22._Ayúdame

206 55 12
                                    


Que panorama encotro Dai en ese pasillo,pero aquello no lo saco de sus casillas. Le basto ver la postura que todos tenían y el candelero en el piso, para saber que había sucedido,aun asi lo pregunto con voz firme.

-Esa mujer,iba a golpear a Margaret con el candelero-le respondió Ángel, sin disimular lo que aquello le causaba.

"Esa mujer" esa frase hizo que Vados dejara de luchar y mirara al joven que abrazaba a Margaret. Un muchacho de rostro asimétrico;la deformidad huella de su origen no escondio,a los ojos de Vados,el parecido que ese muchacho tenia con su padre. Se le quedo mirando callada y serena, evocando los dias en que Whiss, llevaba el cabello sujeto con una cola como ese joven,cuyo nombre desconocía hasta que lo escucho en boca de su padre.

-Vados,fuera de mi casa-le dijo Dai o al menos eso fue lo único que ella escucho de él.

-¿Quieres que me vaya?-le cuestiono un poco aturdida.

-Largate Vados.Si algo de sensatez te queda por favor...

-Sensatez-exclamo Margaret interrumpiendo a Dai-Ella no tiene sensatez y tú tampoco.Esa mujer,tu hija,quería matarme y tú sólo la expulsas de tu casa ¿Crees que con eso basta? Ella esta transtornada y tú lo sabes, pero prefieres ignorarlo.

-¡Margaret! No le permito...

-¡Cállate! La que no te permite decir o hacer algo más soy yo. Suficiente he tenido con ser la mascara que esconde la depravación de tu morada.
Hablemos con honestidad al menos por esta vez. Esa mujer que esta allí,la sangre de tu sangre se ha acostado con su hermano, en tu nariz y tú poco o nada has hecho para evitarlo.En tu pasividad has condenado a otros a sufrir por su ruin pasión.

-¡Cállate perra!-le grito Vados-Cállate antes de hablar de mi amor por Whiss...

-¿Amor?-repitió Margaret poniéndose de pie con ayuda de Ángel-Que vanal suena esa palabra en tu boca.Que vanal y que sucia.Tú no sabes nada del amor,Vados y esa es tu maldicion. No eres amada por nadie ¿Como podrías si ni siquiera te amas a ti misma? Te arrastras miserablemente, mendigando las caricias del objeto de tu obsesión.Yo podre estar ciega,pero veo más que tú. Me odias porque crees que te robo el amor de Whiss,no seas ilusa.Whiss nunca te ha amado, porque tampoco sabe lo que es eso.

-¡Cállate! ¡Cállate!-le grito Vados,pero no con odio sino con dolor y rabia.

-¿Por qué le pides que calle,mujer?-le pregunto Ángel y cuando Vados lo miro,enseguida aparto la vista-¿Qué pasa? ¿No te gusta verme? ¿Te recuerdo algo? ¿Tu pecado tal vez? ¿O eso que te falta?

Vados guardo silencio. A ese muchacho no le respondió. Le molestaba verlo,le causaba vergüenza verlo,le dolía verlo y esos ojos violeta, que poseía aquel muchacho,se volvían dura amatista.El tajante martillo de un juez,que le golpeaba la cabeza con un veredicto tan terrible, que no habia argumento con cual enfrentarlo. Se aparto de Whiss y como una sombra bajo la escalera. Dai la miro pasar por su lado y miro a Ángel de reojo,lo mismo a su hijo que estaba parado allí, viendo a al muchacho con celos de toda indole en el semblante.

-Comportate-le dijo al fin y se fue detrás de Vados.

¿Qué podia hacer? ¿Cómo podía impedir que todo eso sucediera? Ya no eran niños sino un hombre y una mujer,que podían hacer lo que quisieran. Escaparon a su control hace mucho y la única salida que a veces contemplaba,no era capaz de ejecutarla.

Asco sentia Dai,de sólo imaginar lo que esos dos podían hacer en sus encuentros a solas. Le repugnaba sobremanera que sus hijos intercambiaran esas miradas indiscretas,cuando se encontraban. Las entrañas casi se le salían por la boca y sólo quería arrancarles las pieles inmundas de profana lujuria. Matarlos. Muchas veces pensó en matarlo ¿De que otra forma podia poner fin a la locura que desato su esposa? ¿Cómo limpiar a Korn? ¿Cómo curar a esos dos? Mucho se temia que ya era demasiado tarde para eso.

Le prohibió a Vados volver a poner un pie en su casa,pero eso no era más que un pequeño obstáculo. Él sabia que si ellos querían verse, nada se los impediría. Estaba tan cansado de eso.

-Señorita Margaret,venga conmigo por favor-le dijo Ángel y la tomo de la mano para volver a su habitación.

Ella lo siguió,pero antes de meterse bajo ese tapete que colgaba de la pared,Whiss llamo a Ángel por su nombre. Fue la exclamación más estremecedora que ese joven hubiera oído hasta ese momento. Su nombre en la voz de su padre. Volteo a verlo y le sostuvo la mirada un instante.

-¿Qué quieres?-le pregunto Ángel severo,pero tranquilo.

Whiss lo miro e iba a decirle algo cuando Margaret perdió el sentido...

Vados le pidio a su esposo que la llevara a casa de Korn y este accedió. A dos horas de allí,en carruaje, vivía su hermano mayor,que al verla en la puerta de su casa intento cerrarla. No pudo,ella quería entrar y empujando con todas sus fuerzas logro ingresar. Korn le exigió que se fuera,pero ella se arrojo a sus brazos con lagrimas en los ojos y se sujeto a él,con fuerza.

-Ayúdame-le dijo con desespero-Por favor,hermano,tú siempre nos prótegiste.Por favor,Ayúdame.

Korn la sostuvo desconcertado y con cierto recelo la abrazo para contenerla. Vados lloraba de una forma angustiosa y él se debatía entre expulsarla o consolarla.

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora