9._Libro

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-¿Hola?-insistió Margaret e inclino la cabeza a un lado escuchando.

Ángel no se movió y no le sacaba los ojos de encima. Recordó entonces que la mujer de su padre estaba ciega. Ademas era obvio que se trataba de esa muchacha. Era muy joven y linda, muy linda. Bueno él no había visto más que a Milk.Una empleada de la casa que lo cuido de pequeño y un día se fue sin despedirse. Con mucha cautela se puso de pie,pegando la espalda al muro para ayudarase. Su largo cabello caí desordenado por delante y detrás de sus hombros,sus pies descalzos y el largo del pantalón de dormir le daban un aspecto simpatico,pero claro que Margaret no veía nada de él,pero sabia estaba ahí. El muchacho la miraba y no sabia si hablarle o no. Tantos años de aislamiento,sin más interlocutor que su abuelo,no lo ayuban a reaccionar frente a la singular intrusa.

-Lo lamento...No debi entrar. Me retiro.Disculpe-le dijo Margaret.

Con las manos hacia delante avanzó hacia la puerta. Ángel la miraba mientras tragaba saliva con dificultad, intentando alcanzar la determinación para romper el silencio y llamar al tercer ser humano que entraba en sus aposentos,en toda su vida.

-E...Es...Espere...¡Espere!-le dijo finalmente y ella volteo a él-No se vaya...Por favor.

-Eres un niño-exclamó Margaret, con sorpresa.

-Soy un joven-la corrigió de inmediato-No un niño. He cumplido catorce años-le dijo un poco ofendido.

-Disculpeme...Joven-le dijo ella,con una agradable sonrisa.

Ángel la miraba nada más. Era una cabeza más alta que él y tenia una figura esbelta. Le recordó a esas damas dibujadas en los libros que leía. Se despego de la pared,para caminar lentamente hacia la cama y asi verla de cerca. Con el lecho entre los dos movió su mano delante del rostro de la mujer,pero no hubo reacción alguna.

-Soy Margaret ¿Cómo te llamas?-le pregunto ella,después de un breve silencio.

-Ángel...

-Que lindo nombre tienes. Lamento si te asuste.Yo sólo...-se quedo callada al oir los pasos de Dai aproximarse.

Cuando su suegro entro se sorprendió bastante de verla ahi. Nervioso dejo la bandeja que llevaba, sobre una mesa y fue con Ángel para ayudarlo a volver a la cama. Le pregunto a la muchacha como llego hasta esa habitación,pero sin darle tiempo de responder la tomo por el brazo para llevarla fuera,mas entonces Ángel lo llamo.

-No te la lleves,por favor.Me gustaría...
Me gustaria hablar con ella-le dijo en un tono suplicante.

-Claro,sólo déjame hablar antes yo con ella, un momento-le dijo Dai y cambio de rumbo.

La llevo hacia la habitación contigua y una vez allí,con calma le explico que ese joven era un familiar lejano que él, cuidaba desde sus primeros años. Que padecía una grave enfermedad razón por la que sus padres lo abandonaron. A la velocidad del relampago,Dai le invento una historia creíble que explicaba hasta el hecho de que nadie sabia de su existencia y si bien a Margaret le quedaron algunas dudas,le creyó.

-Por favor guarde el secreto...

-¿Whiss sabe de esto?-le prunto la muchacha.

-No ve con buenos ojos su presencia aquí-suspiro Dai-No le comente nada. Sólo le traerá problemas con él y no quiero conflictos entorno a Ángel.Ek pobre tiene suficiente con todo lo que tiene que afrontar.Jureme que no le dira nada a mi hijo ¡Jurelo! Por la memoria de su padre,Margaret.

-Lo juro-le dijo más por la presión que otra cosa.

-Bien,ahora...Ángel,sólo habla conmigo así que verla le ha causado curiosidad. Si pudiera quedarse un momento con él...

-Por mi esta bien. Ademas en esta casa no hago nada realmente-lo interrumpió la muchacha.

Dai lucio más tranquilo y tomándola del brazo la llevo de vuelta a la habitación donde Ángel había regresado a su lectura. Dejo de ver aquel libro cuando su abuelo salio de la habitacion contigua con Margaret y la llevo hasta él. Los presento formalmente dejando así en claro a Ángel, que debía decir y no decir indirectamente.

-Bueno hay unos asuntos que debo resolver. Estare en el estudio. Volvere en un rato-les dijo al derle la bandeja con leche y galletas al muchacho.

Ambos se quedaron solos y en silencio hasta que Ángel,le ofreció una galletas. La muchacha acepto y estiro su mano hacia la bandeja tirando el vaso con leche por accidente.

-Lo siento-le dijo apenada.

-No pasa nada. Fue sólo un accidente-le dijo Ángel levantando la bandeja, para dejarla en la mesa de noche. Abrió las mantas y dejo caer un libro a los pies de Margaret. La muchacha se inclino para levantarlo y se lo devolvió,pero él dudo en tomarlo.

-Cuando podía ver,me gustaba mucho leer-le dijo Margaret con nostalgia-Yo pase mucho tiempo en una cama también.Sin más compañía que los libros...

-¿Cúal es su favorito?-le pregunto Ángel tímidamente.

-Hay muchos,pero el de Mary Shelley es uno que destaca.

Ángel miro el libro en las manos de la muchacha y luego a ella.

-...subiré triunfalmente a mi pira funeraria,y gozaré en la agania de las llamas torturadoras...- dijo el muchacho.

Margaret levanto la cabeza hacia él

-Cuando se apague la luz de esa hoguera,los vientos barrerán mis cenizas arrojándolas al mar.-continuo la muchacha-Frankenstein,el final...

-Es mi libro favorito-le dijo Ángel y se aparto el cabello del rostro para sonreír.

Whiss había estado en su despacho en el hotel. Nunca lo había pensado,pero no recordaba el rostro de su madre y en su hogar no quedaba un sólo retrato de ella. Era extraño también que ese recuerdo de una mujer que lloraba en la cama lo persiguiera ¿Seria su madre? No estaba seguro. Se sentó sobre el escritorio y se quedo pensando. Pronto Margaret visito su mente.A veces pensaba en ella,en el trabajo o camino a casa,pero no le daba importancia. En esa oportunidad se puso a escribir su nombre en un trozo de papel que dejo a su costado para decir "pase" a quien golpeo la puerta. Para su sorpresa ahí estaba Vados. Le dijo que tenia un par de horas y luego se lanzo a sus brazos para besarlo. Por casualidad después de unos minutos vio el papel con el nombre de esa mujer y su ceño se frunció.

-Ella te interesa-murmuró.

-¿De que hablas?

-De Margaret ¡¿De quien más podía estar hablando?!

-Vados...Ella no me importa.

-Nadie te conoce mejor que yo,Whiss y cuando la miras,cuando la tocas y hasta cuando hablas de ella...Hay en tus ojos un brillo especial-le señalo.

-¿Por qué insistes en eso? Ella no me importa.

-¡Mientes! ¿La amas?

-No...

-¿La amas? ¡Dime! ¿La amas? ¡Mírame! ¡¿La amas?!-le gritaba mientras trataba de abofetearlo sin exito.

Finalmente y sin una gota de remordimento Whiss,la abofeteó.No uso mucha fuerza,sólo quería calmarla,sacarla de su histeria. Lo logro y la abrazo con fuerza mientras ella lloraba.

-No la amo.Mi amor es sólo tuyo, Vados-le dijo y su mirada estaba perdida en las cortinas.

Después de unas horas. Mientras ambos se levantaban de la alfombra y se vestían,Whiss le hizo una pregunta:

-Hermana...¿Recuerdas a nuestra madre?

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora