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Aviso: Este es un capitulo corto y solo se narran algunas cosas que tendrán importancia más adelante. 

Espero que les guste el capítulo :)

Cuídense 

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-Mírate, te ves diferente- dijo la castaña al ver a su amiga vestida para ir al trabajo.

-¿De qué hablas? Me veo igual que siempre- tenía una pequeña sonrisa mientras terminaba de comer.

-No es cierto, aunque no se vea, las personas se ven diferentes cuando están enamorados o cuando algo bueno les paso- comento haciendo que su amiga se llegara a sonrojar levemente, se rio por la tierna reacción de su amiga-. Estoy muy feliz por ti, no sabes lo mucho que esperaba este momento.

Se acercó y la abrazo, la azabache correspondió su abrazo con cariño. Se sentía bien, sentía un peso menos sobre sus hombros por ser sincera ayer con el rubio y se sentía mejor con el brazo de su amiga, donde transmitía el amor que le tenía y su apoyo.

-Pero me debes una cena- dijo separándose y dejando a su amiga confundida-. Me mentiste sobre lo del nombre de Hawks.

-Solo era un empujón- dijo con una sonrisa traviesa y mientras sacaba la lengua, como un pequeño niño que acababa de hacer una travesura y se sintiera orgulloso de eso.

Negó con la cabeza, se acercó al lavabo y lavo los trastes que había utilizado para después ir al baño para terminar de alistarse. Cuando salió ya tenía su cabello blanco y los ojos grises, tomo su saco y su bolsa, para despedirse de su amiga y salir del departamento.

La castaña caminaba por las calles, llegando a sentir una ligera brisa que mostraba el cambio de estación. Metió sus manos en su chaleco para cubrirlas del frío. Llego a un pequeño parque que no se encontraba lejos de su apartamento donde podía ver que las flores de los cerezos se podían seguir admirando, algo extraño en esta época del año. Sonrió con una ligera tristeza y viendo una última vez los árboles, retomo su camino al trabajo.

La albina había llegado a su escritorio y dejo sus cosas en su silla, vio algunos folders que habían dejado ahí, tenía que entregárselos a Hawks. Se acercó a la puerta mientras leía los informes que le habían dejado, listos para revisar. Toco la puerta esperando que la dejara pasar, pero nadie contesto, solo escucho que la puerta se había abierto, dejando ver al alado con una pequeña sonrisa.

-Aquí están los infor...- no termino la oración cuando sintió unos suaves labios sobre los suyos, los mismos que había besado ayer en la noche. No pudo rechazarlos, así que rodio su cuello con sus brazos para seguir con el dulce beso.

Después de unos segundos se llegaron a separar, Keigo junto sus frentes con cariño mientras la abrazaba con fuerza.

-No tienes la idea de cuánto tiempo llevo esperando hacer esto todos los días- vio que un ligero sonrojo en la cara de la albina, se sentía tonta por sonrojarse por un comentario así, pero no podía negar que le gustaba. Si esto lo hubiera hecho antes, ya le hubiera dado un golpe y se iría furiosa, pero ahora solo hacía que sintiera algo en su estómago, algo que no le era fácil de explicar.

-Por cierto, no te agradecí bien sobre hacer mi trabajo todo el tiempo que no estuve.

-Me basta con que me des un beso.

La albina solo sonrió por el comentario del chico y negó ligeramente con su cabeza.

Se sentía una chica afortunada, vivía con una gran amiga que la apoyaba, tenía el trabajo que quería y ahora tenía a su lado al chico que la hacía sentir alguien especial. Eso era lo que quería, una vida simple, sin preocuparse sobre otras cosas, todo esto la hacía feliz.

Pero aun así sentía un pequeño disgusto, sabía que Ami tenía razón y tenía que hablar con sus padres. No quería seguir ocultándose, cambiar su apariencia todos los días para salir, era algo agotador, pero sus padres no querían que tuviera esta ida, especialmente su padre. Lo que siempre le negó fue que ella salvara a las personas, que diera su vida por otras.

La pareja se encontraba corriendo persiguiendo a unos ladrones que salieron de una joyería y se toparon por casualidad con ellos. Hayami había logrado inyectarle su veneno a uno de ellos, pero fue atacada por uno de los ladrones y se había llevado a su amigo que apenas se podía mover, ya que el veneno estaba haciendo su efecto.

-Escuche que dicen que el veneno inyecta es como la de las serpientes, así que no te preocupes, dicen que solo se tiene que succionar el veneno.

Los dos ladrones se encontraban en un callejón donde no pasaba ninguna persona, ya que estaban cerca de los edificios abandonados y saben que algunos delincuentes terminan viviendo ahí o se hacen algunas negociaciones. El chico vio la pequeña marca en el brazo de su amigo, donde le habían inyectado el veneno, se acercó y trato de succionar todo el veneno de su cuerpo. Poco a poco sintió que no podía mover sus dedos, se alejó de su amigo rápidamente.

-Eso es un mito- se escuchó a unos metros la voz de la albina, al verla el chico se sobresaltó- No puedes quitar del todo el veneno de la herida, aparte de que corres el riesgo de que el veneno te afecte- explico mientras se acercaba a los dos ladrones que se encontraban en el suelo.

-Veo que ya te encargaste de ellos- la chica alzo la mirada al edificio de su derecha viendo al rubio sentado en la orilla, se paró y dio un paso para caer lentamente con la ayuda de sus alas.

-Algo así, ¿y los otros tres?- pregunto mientras se seguía acercando a los dos chicos.

-Ya se los están llevando.

Ya era de noche, las personas salían de sus trabajos para llegar a descansar en sus casas con su familia, otros apenas salían para dirigirse a sus trabajos y algunos héroes se encontraban patrullando para revisar que todo estuviera bien.

Los tres amigos se encuentran sentados viendo una película de acción, Keigo se encontraba abrazando a Hayami, la cabeza de la albina estaba recargada en el pecho del alado, mientras que Ami abrazaba una almohada, ya se encontraba dormida y se veía que no se despertaría ni con los disparos que sonaban en la tele por la película.

Después de unos minutos termino la película y la albina se levantó para recoger los vasos que dejaron en la mesita y el rubio llevo a la castaña a su respectivo cuarto para que descansara tranquilamente.

-La otra semana es la Billboard Chart, ¿no?- vio que el chico solo asintió, los dos caminaron al balcón para que el héroe se retirara a descansar-. Ese día me quedare en la agencia, solo prométeme que no harás o dirás algo estúpido.

-Me siento ofendido, soy una persona que piensa las cosas antes de decirlas- vio la cara enojada de la albina y soltó una risa-. Solo diré lo necesario.

Hayami se tuvo que conformar con eso, soltó un suspiro- Confiare en ti.

Keigo sonrió, le dio un pequeño beso, tomándola por sorpresa.

-Buenas noches.

Sin esperar que dijera algo, se fue volando y dejándola sola en el balcón con el frio de la noche, veía detenidamente como las hermosas alas rojas se lograban ver e iban desapareciendo, dirigiéndose a su hogar.

Otro camino (Hawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora