18._Bésame

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Tres semanas despues,cuando Margaret estuvo mejor,salio de su cuarto al de Ángel. Whiss no se lo impidió. Le hubiera gustado hacerlo, pero no tenia argumentos para tal cosa. La miro desaparecer detrás del tapete en la pared y siguio su camino. Había tomado una decisión y debía comunicarsela a ella, cuanto antes.

Ver entrar a la muchacha vestida con ese traje holgado de tela suave y el cabello suelto fue una impresión casi mágica. Le recordó una pintura que vio una vez en la sala. Alguna vez bajo a la sala,pero era muy pequeño y poco recordaba. Cerró el libro que lo había mantenido distraído y esperó a que ella hablara. No la había visto desde esa tarde en que se desmayo y sabia que ella, traía muchas preguntas respecto a ese asunto,pero la muchacha no hablaba. Se sentó en el borde de la cama y ahí quedo varios minutos antes de decir:

-¿Puedo tocar tu rostro?

Ángel nunca le permitió hacer eso. Por su pequeña mal formación le avergonzaba que ella, lo tocara. En esta oportunidad no se negó.

-Adelante...

Las manos de Margaret avanzaron hacia su rostro y lo envolvieron. La piel de la joven era suave,cálida, aromática. Ángel cerró los ojos y trémulo dejo que esos dedos recorrieran su faz.

El rostro de Whiss podía dibujarlo  sin ningún esfuerzo al menor contacto. Y los rasgos de marido estaban ahí,en Ángel.La forma de los parpados,la nariz.Sus labios eran más delgados que los de él y la asimétria disfrazaba el resto,pero ese muchacho era un retrato más joven de Whiss. Era verdad entonces.Margaret no tenia dudas. Había armado el escenario hace días,pero palparlo fue muy doloroso. Las lágrimas brotaron de sus ojos sin que pudiera evitarlo.

-Lo siento.No debí haberle dicho quien ere mi padre. Yo...

-Esta bien-lo interrumpió ella haciéndole una caricia en el contorno del rostro-Yo sabia que él, sostiene un romance con su hermana. Vados es tu madre ¿Me equivoco?-le dijo Margaret.

-Asi es,pero entenderá que yo...Yo no soy...-murmuró el muchacho y luego se calló.

Los tiernos brazos de Margaret, lo envolvieron llevándolo contra ese pecho tibio y suave que lo acuno. Ángel no tenia memoria de un gesto como ese.Le bajo un escalofrío por la espalda mientras cerraba los ojos y rodeaba la cintura de la muchacha tímidamente. No,no podía verla como a su madrastra o una amiga.No podía. Margaret era una mujer.A eso olía.Asi se sentía. En sus brazos se permitio soñar y verse como un joven normal, que al cumplir 18 años la conoce en otro lugar,la pretende,la enamora y se la lleva lejos a vivir en paz. Abrió los ojos a la realidad. En el vientre de esa mujer crecia un hermano o hermana suyo. Margaret era la mujer de su padre. No había sangre de por medio, pero era un amor tan amoral como el que tenia ese que lo engendro en el vientre de su hermana.

-Él no sabe amar-le dijo Margaret mientras le hacia una caricia en la espalda-No sabe de bien o mal.Actúa bajo sus impulsos y los pocos intereses que tiene.Tu padre es un pobre infeliz y tu madre  es una mujer sin entrañas. Las madres,las verdaderas madres, no repudian a sus hijos. Los crian lo mejor que pueden y luchan por ellos.No los odies.
Compadecete de esos miserables,
Ángel.

Lloraba abrazada al único inocente, ademas de su hijo en sus entrañas. Lloraba porque temía por la suerte de esa criatura. Nunca la aterro tanto morir como desde que descubrió el amorío de su esposo con su hermana. Se estremecía de horror al pensar que en un futuro Whiss, pudiera profanar a su propia prole si resultaba ser una niña. Porque sino respetaba algo tan sagrado como la sangre que compartía con Vados ,tampoco podia respetar su descendencia. Si era un niño y se parecia a Whiss,Vados podía intentar algo con él. Que personas tan repulsivas. Margaret pensaba en huir de ese nido inmundo. No le gustaba la idea de pedirle ayuda al desvalido muchacho,pero no tenia a nadie más en quien confiar.

-Tiene usted razón.Ellos están enfermos y merecen la compasión, mas no por esto se les debe disculpar sus faltas-le dijo Margaret-No llore,no tema.No esta sola.Yo la protegere. Nadie,escúchame bien,nadie podrá lastimarla mientras aun respire.
Nadie.

Aquellas palabras desconcertaron a Margaret y le causaron una extraña sensación. Sonó como un hombre,no como un muchacho. Se escuchó como un hombre que juraba sobre su vida y lo más sagrado. La estremeció.

En su casa,Korn estaba sentado en su estudio. Se había dormido sobre el escritorio. Despertó sintiendo unas manos sobre su cuello y se apartó con horror de la silla. Se palmeo la cara y una escena del pasado le llego de golpe. Tenia unos catorce años y corría por un pasillo,con Whiss en brazos y Sour de la mano. Su hombro sangraba y se metió a prisa en una habitación. Puso a sus hermanos en el ropero.

-No hagan ruido y no salgan hasta que yo venga por ustedes-les dijo y cerro la puerta.

En ese momento llego su madre. Estaba fuera de si. Tenia unas tijeras en la mano de las que escurría sangre.

-Calmate madre-le dijo Korn.

-¡No me llames madre! ¡Yo no soy tu madre! ¡Soy tu esposa! ¡Tu esposa!-le gritó y se fue sobre él.

-Si,si...eres mi esposa.Y yo...Yo soy Dai.Ahora calmate-le dijo asustado.

-Te amo ¿Me amas?

-Si, te amo...

-Bésame-le dijo su madre y él,aterrado lo hizo mientras veia a Vados asomada en la puerta.

   

 

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