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Lo único que salía del agua calienta de la pina era el rostro de la chica, abrió sus ojos mostrando un hermoso color verde, su cabeza salía poco a poco, algunos mechones negros se quedaban pegados en su piel. Cerro los ojos y de inmediato le vino en la mente el rostro de un chico.

Flashback

-Escúchame bien, no le puedes decir a nadie sobre este poder que tienes- el hermano se agacho a ver su hermana y agarro sus hombros mientras la miraba con seriedad.

-¿Por qué? Papá dice que también tengo que ocultar el otro, no es justo- dijo algo triste la chica bajando su cabeza-. Se burlan de mí, todos piensan que no tengo, por fin puedo mostrar un poder sin que las personas me juzguen.

-Por favor, entiende. Ni siquiera nuestros padres pueden enterarse de esto- tomo la barbilla de su hermana y la alzo para que viera sus ojos-. Promételo, por ahora nadie se puede enterar de eso. Es nuestro secreto.

Algo desanimada, la pequeña niña asintió con su cabeza. El chico soltó su barbilla y la abrazo.

-Lo siento.

Flashback

Salió de la tina lentamente, apenas se levantó sintió un dolor en su tobillo, vio que se encontraba inflamado y morado. Se recargo en la pared y en pasos pequeños se dirigía a la salida, pudo secarse y poder ponerse un short negro que le llega en sus rodillas y una playera blanca.

Se dirigió a la cocina con la toalla en su cabeza, vio el reloj en la pared que marcaba las 00:35 hrs. Abrió el refrigerador y saco una botella de litro de jugo de naranja, queso, jamón, mayonesa, jitomate y lechuga. El ultimo ingrediente que le faltaba era el pan, que se encontraba arriba del refrigerador, por su suerte tiene una altura promedio, por lo que pudo alcanzar el pan sin mucho problema. Saco dos rebanadas para ponerlo en un plato blanco que saco junto a un vaso.

-Ya llegué- escucho la voz que provenía de la puerta.

La castaña se asomó para ver a su amiga que se estaba preparando un sándwich, se acercó y tomo una rebanada de queso.

-Logre que viniera- hablo mientras ponía la rebanada de queso en su boca-. Tienes suerte que no tenga mucho trabajo hoy.

-Me sigo preguntando donde lo conociste.

-Tengo mis medios- contesto con una sonrisa cómplice-. Ahora ve a la sala, yo termino esto.

Le dio un pequeño empujón a su cadera para que se moviera y soltaron una pequeña risa las dos amigas.

-Gracias- dijo con una sonrisa.

Se dirigió a la sala y vio a un chico pelirrojo con ojos dorados, tenía un maletín esperando.

-¿Así que tú eres el medico?

-¿Y tú la chica misteriosa?- le respondió con una sonrisa.

-No tanto- le correspondió la sonrisa.

-De hecho, creo que si te he visto en alguna parte. ¿Cómo te llamas?- se borró la sonrisa a la chica y se sentó en el sofá con los brazos cruzados.

-No quiero ser grosera, pero eso no es parte de su trabajo.

-No, pero así me entero de algunas cosas interesantes- su sonrisa se amplió más-. Y créeme, muchos matan por ese tipo de información.

La azabache subió sus piernas en el sofá, el chico saco una pomada y unas vendas de su maleta, unto la pomada en el tobillo que se encontraba torcido, para después envolverlo con las vendas.

-Se sentirá bien, solo tiene que tomar reposo por unos días y tomar estas pastillas- saco una pequeña botella anaranjada de su maleta y se lo entregó a la castaña-. Tiene varias heridas, pero nada de qué preocuparse. También tiene que comer bien.

Otro camino (Hawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora