8._la puerta

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-Lo siento. Su vista se perdio por completo-fue la terrible sentencia del medico.

En silencio,Margaret escucho aquellas palabras,sentada en el borde de la cama como una niña desvalida. Whiss estaba a su lado,le sostenía la mano y le beso el costado de la frente cuando el doctor hizo esa declaración. Vados estaba seria,mirando a su hermano brindarle consuelo a su esposa y recordando esas veces que ella, lo consolaba a él.

Vados siempre estaba ahí para Whiss. Desde niños. Para ella, él siempre fue especial. Desde muy pequeño,de entre todos sus hermanos,Whiss fue especial. Era tan expresivo y jovial. Su cara se iluminaba con cada emoción que sentía.Era como ver una ave cambiar de plumas en pleno vuelo,
pero ahora sólo tenia esa sonrisa leve y esa expresión tranquila e imperturbable. Nada quedaba del niño,del joven aquel...Nada.Vados se despidió de su cuñada,con la dosis exacta de cinismo y se fue recordando aquellos gratos episodios de infancia, donde tener a su hermano junto a ella,era más fácil.

Dai acompaño al doctor a la puerta,pero una vez en el pasillo le pidió revisara a su nieto. Era este joven doctor el único que sabia de la existencia de Ángel. Lo trataba hace unos años y lo veía con compasión. No sabia su origen,pero lo sospechaba y bastante,mas no era asunto suyo. Reviso al muchacho como se lo pidieron.

-¿Cúal es el estado de mi nieto,
Gohan?-le pregunto Dai.   

-Estable.Su enfermedad no avanza,ni retrocede. Esta estancada-declaro.

-Igual que yo-penso Ángel, mientras soltaba un largo suspiro y sin mucho animo, oia a ese doctor hablarle de un nuevo tratamiento.

-La medicina a avanzado mucho y muy rápido. Del otro lado del mar hay un medicamento que podría ayudarlo mucho,pero es algo costoso.

-Eso no importa.Si puede ayudar a Ángel, pagaré el precio-le respondió Dai.

Hablaron otro rato,luego el doctor se retiro.

-¿Por qué me impulsas a la vida? Estoy cansado.Muy cansado de luchar por nada. Por un dia más en esta jaula.

-Porque no quiero que dejes este mundo, sin haber salido de esta habitación y creí que tú tampoco lo querías.

-No-murmuró y se recostó de espaldas en esa fria cama-Una mujer grito hace rato ¿Qué paso?

-La esposa de tu padre a perdido la vista.

-¿Tuvo un accidente?-Pregunto con interés.

-No.Ella esta muy enferma y era cuestión de tiempo para que esto pasara-le explico Dai.

-Enferma y atrapada-murmuro Ángel y se dio la vuelta para dormir-Igual que yo-murmuro.

Whiss se quedo con Margaret esa tarde. De tanto llorar,la muchacha, se habia dormido y él la acunaba entre sus brazos. La mano de su esposa estaba aferrada a su ropa y su suave respiración le hacia cosquillas en el cuello. Verla dormir era algo nostálgico. Hace mucho él veía dormir a alguien que también caía en el mundo de Morfeo de la mano de las lagrimas. Aquella mujer de rostro apacible y ternura en las manos,solía acunarlo en su pecho y arrullarlo hasta dormir. Así Whiss busco que ella lo abrazara en sueños y lo logro. Se quedo entonces en ese tibio espacio y una palabra escapó de su boca antes de dormirse: "mamá".

Los días posteriores a que Margaret perdiera la vista,Whiss se quedo en casa para acompañar a su esposa,pero luego volvió a su rutina habitual. La muchacha trato de lidiar con aquello lo mejor posible,mas estaba demasiado decaída hasta para levantarse de la cama.Aunque pronto noto que la ausencia de su vista agudizó sus otros sentidos. Oía con claridad los pasos de las empleadas en el pasillo,las aves en el jardín y en una semana aprendió a distinguir los de Whiss,de Dai y la servidumbre. Los aromas eran más intensos,lo mismo los sabores. El perfume de su esposo mezcla de sándalo,romero y anís era inconfundible. Descufrir lo eficientes que eran sus otros sentidos la saco de la depresión.Estaba fascinada con todo lo que podía experimentar o reconocer. Le contó de esto a Whiss que le dio una respuesta gentil y luego le propuso experimentar que tanto había mejorado su tacto de una forma muy particular.

Margaret fue una joven que creció en un internado de monjas. El sangrado mensual y los secretos del lecho era explicados por esas mujeres de Dios, de una forma que hacia ver todo como un pecado terrible. El placer no tenia cabida en el acto de la procreación. El placer era sinónimo de lujuria y la lujuria un pecado capital castigado por el demonio. Placer...eso era algo que Whiss conocía bien y era lo que le dio la primera vez,asi como las otras veces. Placer alcanzado por prácticas que no tenian que ver con nada retorcido o profano como a ella siempre se le dijo,pero que escapaban del convencionalismo de su instrucción. Placer que venia de las caricias de su ser amado y que ella no cuestionaba. Si,la perdida de la vista pareció despertar su cuerpo por completo.  

Para cuando llego el otoño,Margaret podia caminar por la casa sin tropezar,a menos que movieran los muebles de su lugar. Dai la miraba,a veces, caminar con cuidado por los pasillos y no dejaba de asombrarle como era capaz de notar su presencia, así no hiciera ningún ruido para advertirle que estaba ahí. Había estado contemplando una posibilidad, pero la descartaba.

Pero cuando algo será,será y una tarde las empleadas no le dijeron a Margaret, que habían cambiado de lugar unos muebles del pasillo donde estaba su alcoba y así termino perdida en el. No había nadie más en la casa que ella y las empleadas que eran calladas como ratas.Eso le permitió a la muchacha oír un murmullo al final del pasillo. Un susurro muy débil de una voz clara que parecía orar. Curiosa camino hacia allá y pronto se encontro ante ese tapete que colgaba del muro. Quedo atrapada entre sus pliegues antes de meterse abajo y así estrellarse con la puerta. Su memoria de la casa no recordaba allí tal cosa y el murmullo provenía del otro lado. Golpeo la puerta,pero nadie respondió. Por casualidad dio con el pomo y lo giro. Estaba abierta.

-L...lo siento.No sabia que estaba...-dijo en voz baja-¿Hay alguien aquí? 

Ángel quedo estático al verla entrar. No se había alarmado porque pensó que era su abuelo,quien dijo le llevaría unas galletas y té,pero resulto que en lugar de él,por primera vez en años,entraba otra persona. Una mujer de cabello castaño,blanca como un papel y con grandes ojos desprovistos de luz. Una figura tan extraña para él y más por su titubeante andar, con las manos extendidas hacia delante,como si temiera estrellarse con una pared invisible.

-¿Hola? Se que estas ahí.Te oigo respirar.

Cuando ella alcanzo la cama,él se encogió de miedo abrazando sus piernas y cuando la vio avanzar por el costado,salto de la cama y cayo de bruces al suelo. Como un gatito  recién nacido, se arrastro a un rincón cubriéndose el rostro con el cabello  viéndola con miedo,vergüenza y curiosidad.

Korn,en su casa, tomaba una siesta y soñaba que dormía en su cama cuando las manos de una mujer salían de la oscuridad y le acariciaban el entrepierna. Una sonrisa,un susurro: "amor mio" y despertó gritando:

-¡Aléjate de mi!

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora