. Aturdida, cogió su libro del suelo y se bajó en la parada actual en la que había parado el metro. No era allí donde tenía que bajar pero prefería escapar de aquella situación. Afortunadamente siempre tenía un tiempo de margen calculado para llegar a tiempo a su trabajo en caso de tener un incidente como éste, e igualmente llegó al trabajo a tiempo.
Cuando llegó a su puesto lo primero que hizo fue agarrar el libro que había estado leyendo, tenía una página a medias y necesitaba acabarla para no perder el tiempo más tarde releyéndola entera pero su marca páginas no estaba, así que no solo perdería el tiempo leyendo una página entera sino que lo perdería buscando dónde se había quedado.
El día pasó rápido pero al llegar a casa todavía le dolía la cabeza en el lugar en el que se había golpeado. Esa tarde solamente salió de casa para pasear con Nugget y al día siguiente cambió de método de viaje por la mañana para evitar el incidente del día anterior.
Por la tarde fue a por un café pero en el bar se encontró a quien menos esperaba. Avery estaba pidiendo algo, un café seguramente ya que era lo mejor del establecimiento. Cuando esta se marchaba pasó por su lado y se miraron de frente pero no le saludó.
Nora se extrañó de que no la saludara, quizás iba pensando y no la había visto.
Más tarde decidió llamarla, quizás era hora de que se vieran. La línea dio varios toques, pensaba que no iba a responder pero finalmente lo hizo.
-¿Si?
-Hey
-Hola
-¿Qué tal?
-Bien, ¿qué pasa?
-Nada, te llamaba para ver si querías que nos viéramos mañana para tomar un café.
-¿Va en serio?
-Si...
-Nora, llevas dos semanas ignorándome. La única vez que hablamos me dijiste que me llamarías pronto y llevo cinco días sin saber nada de ti. Pero es que antes de eso no supe nada de ti durante una semana entera, y esto, después de aquel día que pasamos.
-Es que...-
-Realmente estoy empezando a pensar que estás jugando a ilusionarme a ratos. He hablado con Aria, no me ha querido decir que te pasa, para que me lo contaras tú y a partir de ahí me he dado cuenta de que tampoco tienes confianza en mí después de todo. Pero claro, tomemos un café como si nada hubiera pasado.
-He estado apartada de todo el mundo, no solo de ti, solo necesitaba espacio, ¿vale? de vez en cuando me pasa, pero ya está.
-Si, de vez en cuando te pasa, pero no confías en decirme lo que te pasa, te he dicho que me puedes pedir lo que sea más de una vez. Te he ofrecido mi confianza y mi ayuda-
-Bueno pero es que igual no quiero tu ayuda.
-Vale, estupendo.
-A ver, no quería decir eso pero-
-Tranquila, no te volveré a molestar.-dijo, y colgó.
Nora se sentó en el sofá consciente de que la había cagado y tomó una decisión, iba a arreglarlo, pero lo haría mañana, demasiadas cosas habían pasado ya hoy.
Al día siguiente Nora le contó a Aria todo lo que había pasado. Aria ya estaba al tanto pero no se lo dijo.
Le aconsejó que pensara todo bien antes de hacerlo y que sobretodo fuera sincera con Avery y consigo misma.
Nora tenía una idea, lo haría al día siguiente, por si acaso hoy Avery seguía muy enfadada y la mandaba a la mierda nada más llegar.
Así que al día siguiente llevó a cabo su simple plan. Era muy sencillo pero ella creía que a veces los detalles más bonitos eran los más pequeños..
A medio día pasó por el restaurante al que fueron a cenar aquella vez y cogió la pizza que Avery le había dicho que era su favorita. También pasó por la heladería aquella tan rara que tenía unos helados tan buenos y compró un bote grande para las dos.
Al principio pensó que sería suficiente pero ahora estaba dudosa. Pensó que sería buena idea pasar simplemente un rato en compañía pero ahora no sabía si sería suficiente.
Aun así se dirigió a casa de Avery. Sabía ya que vivía en el mismo edificio que Aria, y fue esta quien le dijo cuál era su puerta.
Llegó al portal de abajo y llamó al piso de Aria para que le abriera abajo y se dirigió directamente a la puerta de Avery. Se detuvo delante de la puerta, nerviosa, durante unos segundos y después dio dos toques suaves con sus nudillos en la madera de la puerta.
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The loving
RomanceUna historia sobre cómo una chica consigue reencontrarse con sigo misma tras conocer a alguien que le haga ver que el mundo también tiene una cara bonita. Historia actualizada cada semana.