-Hermano, cuando sea grande seré alguien que salve a las personas- dijo una pequeña niña de cabello negro con una sonrisa radiante, logrando que su hermano también sonriera.
-¿Serás policía?- pregunto con "curiosidad", ya que el sabia a lo que se refería. La niña negó con su cabeza, moviéndola de derecha a izquierda energéticamente-. ¿Bombero?
-No, seré como la chica de la película que vimos ayer- dijo mientras levantaba sus manos, haciendo reír a su hermano-. Sus ojos eran geniales, se ponían de un color rojo como las rosas.
-Sí, era un color muy hermoso- la niña cerraba y abría sus manos, entendió de inmediato y la levanto para cargarla entre sus brazos.
-¿Verdad que sí? Me gustaría tener ese color- cerro sus ojos con fuerza y cuando los abrió su hermano quedo sorprendido, sus ojos se habían puesto de un color rojo.
-T-Tus ojos...- dijo apenas su hermano, haciendo que la niña se le quedara viendo confundida.
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La puerta se abrió, mostrando al hombre que la había estado maltratando en los últimos días. Tenía una sonrisa cuando vio a la chica sentada en el piso con la mirada perdida, su cabello blanco despeinado se veía gris por la poca iluminación que había en la habitación, la ropa maltratada y rota, sin llegar a revelar algo, pero mostrando las heridas que le estuvieron haciendo.
Llevaba un pequeño pedazo de pan en las manos y se lo lanzo cerca de la albina, su mirada apenas se dirigió al pedazo de pan que se había ensuciado por el polvo que tenía el suelo.