Querida mamá:
Sé que probablemente nunca leas ninguna de estas cartas que te he escrito. O si alguna vez lo haces, seguramente será cuando me haya ido, aunque en ese momento ya sería demasiado tarde.
Tampoco es que escriba estas cartas porque quiero que las leas: Las escribo porque necesito dejar salir todo lo que me atormenta, todo lo que me duele. No tengo a quien contárselo más que a la fiel pluma y papel con la que estoy escribiendo justo ahora. También le escribo a papá y a Soo-Ah, aun sabiendo que nunca las leerán, se ha vuelto una costumbre desde que ella se fue.
Ayer me dolió lo que hiciste, no solo físicamente, sino que emocionalmente también, como casi siempre. Ni siquiera te preocupaste por ver que no hubiera sido nada grave, no te importó. Pero claro, ya me he acostumbrado a eso. A que siempre me rechaces, a que sea únicamente una carga para ti.
Todos los días me pregunto qué he hecho mal, por qué me tratas de lo peor, por qué bebes todos los días. ¿Acaso sigues recordando a papá? O ¿En algún momento sientes lástima por mí? ¿Aún me quieres, aunque sea en lo más mínimo?
Soy tu hija y me gustaría pensar que, aunque sea una mínima parte de ti aun quiere estar conmigo.
No sabes cuánto quisiera volver en el tiempo y evitar que papá muriera. No sabes cuánto me gustaría que las cosas fueran como antes, que no hubieras cambiado conmigo. Pero seguramente estoy pidiendo imposibles.
Pero ¿Sabes? No estoy tan sola como creía. Claro, Soo-Ah se fue, por si no la recuerdas, era mi mejor amiga de la escuela. Ella fue la única que estuvo ahí para mí cuando todo parecía ir mal, cuando tu ni siquiera te dabas cuenta de lo que sufría o te tomabas el tiempo de charlar conmigo. Nunca lo has hecho, pero ella, fue mi rayo de sol en un día nublado.
Cuando se fue, creí que todo había acabado para mí, pero decidí resistir hasta el final de la secundaria, no era mucho lo que faltaba, así que me lo propuse como última voluntad.
Pero hace poco, hace justo una semana, alguien nuevo entró al salón de clases. No se me hubiera pasado por la cabeza lo que pasaría poco tiempo después.
Justo ayer, con la quemadura que me diste y que me hiciste recoger pedazos de vidrio roto, llevaba las manos echas un desastre. Me dolía, pero no más de lo que me dolió tu indiferencia. Lo soporté lo más que pude hasta llegar al centro de reciclaje. Pudo haber sido una casualidad o el destino, llámalo como quieras, pero Beomgyu llegó al mismo tiempo.
Odio que las personas sientan lástima por mí, no la necesito, suficiente tengo con la lástima que me tengo yo a mí misma. Pero ayer, que él vio mis manos, no fue lástima lo que note, fue preocupación genuina. Curó mis heridas e incluso me invitó a cenar con su familia.
Quise engañarme para creer que lo estaba haciendo con algún motivo oculto, quizá para avergonzarme luego, o burlarse de mí, o alguna otra razón, pero por más vueltas que le daba, todo apuntaba a que de verdad le preocupaba.
La cena con su familia resultó bien. Sentí envidia, porque quisiera que nosotras fuéramos así de unidas. Recordé lo que me esperaba en casa, probablemente otra regañada que me darías o algún otro golpe, pero borré todo aquello de mi memoria, no quería pensar en nada más que en ese momento. Me sentí viva de nuevo, aunque fuera con personas que apenas acababa de conocer, me trataron muy bien, sentí que a alguien le importaba.
Eso no quiere decir que mi decisión final haya cambiado. Pero por lo menos parece que ahora tengo otro rayo de sol en mi atormentado cielo.
P.D.: Mamá, te extraño, por favor vuelve a ser como eras antes.
Atentamente, tu hija.
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Voiceless Love [TXT - Beomgyu - FANFIC]
FanfictionSoo Yun, como una flor de loto, tan bella y delicada, que había pasado casi toda su vida creciendo en el fango, en las mentiras, en una pelea constante por salir adelante. Ya era hora de que brotara y los pétalos de su corazón se abrieran, que dejar...